domingo, 25 de septiembre de 2011

Sanidad, Educación y Pensiones

Se está haciendo demagogia con temas sociales básicos, de interés capital, esto creo yo. Tales son la sanidad, la educación pública y las pensiones. Las dos primeras tienen sus competencias transferidas a las CC.AA. Ambas son materias que requieren de una inversión pública importante. Ambas deben de seguir siendo eficientes y eficaces. Ambas deben de llegar a todos los ciudadanos, con independencia de su capacidad económica.

Pero mantener la universalidad y el alcance de ambas, no implica abandonar la búsqueda de fórmulas o soluciones que mejoren su financiación. Fórmulas que permitan la viabilidad y eficacia futura de las mismas, tal y como las conocemos. Y esas fórmulas son sencillas y fáciles de aplicar, si de verdad hay sinceridad, interés y un sentido práctico en su aplicación. El colaborar cada uno, en la medida de sus posibilidades, al sostenimiento de estos servicios, no implicaría nada más que redistribuir de forma mejor los esfuerzos, para que todos podamos seguir gozando de una sanidad y una educación de calidad.

Para ello, mi propuesta es crear unas tasas en función de la renta disponible y de la situación personal de cada uno. Me explico:

En primer lugar, ambas materias no pueden costar lo mismo al que tiene mil euros al mes que al que tiene diez mil. Es injusto e in-solidario. Si, ya sé que con los impuestos directos e indirectos ya se ha hecho un primer esfuerzo de contribución diferenciada. Pero también hay que ver quien le da más o menos uso y mejor aprovechamiento. Y aquí está la segunda cuestión. Si exceptuamos enfermedades crónicas y graves, niños y personas de avanzada edad, que deberían de ser siempre asistidas tal y como lo son ahora, el cuidado de la salud común si debería de ser objeto de una tasa por uso del servicio- atención primaria, especialista o intervención quirúrgica-.

Lo mismo respecto de la educación. Hay quién aprovecha el tiempo, aprende y aprueba. Y quién no lo aprovecha, no aprende y suspende. Evidentemente tampoco es justa esta situación. Por lo que igualmente se debería de introducir una tasa diferencial en función del aprovechamiento adecuado o no del servicio. Todo siempre, con criterios de proporcionalidad con la renta disponible, la situación personal y el adecuado uso de los servicios.

El sostenimiento del sistema y su viabilidad futura depende de ello. Lo contrario hará insostenible el mismo y sus consecuencias serían peores e irreversibles.

Por último el tema de las pensiones, que requiere ya de una solución inmediata y consecuente con la coyuntura, que se debe de afrontar sin mayor dilación, dado el enorme peso que tiene en el gasto social del Estado. Los tiempos han cambiado y debemos de adaptarnos a ellos con perspectivas de futuro. Hay que legislar para obligar a crear un sistema privado adicional de pensión desde los primeros andares laborales. La cantidad aportada hoy en día, teniendo en cuenta la esperanza de vida y la etapa laboral, no permite pagar las cantidades que se pagan. Lo contrario es cerrar los ojos a la realidad, hacer demagogia, no decir la verdad y crear una burbuja que el día que explote, tendrá consecuencias imprevisibles.

El Estado del Bienestar, no significa negar la aritmética y la realidad social.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Quedan 56 días para el 20-N

Estas próximas elecciones del 20-N, no son unas elecciones más. Desde que se reinstauró la democracia en nuestro país ha habido diez convocatorias electorales de carácter general. Las primeras de transición y confirmación del estado democrático. Después las del cambio, con la abrumadora victoria de Felipe González en 1982, hasta el declive de este en 1996, con la victoria del Partido Popular, que se alargó durante ocho años y consolidaba la alternancia en el poder. En 2004, irrumpió nuevamente el PSOE con una victoria indiscutible de José Luis  Rodríguez Zapatero, al superar por primera vez los once millones de votos, que repitió al alza en 2008.

Estas elecciones están marcadas por la crisis económica más grave que sufre nuestro país en los últimos 30 años, crisis que además no es sólo nuestra, sino que también la sufren otros países occidentales, en mayor o menor medida.

