Mariano Rajoy y su amigo José Benito. (Foto EFE) |
Ahora
llegado el mes de agosto se nos han ido de vacaciones. Toda la importancia y
necesidad que tiene convocar ya la sesión de investidura para ver, o no, si el
candidato designado por el rey tiene los apoyos necesarios para ser investido y
formar gobierno, parece que ya no es tan primordial y necesario.
En esta
XII legislatura que estamos, la actividad parlamentaria parece ser inexistente.
El Partido Popular y Podemos no han presentado ni una sola iniciativa, frente a
118 que ha presentado el PSOE. Pero las prisas y la presión la están
ejerciendo, de boquilla, Mariano Rajoy
y el Partido Popular. Quieren que el PSOE se abstenga al menos y permita a Rajoy renovar como presidente del
gobierno. Toda una desfachatez que se ampara en el interés general de España. Sí,
el mismo interés que en 2008 había para sumar fuerzas y no caer en la crisis
que caímos. Pero entonces era más importante derrocar a Zapatero que apoyar una política que paliara algo la brutal crisis.
Pedro Sánchez, candidato y líder del PSOE |
Hasta la subida del IVA de 2010 les parecía una mala medida: “Subir impuestos es pagar las gracietas de Zapatero” decía entonces un Mariano Rajoy pletórico y salvador de
patrias, que en 2012 subió más el IVA. Y que años después hemos visto que no ha hecho nada. Bueno sí, contar muchas trolas, endeudarnos una barbaridad, no cumplir el déficit público,
esquilmar la hucha de las pensiones y dejar una población ocupada inferior a la
que dejó Zapatero. Quien por cierto en una asombrosa e inesperada declaración,
apoyaba dejar gobernar a Rajoy, recibiendo, ahora sí, el aplauso de los
populares por “su valor y valentía”. Un
gesto tan elegante como inútil. No creo ni espero que Pedro Sánchez caiga en esa trampa definitiva que a un lado y otro
del circo le están tendiendo.
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