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Amancio Ortega, fundador de Inditex |
El pasado
miércoles día 7 Amancio Ortega (León, 1936) se convertía otra vez en el hombre más rico del
mundo. La revista Forbes lo situaba por delante de Bill Gates, dueño de
Microsoft. Este ranking fluctúa en función del valor en bolsa de las
cotizaciones, siendo en estos momentos la segunda fortuna con casi 70.000
millones de euros (casi 12 billones de las antiguas pesetas). Una fortuna
simplemente descomunal. Cierto es que son valoraciones ligadas a algo tan volátil
como la bolsa y que por tanto están alejadas del verdadero valor o precio que
se pudiera realmente pagar por ello. Aunque el caso de Inditex tiene más base
que el de una empresa tecnológica, por ejemplo, que hoy vale miles de millones
y pasado mañana nada. Pero aún así las cifras que manejamos siguen siendo unas cifras desorbitadas. Lo que me lleva a considerar que Amancio Ortega es como el Tio
Gilito. Sin que
ello sea menoscabo de su trabajo, constancia y eficacia.
Un gran emprendedor que con el tiempo se convirtió en un gran atesorador, que me hace recordar aquellas palabras de Jesús de Nazaret al joven rico que quería saber que hacer para alcanzar la vida eterna: "Sólo te falta una cosa: vete, vende todo lo que tienes y reparte
el dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo. Después, ven y
sígueme”
¿Le
movería la envidia a Jesús de Nazaret?
No, es que es imposible, materialmente hablando, amasar
una gran fortuna si no es en detrimento de otros. Es decir, si el pecado no es
el medio. Si la pobreza y la escasez de miles de seres humanos no se
manifiestan, como resultado del atesoramiento.
Amancio
Ortega es el único español que figura entre los 5 primeros de esta conocida
lista desde hace unos años. Propietario mayoritario de Inditex, un verdadero
conglomerado empresarial repartido por todo el mundo que da empleo a 152.854 personas
según el informe financiero que muestra en su web, informe anual 2015 (144.349
personas según el informe anual del grupo consolidado depositado en la CNMV).
De los cuales en España hay 46.109, estando repartidos el resto por Europa (69.556),
America (18.060) y Asía -resto del mundo (19.129). Con unos gastos de personal
de 3.335,25 millones de euros, nos da un coste medio de la plantilla de 21.819
€/persona x año. Las ventas según el referido informe alcanza la cifra de
20.900 millones de euros-19,1% en España y 80,8 % en el exterior-que arrojan un
beneficio neto de 2.882 millones.
Ahora
bien, si miramos los datos del informe anual individual de 2015, es decir de la
matriz, depositado en la CNMV, emplea a 1.524 personas con unos gastos de
personal de 169,21 millones, lo que supone un coste medio de 111.032 €/persona
x año. Las ventas según este informe oficial son de 7.920,73 millones (37,9%
del total) con un beneficio neto de 1.920 millones (66,6% sobre el global).
En 1999
los fondos propios de la matriz ascendían a 411,1 millones de euros y en el
informe anual de 2015 a
3.374,7 millones. Siendo en 2015 de 11.775,3 millones los fondos propios del grupo
consolidado. Lo cual nos da un ROE (por sus iniciales
en inglés, Return on equity) de 56,9% para la matriz (17,7% en 1999) y del 24,5
% en el grupo consolidado. Cifras que no están nada mal.
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Evolución de la acción de Inditex 2001-2016 |
El 23 de mayo de 2001, Inditex comenzó a cotizar en la Bolsa española
a un precio de 2,752 euros, cerrando hoy a un precio de 32,255 euros. Más de un
1.000% en 15 años. Siendo su valor o capitalización bursátil de más de 100.000 millones
de euros. Con un beneficio neto por acción de 0,92 euros implica pagar 34,9 veces
beneficio. La distribución de las acciones es la siguiente:
Inversores particulares: 1,41 %, Inversores institucionales: 39,24 %, Partler
2006 S.L.: 9,28 % y Gartler S.L.: 50,01 %. Siendo estas dos últimas compañías
con las que Amancio Ortega controla el grupo Inditex.
El dividendo repartido a lo largo de 2015 fue de 0,60 euros brutos, lo
que reportó a su máximo accionista 1.110,4 millones de euros.
Son cifras todas mareantes, que si no hubiéramos adoptado el euro como
moneda, sería casi imposible de asimilar.
Una empresa sin deuda significativa, con alto nivel de tesorería, que
cuenta con más de 7.000 tiendas repartidas por el mundo en las ciudades más
importantes.
Pero que sin la deslocalización de sus fábricas y
proveedores, difícilmente estos números hubieran tenido una evolución así. Es
cierto que da empleo en países que lo necesitan mucho, donde los salarios están
muy alejados de los países donde tiene las tiendas para vender sus productos,
siempre grandes ciudades con cierto nivel adquisitivo. Que gracias a ello los
trabajadores de esos países encuentran un modo digno de ganarse la vida, pero
ese gran diferencial que se produce entre el coste del producto y su precio de
venta, aunque siga siendo muy competitivo y de gran aceptación por el público,
ni repercute en un mejor salario, que debería, ni tampoco en un menor precio,
va directamente al beneficio empresarial y a seguir creciendo.
Y no es
solo Inditex, son muchas empresas multinacionales de diverso tipo las que
siguen ya esta práctica. El “made in USA, made in UK o made in Spain”, ha dado paso
al "made in China o made in India", en lo que puede llevar a un empobrecimiento
de las sociedades que ven como el trabajo se va a otros lugares.
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Tio Gilito disfrutando de su fortuna |
Este
empobrecimiento, con el tiempo, puede llegar a establecer una devaluación del
factor trabajo, como ya estamos empezando a percibir. Salarios a la baja,
demanda de empleo muy superior a la oferta, condiciones más precarias y más desfavorables.
Mientras, la población con elevado patrimonio se ha
incrementado desde 2008 en España, un 40% más, según el Informe
Anual de la Riqueza en el Mundo 2015, publicado por Capgemini y RBC Wealth
Management.
Y es que
algo no funciona. Estamos a las puertas de un deterioro notable del nivel de
vida para las generaciones que ya están pidiendo paso. La globalización, las
nuevas tecnologías, que deberían de servir para un mejor equilibrio y una mejor, más justa,
distribución de la riqueza, está sirviendo para lo contrario, un mayor
desequilibrio y peor distribución de la riqueza. Donde, insisto, el factor
trabajo es el único que verdaderamente crea riqueza, el problema es que no se
retribuye en consonancia con el valor aportado.
Hay que encontrar un equilibrio entre el beneficio legítimo del emprendedor y la retribución al trabajo.