Por eso, estas elecciones no son unas elecciones más. Nos jugamos elegir la opción que mejor nos haga remontar esta situación y con el menor coste posible. Es decir, Trabajo, Honradez y Eficacia.

A la vista de los datos, las encuestas y los estados de opinión, todo hace pensar que el Partido Popular, será claro vencedor de estas elecciones, con casi 11 millones de votos, según mis estimaciones. Un modesto ascenso, ya que parte de un suelo que ronda los 10 millones de votos. Queda por saber y difícil de estimar, el castigo que sufrirá el PSOE en las urnas, más teniendo en cuenta el techo del que parte y el suelo que tenía (11 y 8 millones, respectivamente).


Según la última encuesta del C.I.S. (jul-11) los líderes de ambas formaciones no parecen gozar de mucha confianza por parte de los electores (19,8% Rajoy y 31,1% Rubalcaba), lo cual añade un punto de incertidumbre más al resultado real que se alcance el 20-N.

Los partidos nacionalistas también verán aumentar sus votos, e I.U. y U.P.D., lo mismo, si bien a estos partidos les perjudicará notablemente el sistema actual de elecciones, la regla  D'Hondt aplicada por circunscripciones.

En consecuencia, si la caída del PSOE no supera por mucho el millón de votos, el PP no alcanzará la mayoría absoluta y se verá moderado por otras fuerzas políticas, CIU, PNV, IU y UPyD, la gran esperanza, que puede obtener 2 ó 3 diputados.
Y esta muy probablemente sea la mejor opción que tenemos, en la que el debate y la negociación, equilibren los poderes. "Divide et vinces".

sábado, 17 de septiembre de 2011

Duelo en la Red

Estas elecciones se debaten también en las redes sociales, principalmente en Twitter y Facebook, cada vez con más fuerza. El último en abrir cuenta en Twitter ha sido @marianorajoy, que en pocos días ya cuenta con más de 28.400 seguidores, con tan solo 22 tweets ,  antes ya estaba @conRubalcaba, 29.241 seguidores y 2.474 tweets.

Sus equipos cuidan todos los detalles para dar esa imagen de modernidad, cercanía, información, debate, transparencia, comunicación, atención, preocupación, etc.  en fin, todas esas cuestiones que brillan por su ausencia durante el resto de días que dura una legislatura, que son más de 1.400, casi nada.

Ahora, el tiempo que nos queda hasta el 20-N, se emplean a fondo, como si no los conociéramos ya, a unos y otros.

Unos, nos prometen “el oro y el moro”, otros “la fórmula mágica”, cuando en estos últimos años se han dedicado más a criticarse mutuamente, que a la tarea que les teníamos encomendada: Legislar y dirigir la política española.

323 parlamentarios suman los dos partidos mayoritarios, el 92,29% de la cámara. No se han puesto de acuerdo, casi nunca. Lo cual es altamente sospechoso ¿o no?

Dos formas de ver lo mismo, no pueden dar ese espectáculo. Cierto es que lo mismo ocurre en otros países, pero ello no justifica el hecho.

Yo tengo la sensación de que les preocupa más el poder que el querer. Que no hay vocación de servicio público, que las cosas no son tan difíciles, que lo único que hace falta es trabajo, honestidad y honradez.

La existencia de otras fuerzas minoritarias, tampoco han aportado nada, ya que estas, cuando se saben y son necesarias apuntan a intereses más locales o incluso propios.

Por ello, sería muy interesante que se mantuvieran estas actividades en La Red, incluso que se potenciaran y buscasen alternativas que nos diesen a los ciudadanos una participación más activa durante esos 1.400 días, que siempre parece nos tienen olvidados.

Por eso, hay que implantar una Democracia en Tiempo Real, DTR.

domingo, 11 de septiembre de 2011

La crisis y los tipos de interés

A fecha de hoy, el Ibex se deja un 26,99% respecto del cierre de Enero de 2000. En términos interanuales un 32,92%. Verdaderamente catastrófico. Casi doce años y un inversor de entonces se deja un tercio de su inversión en bolsa.

