sábado, 28 de diciembre de 2013

El hombre que se mentía a si mismo



El presidente Mariano Rajoy, da cuenta de sus dos años, ayer
Todo empezó hace unos años. Una crisis internacional acechaba y empezaba a dar signos de aparición. En España, durante varios años y bajo el gobierno de José Mª Aznar, se había desarrollado el escenario perfecto: una burbuja inmobiliaria y un endeudamiento irracional. Nuestro protagonista, no dudó ni un momento. Vio “las puertas del cielo” y culpó de todos los males al entonces presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Desde entonces, todo fue una crítica constante y destructiva. Así llegamos a noviembre de 2011 y la población española, castigó severamente al Partido Socialista y puso toda su confianza en Mariano Rajoy y el Partido Popular. Iban a bajar los impuestos, mejorar las pensiones, acabar con el sangrante desempleo, optimizar la estructura política, en definitiva, dar confianza y hacer las cosas como “Dios manda”.
Pero el diablo, que siempre está enredando, empezó a complicar las cosas. La bajada de impuestos se convirtió en subida, la congelación de las pensiones en bajada real (este año -2,05%), el desempleo aumentó hasta superar los seis millones, la estructura política, lejos de reducirse, se infló aún más si cabe. En fin todo un despropósito.
Ayer, el hombre que se mentía a si mismo, volvió al paroxismo de su discurso: “Lo peor ya ha pasado” o “2014 es el año de la recuperación”. Unas afirmaciones, que a día de hoy no hay ningún dato que las avalen. En un excelente artículo, el economista José Carlos Diez, hace una radiografía perfecta de la situación actual. No hay razones para la esperanza.
Todo el discurso es siempre en clave electoral, con una audiencia cada vez más reducida, a los más allegados o interesados en su permanencia.
La corrupción, el mayor problema de España, sin duda, causante de los otros grandes problemas, no mereció ni un solo segundo en su discurso. Debe de ser algo que no le importa.
Cinco grandes casos, vitales,  sin menoscabo de otros muchos, siguen ahí sin que se vea una clara intención de resolverlos, sino más bien de olvidarlos:
·        Urdangarín-Infanta
·        Bárcenas-Gürtell
·        Blesa-Caja de Madrid
·        ERE-UGT
·        Camps-Mata-Fabra
Y una cosa es cierta, el cierre en falso de cualquiera de ellos, dejará un profunda y grave  herida en la sociedad española, que puede ser el detonante de graves problemas de convivencia en paz y armonía.

martes, 24 de diciembre de 2013

El discurso del rey


Esta noche como rey de España y de acuerdo al mandato constitucional, que todos los españoles votamos ilusionados en 1978, debo de deciros:
·        Que me siento profundamente avergonzado del comportamiento de algunos miembros de esta familia y también de algún otro mío, que ya expresé en ocasión anterior. Por ello he dado instrucciones al Fiscal General del Reino, para que caiga todo el peso de la ley, tanto sobre mi desafortunado yerno, como de mi querida hija la infanta Cristina. España y los españoles, no se merecen actitudes así.
·        La reina y yo, con todo el dolor en el corazón como padres, pero poniendo por delante el futuro y progreso en paz de todos los españoles, no estamos dispuestos a permitir trato de favor alguno. La ley es igual para todos. Y así será.
·        Así mismo, he hecho saber al presidente del gobierno, que debe de dar perfecta cuenta de todos los desmanes habidos en el partido que le sustenta. El mal ejemplo aportado hasta ahora, ha llevado el descrédito de las instituciones, hasta cotas insospechadas.
·        Al partido mayoritario en la oposición, que dejen de dar cobertura a esos otros casos de corrupción habidos en organizaciones sindicales, que dicen estar en defensa del trabajador, pero que dilapidan sus dineros de forma poco ejemplar.
·        Al resto de partidos, que hasta la fecha no han tenido ocasión de gobernar, que se mantengan firmes y entregados en la construcción de una España cada vez mejor y más solidaria.
·        A los bancos y empresas estratégicas de nuestro tejido empresarial, que deben de conseguir y aumentar los beneficios, en base a criterios de productividad y no a costa de sus empleados o con engaños, que rozan la estafa, como es el caso de las preferentes, o el más reciente del incremento continuo de la tarifa eléctrica. Nuestra Constitución también recoge la dignidad del trabajo y su justa remuneración. También les pediría que dejen de endeudarse de forma tan irracional y que basen su crecimiento con sentido mesurado, no empeñándose en ser más grandes, solo por ser más grandes, sino en ser más rentables en libre competencia.
·        Por último. A esos independentistas, que creen que por separase del resto de españoles, lo tendrán todo más fácil, decirles que no sean ingenuos. Solo juntos y respetando de verdad nuestra Constitución y nuestras Leyes, encontraremos la paz, el progreso y el bienestar social
·        Si todos cumplimos bien nuestro trabajo, la crisis desaparecerá y el empleo volverá.
·        Buenas noches y feliz navidad.

