domingo, 28 de octubre de 2018

Adiós a EL ESPAÑOL


Pedro J. durante su discurso en el III Aniversario
Quien haya seguido mi blog Las Cosas de Adan Esmit o mis comentarios en Twitter, no dudará de que mi apoyo a EL ESPAÑOL, ha sido desde antes de su fundación; sincero, convencido, entregado y comprometido. 
Después de tres años como suscriptor del digital que dirige Pedro J. Ramírez (Logroño, 1952), he decidido darme de baja para la próxima temporada.
Era algo que venía meditando hace unos meses, tras una línea periodística que se iba alejando de sus conceptos o ideales de origen: Universal. Independiente. Indomable. Combativo. Plural. Innovador. Ecuánime. Inteligente. Tuitero. Tuyo.
En noviembre cumplirá tres años desde su primera edición. Nació con un notable capital, 17,13 MM €, tras una importante aportación de su director y un exitoso ´crowfunding´, con un horizonte de entrar en rentabilidad en 3 años, algo que parece va a producirse este ejercicio 2018.
Desde su fundación, varios periodistas de confianza que habían acompañado a Pedro J. Ramírez en su ya larga carrera, le han abandonado en esta ocasión: Ana Romero, John Müller, Esteban Urreztieta y más recientemente Fernando Baeta. Antes, al poco de empezar, fueron su hija y su yerno, María Ramírez y Eduardo Suárez, cofundadores de EL ESPAÑOL. Otros muchos periodistas, menos conocidos, que empezaron con este último proyecto de Pedro J., también abandonaron el mismo, a otros los despidieron.
¿Qué ha ocurrido para que un proyecto periodístico que generó tanta ilusión, no se consolide realmente en la línea prevista inicialmente? No es fácil responder a esta pregunta.
Eduardo Inda, otrora colaborador y amigo de Pedro J., califica a EL ESPAÑOL como una “granja de contenidos” al haber incrementado sus lectores de forma orgánica tras la compra de: diariodeavisos.com, cronicaglobal.com, navarra.com, bluper.es, omicrono.es, cocinillas.es, Vandal.net, elandroidelibre.com y elbernabeu.com, nueve portales añadidos a su oferta inicial. Mientras, ambos diarios compiten por el 7º y 8º puesto en el ranking de medios digitales según Comscore.
Florentino Pérez, León 2017, y Eva Fernández
Para mí ambos diarios, OK DIARIO y EL ESPAÑOL, están además compitiendo por el mecenazgo de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de ACS, así como de otros destacados ejecutivos del IBEX-35.
En el caso de EL ESPAÑOL, le nombró LEÓN 2017. Toda una apuesta. Este año ha sido Francisco González (BBVA), pero también Isidro Fainé (LA CAIXA) o Antonio Huertas (MAPFRE), entre otros, han sido objeto de sus elogios. Mientras echaba a los leones a otro ejecutivo, José Antonio Fernández Gallar (OHL), que apenas llevaba tres meses en el puesto y tiene una laboriosa tarea de por medio.
Por eso, para mí también su sección de economía y empresa, deja mucho que desear. Hasta la fecha no ha conseguido tener una relevancia digna de un gran periódico. Dado que muchas noticias son un refrito de otros medios y en ocasiones artículos “sin pies ni cabeza”, escritos para rellenar simplemente o incluso para hacer daño a alguna empresa con dificultades. Tampoco ha desarrollado una información mínima de Bolsa e Inversión, que cualquier medio generalista que se precie, debe de incorporar a su catálogo de información. La incorporación de Daniel Lacalle como habitual columnista económico, no deja de ser otro factor negativo. Un economista neoliberal, cuyas teorías y exposiciones siempre van del lado del capitalismo más salvaje y de un determinado partido político, el Partido Popular. Es decir, no aporta nada al debate político nacional, si su opinión ya es conocida de antemano.
En definitiva, otro medio que no puede ser independiente, cuando su supervivencia a largo plazo no depende de sus suscriptores, poco más de doce mil, y si de la magnanimidad del interés de sus mecenas, vía publicidad. Factor este que ha aumentado notablemente en estos tres ejercicios, alcanzando la cifra de 5,97 MM € a finales de 2017, con un aumento del 20,9% desde 2016, a la vez que caía la de suscriptores en un porcentaje similar, el 20,6%, quedando en 676 mil euros la facturación por suscripciones.
En fin, no ha podido ser, de momento.