Momentos de pánico e incertidumbre, producidos en los últimos tiempos, son los causantes de este despropósito. Esta crisis que amenaza el sistema o modelo económico actual, tal y como lo conocemos, no tiene parecido con ninguna otra crisis pasada. Ni por los motivos que la han inducido, ni por el contexto actual de economía global, ni por los volúmenes, tanto absolutos como relativos que se mueven hoy en las bolsas mundiales.

El regreso y la perforación de los mínimos de Marzo-2009, podrían llevar al índice a los 5.300 puntos de sep-02, inicio del anterior ciclo alcista. Un escenario posible pero no probable. Nuestras empresas no son ni la sombra de lo que eran entonces. Muchas de ellas han duplicado y más que triplicado su tamaño, su presencia internacional es cada vez más notable y se han convertido en verdaderas multinacionales muy diversificadas en sus áreas de negocio.

Si tenemos en cuenta que la confianza, es el verdadero motor de esta economía que tenemos, cuesta pensar que los propios acreedores sean los que quieran tirar abajo el modelo. Nadie en su sano juicio, al que le deban dinero, trata de hundir a su deudor y provocar en él un incumplimiento de sus compromisos financieros. Entonces, ¿qué está pasando?

Para mi todo pasa por los tipos de interés. Llevan muchos años en niveles extremadamente bajos, que significan un interés real negativo. Es decir, que el que presta dinero no tiene beneficio por que la inflación le resta valor y la tasa de retorno no le compensa. Su estrategia entonces es la de tensionar el mercado y que esos tipos de interés aumenten de una u otra manera. Creando así una situación, que lejos de ser la solución es más bien un agravante de la misma.

En definitiva, bajo mi modesto punto de vista, si los tipos de interés de las deudas soberanas retornasen a niveles más consecuentes con los tipos de interés a los que se financian empresas y familias (6%-8%), se cuidase que la inflación no superase niveles del 1,5-2,5%, se mantuviesen estables los tipos hipotecarios, se incentivasen los sueldos de acuerdo a criterios de eficiencia y productividad y se estableciera un calendario de amortización de deuda pública que retornase está a parámetros lógicos y consecuentes, muy posiblemente saldríamos de la crisis reforzados al haber aprendido una lección importante: El crecimiento artificial no es sostenible.

Dicho esto, como de una u otra manera vivimos un ciclo económico más, con toda la cautela y prudencia que se debe en estos momentos, la inversión en valores de renta variable de nuestra bolsa de valores ofrece una interesante rentabilidad en el corto-medio plazo con un potencial de revalorización superior al 30 %.

¡Buena Suerte!

domingo, 4 de septiembre de 2011

De mitin en mitin

Pronto, muy pronto, nuestros candidatos a las elecciones empezarán su maratoniano periplo por multitud de pueblos y ciudades de España.
En olor de multitud, expondrán sus programas electorales y arrancarán aplausos efervescentes de su auditorio.
La única pega que le veo, es que a cada uno de estos mítines sólo les irán a ver sus incondicionales, ya sean militantes, afiliados o simplemente simpatizantes. Algún curioso, que no tiene otra cosa mejor que hacer y para de contar. En definitiva, un espectáculo de masas más. Un autobombo para el orador de turno, que es aclamado por sus hinchas, diga lo que diga y haga lo que haga. Un esfuerzo de miles de kilómetros que no aportará nada al resultado de las elecciones y consecuentemente al país.
Aquí, es donde me hago una pequeña y sencilla reflexión.
¿No sería más positivo, constructivo e interesante, que estos actos fueran compartidos por unos y otros partidos, que con un tiempo fijado de intervención cada uno, expusieran sus intenciones y programas a un público diverso, políticamente hablando?
Al igual que si de un partido de futbol se tratase o de un campeonato mundial de natación, acudirían las distintas aficiones a compartir el espectáculo. Y siempre cabe la posibilidad de hacer una mejor intervención y convencer a esos espectadores, no muy comprometidos, que no entienden de aficiones políticas y que solo quieren hechos y resultados.
Y después, eso que no falte, la gran final en radio y televisión, con debates entre ellos o ellas.
En fin. Hay que innovar en todo. ¿Por qué no también en política?

