martes, 21 de diciembre de 2010

¡UNA HISTORIA MARAVILLOSA!

Pronto celebraremos la fiesta de La Natividad. Hace más de dos mil años que en Belén, nació Jesús “El Niño Dios”. Según la Historia Sagrada, fue concebido por María, esposa de José “el carpintero”, por obra y gracia del Espíritu Santo. Este niño, que años después proclamó ser hijo de Dios y se ofreció por todos los seres humanos en sacrificio, para enseñarnos el camino del bien y de la vida eterna, que murió y resucitó por todos nosotros.
¡Qué historia más bonita! Y cuántos enemigos tiene. Esto es lo que más me llama la atención. Si Jesús, solo deja enseñanzas y mensajes de Amor, Paz, Fraternidad, ¿por qué ese deseo de cuestionar su obra?. Si su obra es todo bien. No se trata de creerse o no esta historia, se trata de aprender y practicar su mensaje, bueno para todos.
Recordaréis esa campaña publicitaria, que hace tiempo decía: “Probablemente Dios no existe”. ¿A que incitaba? Sencillo, debilitar nuestra buena conciencia y reforzar la mala. Es decir, hacer el mal en lugar del bien. Dar rienda suelta a nuestros peores instintos. Ver a nuestros semejantes y lo que nos rodea, no como hermanos o compañeros de viaje, sino como artilugios a nuestro servicio. Esta es la base o el concepto de esos personajes codiciosos, sin conciencia ni humanidad, que ven en el dinero su único fin y objeto de la vida. O sea, el materialismo a la enésima potencia. El fin justifica los medios. Y el fin somos nosotros. Nuestra sociedad, desgraciadamente, esta montada y organizada en el valor inmediato y material. Esto que en un principio parece lo mejor, al final resulta ser lo peor. La ambición desmedida, la avaricia sin límites, la codicia insana y el desprecio a nuestros semejantes, nos lleva a una infelicidad perenne, a no encontrar nunca la meta ni el final de nuestro camino.
Por todo eso, me quedo con la Historia Maravillosa. Ese cuento, que solo lanza mensajes de bondad y de amor.
¡Qué más da que no fuese exactamente así!
¡Feliz Navidad y Buena Suerte!