martes, 2 de octubre de 2018

La construcción, un mal negocio

Tres años después de escribir "¿Es la construcción un negocio?" tengo que responderme que no.
No lo digo yo, no. Lo dicen los números. Es un negocio donde las 6 mayores empresas de España, internacionalizadas, que ocupan también un lugar destacado en el ranking mundial, no obtienen en conjunto un beneficio consolidado, superior al 2%. Que sería el 2,6% si descontamos a una de las empresas que este primer semestre ha contabilizado cuantiosas pérdidas.
Estas seis empresas mantienen unas plantillas de más de 430 mil empleados, habiendo alguna de ellas estado, anterior o actualmente, en procesos de despido colectivo, como forma de salvaguardar la actividad. Sin entrar a valorar otros factores cuya incidencia es mucho mayor, como puede ser, por ejemplo, el elevado endeudamiento y en consecuencia el alto coste financiero soportado o a soportar.
Todo ello en un contexto positivo en este primer semestre, donde la licitación pública en España ha aumentado un 38,2% respecto del primer semestre del año anterior; los visados de construcción una variación interanual del 16,2%, el desempleo en el sector se ha reducido un 9,8% en el año, con un aumento notable del consumo de cemento, etc.
Si tenemos en cuenta ahora que el volumen de facturación del primer semestre de estas seis empresas ha sido de 20.353 millones de euros en construcción y el beneficio neto consolidado de 397,8 millones, nos daremos cuenta que estamos ante una actividad escasamente rentable, lo que se contrapone con el gran valor añadido que aporta. Cualquier otra actividad industrial obtiene beneficios más amplios sin asumir tantos riesgos como asume la actividad constructora.
De la cifra de negocio expuesta, menos del 20% se obtiene ya en España. Son otros mercados internacionales donde se genera la actividad, principalmente en países de Europa y la OCDE, que acaparan más del 60 % del negocio. Esta internacionalidad ha aumentado el riesgo y volatilidad del negocio de nuestras empresas, ya que un traspié en alguno de los proyectos que desarrollan, habitualmente de muchos millones, pone en peligro la solvencia de la empresa en cuestión. Y es que con rentabilidades tan ajustadas el negocio es muy vulnerable.


Pinchar el gráfico para ampliar


Y la solución no está fuera. Está dentro del propio sector. Las empresas constructoras deben de darse a respetar, cosa que no hacen. Y para ello deben de:
  • ·        Ofertar solo proyectos solventes, tanto técnica como económicamente. No atender solicitudes que apenas aportan documentación y en las que además se exige un plazo insuficiente para su elaboración.
  • ·        Facturar por las ofertas, especialmente a los clientes privados, si estás no son adjudicadas. Preparar una oferta de construcción es un proceso muy costoso.
  • ·        Establecer un beneficio mínimo de partida para la ejecución del proyecto. No hacer “dumping”, otro gran peligro en el sector.
  • ·        No acudir a procedimientos por subasta, solo a concursos donde se valoren además de la oferta económica, otros factores como la capacidad, el conocimiento, la experiencia, la disposición de medios, etc. y donde la oferta económica sea casi irrelevante o se exprese una fórmula que aproxime la mejor valoración a la oferta media más/menos cinco puntos, por ejemplo.
  • ·        No asumir riesgos contractuales que son inherentes al promotor o cliente y que inciden notablemente en el coste final de la obra.

Aplicando estas cinco cuestiones se mejoraría mucho tanto la actividad como su rentabilidad. Las grandes y medianas empresas constructoras no son ni compañías de seguros ni ONG´s, son empresas con ánimo de lucro, cuyo negocio es el modo de vivir de miles y miles de trabajadores.