sábado, 3 de septiembre de 2011

Una democracia corrompida

Vivimos en un Estado que sobre el papel todo es idílico. Tenemos una Constitución y unas leyes modernas y garantistas. Unos poderes elegidos libremente. Unas instituciones organizadas y bien dotadas. Pero la realidad, la práctica es otra.
Nos avasallan, nos ignoran, nos desprecian. Y lo peor es que somos nosotros los que acometemos tales despropósitos. Es decir, nos avasallamos, despreciamos e ignoramos.
El poder, por pequeño que este sea nos transforma, nos hace vanidosos y prepotentes. El corporativismo secunda estas prácticas y el resultado es el que es: una sociedad egoísta, in-solidaria y ausente, que da como resultado una democracia enferma y corrompida. El tráfico de influencias, el amiguismo, el nepotismo, la corrupción y en definitiva el interés particular, próximo e inmediato, rigen nuestros designios.
Cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y en la medida de nuestras posibilidades, alimentamos este sistema podrido.
La inmensa mayoría hemos perdido la confianza en todo, pero seguimos igual.
Fiel reflejo del descontento social es esa parte de la población que encabezó y representó el movimiento del 15-M. Enseguida fue tachado por unos y por otros de ser un movimiento manipulado y dirigido. Cualquiera que tenga dos dedos de frente ve y sabe que no es así, que es un movimiento espontáneo, sincero y reivindicativo de valores y principios aparcados en el baúl de los recuerdos. Que reclaman justicia social e igualdad, menos corrupción, menos codicia, más y mejor trabajo.

Ahora, otra vez, tenemos la oportunidad de que no nos engañen nuevamente y con nuestro voto elegir alternativas que al menos nos repongan la ilusión y la esperanza, creando un parlamento multilateral y variopinto, donde la tarea legislativa haya que trabajarla y explicarla convenientemente. Es la hora del ¡divide y vencerás!

viernes, 2 de septiembre de 2011

Ibex-35, momento para invertir

Empieza un nuevo curso. Tras este mes veraniego de Agosto, un tanto convulso, que alteró las vacaciones de algunos políticos que se vieron obligados a convocar reuniones urgentes, al BCE a retomar la compra de bonos de países periféricos y la tan esperada reunión de Jackson Hole, que prorrogó la toma de decisiones a la próxima reunión de la FED en septiembre, nuestro selectivo que llegó a perder un 19,35% mensual al tocar los 7.767,3 puntos, al final cerró el mes con una perdida del 9.47%.
En términos anuales, el Ibex-35 cerró con una perdida del 11,57%, tras haber cerrado el primer semestre con ganancias del 5,08%.
El contexto internacional no acompaña. La guerra civil en Libia no se da por acabada, los temores a una nueva recesión se recrudecen, el mercado de deuda soberana sigue amenazador, algunas empresas recortan previsiones, el oro en cotas de máximos históricos,…es decir no hay muchos argumentos para invertir en bolsa.
En España, las cosas no son muy diferentes. Se acaba de aprobar en el Congreso, una propuesta de reforma constitucional para limitar el déficit público, el empleo sigue sin mostrar atisbos de recuperación y la economía a duras penas ve datos positivos de crecimiento del PIB, más bien son de estancamiento.
Con todo y a pesar de ello, a la vista de datos históricos, no parece que el actual sea un mal momento de inversión en renta variable. De inversión, no de especulación. Con un horizonte de varios años y un objetivo de rentabilidad determinado y no muy ambicioso, es posible pedirle a nuestra inversión un retorno anual del 8-10%.

Por ejemplo. Me voy a plantear una inversión en Banco de Santander a 5 años vista, que me proporcione un 8% de rentabilidad bruta anual. Si las compro hoy a 6,13 €, mi precio objetivo será de 9,00 €, que no parece muy exigente. Quiere decir que en mi horizonte inversor de cinco años, cumpliré el objetivo cuando la cotización alcance el valor de 9,00 €, momento en el cual desharé la posición, sin esperar el plazo previsto. Puede ser que además durante el tiempo que mantenga la inversión esté cobrando un dividendo que me aporta una rentabilidad extra.

En conclusión, puede ser un momento inmejorable de inversión, con criterios lógicos de rentabilidad, en valores solventes. Eligiendo unas cartera de al menos cinco valores para diversificar nuestra inversión.