Nota: Este discurso, obviamente, no es el que ha dirigido hoy S.M. a todos los españoles. Es una ilusión mía.

sábado, 14 de diciembre de 2013

España y Cataluña, las dos preguntas



Ya por fin y tras muchas deliberaciones, el president Artur Mas y su alter ego, Oriol Junqueras, han fijado las preguntas para su tan ansiada consulta.
1.     ¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?
2.     ¿Quiere que este Estado sea independiente: si o no?
El hecho de que sean dos y no una la pregunta, es ya motivo de reflexionar.
Artur Mas, anuncia la pregunta
Si algo tan fácil de preguntar como “¿Quiere usted que Cataluña sea independiente de España?" se tiene que hacer en dos fases, es síntoma evidente, de que ni sus propios autores creen en el proyecto. No quieren unir las palabras Cataluña-Independencia-España. Huyen de ello. ¿Por qué?
Una primera pregunta de introducción, algo amorfa, te lleva a una segunda, menos amorfa, pero tampoco concluyente.
Pongámonos en el caso. Aquellos que contesten no a la primera, no pasarían a la fase final ¿o sí?
Veamos. Puede haber quien no quiere que Cataluña sea un Estado, pero si que sea independiente. También puede haber quien si quiera que sea un Estado, pero no independiente. Al final, todo se basaría en un equívoco, para mantener la llama viva. Que ante una pregunta, clara y contundente, vería derribarse todas las quimeras de una sola vez.
Y esta es mi teoría. Los catalanes, en su gran mayoría, se sienten a gusto en su actual situación. Diferenciándose del resto de España, pero siendo parte de ella.
No hace mucho tiempo, José Manuel Lara,  decía en una entrevista de Vanity Fair: “ En Cataluña no creo que haya más de un 15 o un 25 por ciento de gente que se sienta únicamente catalana, y en torno a 5 o 15 por ciento solo española. Pero un 60 o un 80 por ciento se sienten ambas cosas ”.
Ya en un anterior artículo, yo me inclinaba por que de una vez por todas, se pusiera fin a esta ya vetusta manifestación de intereses espurios.
El presidente Rajoy, no consentirá la consulta
Luego, para más incertidumbre, nuestro presidente Mariano Rajoy, muy firme, nos dice: “Garantizo que esta consulta no se celebrará”. Claro, a mi me entran serias dudas. Son tantas las cosas de las que se ha desdicho en estos años, que una más no supondría mayor descrédito. Todo es factible de cambiar en el contexto político y de aquí a un año han podido “pasar cosas” para justificar un cambio y “donde dije digo, digo Diego”.
No más IVA”, “el rescate de la banca no costará al contribuyente”, “no tengo ninguna relación con Bárcenas”, “Fabra y Camps, son dos modelos a seguir” o “no tocaré las pensiones” son manifiestos claros, que lo que piensa un día, al siguiente ya no lo piensa. O piensa todo lo contrario, sin ruborizarse lo más mínimo.
Ya a punto de pasar el ecuador de esta legislatura, más que una pesadilla, los dos años que en teoría quedan pueden ser de infarto. Así que hagamos acopio de mucha paciencia, reflexionemos y pensemos que en nosotros, solo en nosotros, está trazar el camino del futuro.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Pensiones, demografía y familia


