domingo, 2 de septiembre de 2018

Despido, desempleo y pensión


No es de ahora, es de hace tiempo. Las empresas utilizan las prestaciones sociales para aligerar sus plantillas de trabajadores mayores de 54-55 años. Mediante una simulación de despido improcedente (acordado) o bien desde un expediente de despido colectivo (ERE) los trabajadores mencionados pasan a depender, tras la cantidad pactada, de los ingresos públicos, primero en forma de subsidio de desempleo y posteriormente con la pensión correspondiente.
Así hemos llegado a una situación insostenible, donde se disponen de más de 150 mil millones de euros para atender estas necesidades sociales.
Dos medidas creadas para atender dos situaciones diferentes. Una, tratar de proteger a un trabajador que se queda sin trabajo por causas varias. La otra abonar una pensión a aquellos trabajadores que llegada la edad de jubilación (>65 años), tras años de cotización, deben de cesar en su actividad laboral.
Este afán de las empresas por deshacerse de empleados antiguos, supuestamente caros, con gran experiencia, por nuevos empleados de menor coste, más jóvenes y sin la experiencia necesaria, viene a demostrarme también, el poco valor que realmente se da al factor trabajo en España. Sí, ya sé, que en algunos casos, estos trabajadores mayores y expertos se han acomodado de gran manera y posiblemente, algunos, no estén a la altura que se requiere. Pero de la excepción no se puede crear la regla, “café para todos”, y con ello desequilibrar aún más el sistema.
El aumento de la esperanza de vida, la mayor cualificación (cotización) de los trabajos, la falta de reemplazo generacional, son otros de los factores que están socavando el sistema sin que hasta el momento se haya implementado ninguna acción consecuente y resolutiva de un problema que puede estallar en cualquier momento.
El déficit crónico de las cuentas públicas, la deuda creciente, el elevado nivel de desempleo, salarios recortados, empleos precarios…y la falta de políticas pro-activas que palíen los efectos mencionados, nos están abocando a una situación muy complicada. Una nueva crisis económica podría ser el detonante de medidas muy drásticas que sumiesen a muchos ciudadanos en una difícil situación económica.
Por ello es necesario ya, atajar todas las causas que están conduciéndonos a esa situación de vulnerabilidad:
1.     Corregir el déficit público. Ajustar el gasto a los ingresos. No malgastar.
2.     Disminuir la deuda pública. Establecer un plan de reducción.
3.     Incentivar el empleo de calidad. Mejorar condiciones y salarios.
4.     Perseguir el fraude fiscal. Emplear los medios necesarios para detectarlo.
5.     Corregir el fraude laboral. Inspeccionar con frecuencia los sectores más proclives a ello, como es p.e. la hostelería.
6.     Evitar el fraude de las prejubilaciones. Acabar con esta práctica.
7.     Motivar la natalidad. Que tener hijos no sea una carga imposible.
8.     Introducir un cambio en el sistema de pensiones. Crear un sistema mixto de forma progresiva, que haga viable el actual.
Creo que si nos aplicamos a ello, en unos años podríamos tener una economía más competitiva, más solidaria, menos codiciosa y más humana.