Pablo Iglesias, líder de Podemos |
Hoy tras
el triste y horroroso espectáculo de los títeres, cuya actuación alguien con mucha responsabilidad
en el ayuntamiento de Madrid debía de conocer, y la aparición de Pablo Iglesias
en la gala de los premios Goya 2016, con traje y pajarita, me han despejado
todas las dudas: Es un farsante.
Si en un
principio pensaba que su viaje ideológico de Venezuela a Dinamarca, obedecía más
que al afán de poder a una reflexión de un hombre docto e inteligente, hoy
estoy ya convencido que todo es puro teatro.
Dejar
España en manos de unas personas así, no nos puede traer más que problemas muy
serios. Y retrotraernos 50 o más años. Sino cosas peores.
En
Madrid, el ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena, no ha hecho nada en estos
casi 9 meses. Pero nada. Tres alarmas de contaminación, una cabalgata ridícula
y ahuyentar la inversión, y en consecuencia el empleo. Eso si, han nombrado
familiares y amigos como responsables de diversos sitios. Como en Calle 30 que
ha colocado un sobrino con una experiencia nula y un sueldo de 100.000 €uros. Para
muestra vale un botón.
Al
principio, cuando los tuis de Zapata, ya nos dio un aviso de su libertad de
acción: No puede hacer nada.
La alcaldesa es rehén de un grupo de antisistemas.
Se está cargando su historial como persona de izquierdas y su reputación como
jueza. Eso sin entrar en la oscura historia de la separación de bienes con su
marido para evitar el pago a unos trabajadores contratados además como autónomos.
Esto es
lo que tenemos y no debemos dejar ya más recorrido. El PSOE está obligado a
deshacer sus acuerdos en Madrid y otras localidades donde esta tribu está
asentada.
Es una
pena. Tenemos que elegir entre corrupción o destrucción.
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