"La gran familia" (1962) una escena difícil de emular hoy
Las pensiones, el gasto más importante del Estado junto al desempleo y los intereses de la deuda pública, 127.483,6 millones para 2014 , sigue siendo un gran problema de presente y de futuro. La sostenibilidad y el valor de las mismas corre un serio peligro, demagogias y electoralismos aparte.
Desde que empezó a fraguarse este problema, que yo situo a finales de los años 80 del siglo pasado, nada se ha hecho para ir al fondo del problema.
Nuestro sistema de pensiones se sostiene en base a lo que empresas y trabajadores, aportan como cotización a la seguridad social. No se trata de un dinero que se ahorre y se invierta, capitalizándolo a futuro. Es un dinero que mes a mes se recauda y se utiliza para pagar las pensiones y no hay que ser un avispado matemático, para darse cuenta que este sistema es deficitario “per se” en base al creciente desequilibrio existente entre cotizantes y beneficiarios.
Número de nacimientos en España
Entre 1975 y 2012, la tasa bruta de natalidad (nacidos por cada 1.000 habitantes) ha descendido de 18,73 a 9,69. Casi la mitad. Es en este período, cuando a partir del año 2000, se produce un punto de inflexión en la serie, debido fundamentalmente al fuerte flujo inmigratorio de los últimos años, atraído por la burbuja económica. Merced a la cual y durante algún tiempo, pareció que el sistema era estable. Nada más lejos de la realidad. A partir de 2007, el deterioro se hace más que notable, aún. El necesario reemplazo generacional, no se produce. Ni la masiva entrada de inmigrantes, hoy en retirada, ha conseguido equilibrar la balanza.
Y lejos de buscar responsables fuera, debemos de buscarlos dentro. En nosotros, en nuestro egoísmo, en nuestro sistema impositivo, en nuestro sistema social, que lejos de premiar e incentivar la natalidad y la familia, premia el materialismo y el individualismo.

Relación entre cotizantes y pensionistas
España es una de las naciones de occidente, que nunca ha hecho nada por la familia, que al margen de mensajes bíblicos, “creced y multiplicaos”, es la base y el sostén de una sociedad.
Nuestro sistema social, nunca ha ayudado realmente al desarrollo de una familia. Más allá de una ligera deducción en transportes o en las tasas universitarias. Quedando pues todo el esfuerzo en los padres. Ahora bien, son esos hijos los que el día de mañana, sufragarán las pensiones, de quienes de forma egoísta y cicatera, decidieron no tener hijos, o reducir estos a una expresión simbólica, representativa de su capacidad biológica. Y todo ello, amparado y promocionado por nuestros gobernantes.
Así, si hacemos una fácil y didáctica simulación, con una unidad familiar que ingrese una nada desdeñable cantidad de 80.000 euros al año, podemos comprobar como una familia con 4 hijos y un solo perceptor, paga 4.562 euros más al año, que una familia sin hijos y dos perceptores e idénticos ingresos de la unidad familiar. No hablemos ya de un contribuyente "single", tan de moda hoy, que con unos ingresos similares, dispondría de 54.217 euros "per capita", frente a los 9.793 de una familia con 4 hijos. Eso sí, dispondrá de los mismos servicios sociales e idéntica pensión en su momento, sin haber dejado descendencia alguna, ni haber pagado, ni de lejos, conforme a la esperanza de vida, el importe a recibir.
En conclusión. Tenemos un sistema social y fiscal, que lejos de primar el reemplazo generacional, lo desincentiva. Distingue entre dos perceptores y un solo perceptor con idénticos ingresos familiares, penalizando el necesario e irremplazable cuidado paternal durante los primeros 14 ó 16 años de la vida de un hijo. Eludiendo el llamado “splitting” tan justo como necesario. U otra fórmula de carácter social, que haga un reparto más equilibrado de la sociedad, al tiempo que estimula y protege la familia.
Y todo ello, sin menoscabo tampoco, de una mayor relación entre las rentas, el uso y la contribución a un sostenimiento de la sanidad y de la educación, que doten de mayor sensibilidad al valor de estos derechos sociales.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Reformas sin formas


