jueves, 19 de agosto de 2010

La Timofonía móvil

A principios de la década de los 90, se empezaron a ver, esos aparatos que hoy llevamos todos encima. A finales del año 2009, había más de 51 millones de líneas contratadas. O lo que es lo mismo, más de un terminal por ciudadano, contando niños recién nacidos y personas de muy avanzada edad.

Resulta obvio, que este nuevo negocio que mueve al año más de 14.000 millones de euros, se ha convertido en un gasto adicional en las economías familiares, que antes no existía.

Los ingresos totales del sector en el año 2000, eran de 24.783 millones de euros y de 41.765 millones a finales de 2009. Un incremento del 68,5 %. Con un resultado de explotación de 9.169 millones, casi un 22% sobre la cifra de negocio.

Paralelamente, el empleo se ha visto notablemente reducido desde 91.075 empleos en el año 2000 hasta 80.080 empleos en 2009.

No tenemos que hacer un gran esfuerzo para comprobar como se puede mejorar el negocio y reducir el empleo al mismo tiempo. ¿Es lo que se conoce como productividad o podemos llamarlo codicia sin límites?.

Un aumento de las ventas del 68,52 % con una reducción del empleo del 12,07 % produce un incremento del resultado del 416,01 %. ¿Quién decía que las matemáticas son una ciencia exacta?

Bien, hecho este preámbulo, quiero dar contenido al título que encabeza el artículo.

Como todos somos usuarios de estos “aparatitos” a todos nos es familiar ese error que tenemos a veces al tocar el teclado, nos conectamos con Internet, emoción o algo parecido y nos soplan 1 euro o más, si no nos damos cuenta rápidamente. ¿Es casualidad que la tecla dichosa sea una de las más accesibles o la ponen así de fábrica a propósito?.

Otro tema que tampoco les será extraño, es el de esos misteriosos mensajes que nos envían y encima nos cobran, bien cobrados. Nada, las operadoras se lavan las manos y dicen no ser ellas las remitentes de los misteriosos y caros mensajes. Pero si se reparten con el remitente las ganancias. ¿Nadie va a poner coto a esa presunta estafa?. Que por cierto, es en terminales de prepago donde más proliferan y duran en el tiempo, con el agravante de que sus usuarios, son normalmente niños.

Y que me dicen de los servicios de atención al cliente, a veces localizados en “las chimbambas”:
Si quiere dar de alta una línea, pulse 1 (Siempre lo cogen, muy amables)
Si quiere contratar ADSL, pulse 2 (También lo cogen igual de amables)
Si su llamada es por otro motivo pulse 3 ( A veces se corta y vuelta a empezar)
Ya no digo nada, cuando se trata de hacer una reclamación. Tras varios intentos, pasadas de un operador a otro. Vuelta a cortarse. Vuelta a llamar. La paciencia hay que tomarla en “píldoras para caballo”. Al final, perdida de tiempo y cabreo morrocotudo.

Bueno, y que les voy a contar de las tarifas. “Tiempo Libre” “Para siempre” “Mini Plana” “Superplana” “Fin de semana” “Rebajas de verano”,….hay miles. Todas pensadas para lo mismo, exprimirte el bolsillo al máximo. Que si te has pasado de los minutos contratados, que te ha saltado el “roaming” sin haber salido al extranjero, por que estabas dando una vuelta por Ayamonte, que si has hecho más llamadas que las contratadas, o sea otro infierno. Claro, mejor no llamar para reclamar, ya sabes lo que pasa.

¡Ah! Y si encima se te ocurre devolver una factura incorrecta, nada, te registran en el RAI, sin más argumentos que su testimonio. Eso si, si una operadora no paga a sus proveedores, da igual, presenta un concurso de acreedores, les hace una quita del 70%, cambia el nombre, la absorben, la fusionan y vuelta a empezar.

Mientras, nuestras autoridades, no se enteran, no quieren enterarse, se dan por enterados pero no hacen nada o simplemente pasan.