Reunión del Consejo de Ministros. La Moncloa (Madrid-España)
Si nos atenemos a una de las acepciones de Reforma: “Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo”, podemos ya anticipar, que ninguna de las reformas emprendidas por este gobierno, han servido para el fin propuesto.

Tiempo tuvieron durante su etapa en la oposición para elaborar un plan y calendario, que cumpliese los objetivos. Pero tuvieron que improvisar, día tras día y desdecirse de anteriores mensajes como “No más IVA” entre otros, cuando aquella Reforma de 2010, si demostró su eficacia recaudatoria.

La primera reforma, por su gran trascendencia social, podría ser la Reforma Laboral. Su éxito, nulo. Ahora la ministra quiere gastarse dos millones y medio de euros, para explicarnos sus bondades. Algo que no sería necesario, si hubiera sido efectiva. De ahí la propaganda engañosa ahora. Su mejor exponente es la tasa de paro. A finales de 2011, el paro registrado alcanzaba la cifra de 4,26 millones, a finales de 2012 de 4,72 y en octubre de 2013 son 4,81 millones. La población activa, en este tiempo, ha pasado de 23,10 millones a 22,73. Es decir, 370 mil personas menos potencialmente activas. Lo cual puede traducirse en un auténtico fracaso sin paliativo alguno. A finales de 2011, el coste laboral bruto por trabajador, era de 31.170,06 euros. A finales de 2012 (último dato publicado) es de 30.905,55 €.

Sobre la Reforma Financiera, poco se puede decir en su favor. Al final y en contra de lo anunciado, se ha rescatado una serie de entidades financieras, principalmente cajas, con dinero público y ayudas europeas de más de 40 mil millones. Sin que hasta la fecha, esté claro de que sea suficiente, a la vista de las tasas de mora y del escaso crédito disponible para la financiación de la actividad corriente de las empresas-desfase entre pagos y cobros-.

De la Reforma de la Justicia, que les voy a contar que no sepan ya. De aquellas promesas electorales y aquel discurso del hoy ministro de Justicia, no queda nada. Hace unos días, los partidos se han repartido según cuotas, la composición del máximo órgano judicial. Cuando una verdadera reforma solo debía de cumplir el mandato constitucional (Art. 122.3) y de paso cerrar y transferir todas las actividades del Ministerio de Justicia al C.G.P.J. como tercer poder del Estado y garante de las libertades, los derechos y los deberes.

Si hablamos ahora de la Reforma Impositiva y Fiscal, tampoco encontraremos ni un solo argumento en su favor. Las subidas de impuestos, antes denostadas, ahora se han convertido en inútiles y en freno de la recuperación económica. Todo tiene un límite. Y sobre el elevado fraude, nada. Absolutamente nada relevante.

Dejamos para el final, la tan necesaria Reforma Política, en el sentido de dimensionar y estructurar el Estado, de acuerdo con los tiempos que corren y de convertir la gestión de lo público en algo eficiente y no despilfarrador. Aquí encontramos todavía menos posibilidades de ver algo positivo. Todo sigue igual o peor. Deuda y déficit, no acaban de ser reducidos. Y para más ´inri´ la inestabilidad política de alguna región autónoma, amenaza la convivencia nacional, en aras de una quimérica y absurda reivindicación de independencia.

¿Se puede hacer peor? Probablemente sí, pero eso ya sería adrede. Y yo de momento, solo pienso que es por incompetencia, desconocimiento y falta de capacidad.