domingo, 19 de junio de 2011

MULTAS, MULTAS Y... MÁS MULTAS

No es ya solo esta crisis económica, la que nos agobia, sino que además nos “fríen a multas”.
Sí, cuando menos dinero tenemos, tras años de pérdida de poder adquisitivo, como a algunos les parece poco, incrementan los presupuestos de sus instituciones u organismos por la vía de las sanciones de tráfico. Mucho daño para nuestros ya exiguos bolsillos e insustancial para engordar esos grandes presupuestos con colosales deudas y déficit, que también nos han endosado sin querer, ni darnos cuenta.
De nada te vale recurrir, es una pérdida de tiempo. Las instrucciones son claras y lo único que puedes es llevarte otra decepción, al ver como instituciones u órganos colegiados actúan como si fueran “robots” sin preocuparse de que haya podido haber un error humano o material. Así se pone en marcha la maquinaria recaudatoria que además solo funciona con los ciudadanos que tienen un domicilio conocido, pagan sus impuestos, tienen un trabajo legal y una cuenta corriente o similar a su nombre. Aquellos otros u otras, que infringen de forma habitual leyes y normas, ya se cuidan muy mucho de no ser sorprendidos por la maquinaria recaudatoria. Maquinaria que recuerda con gran exactitud aquellos tiempos del feudalismo de la edad media, donde los señores feudales enviaban a sus soldados a quitar el fruto del trabajo a sus vasallos, so pena de ser maltratados e incluso ajusticiados.
Insisto, de nada vale recurrir. El sistema te condena a unos procesos tortuosos e inútiles, que protegen a veces la injusticia más descarada, sin que nada ni nadie aporte un mínimo de cordura y sensatez, respondiendo con objetividad y justicia a situaciones de abuso de autoridad, represalias injustificadas, descontentos laborales, malos días o simplemente errores de apreciación que no son posteriormente reconocidos.
Es una pena, la percepción que algunos ciudadanos tenemos de estas instituciones u organismos que dicen velar por el interés público.

domingo, 5 de junio de 2011

¿No hay nadie más?

Tras las elecciones del pasado día 22 de Mayo, el mapa autonómico y local ha dado un gran vuelco. Queda menos de un año para la convocatoria de elecciones generales, si no se adelantan, y todos los partidos están ya más pensando en ello que en el trabajo diario. Mala cosa, tal y como está la situación. Pero es lo que tenemos.
En el PSOE, han dispuesto a su nuevo piloto: Alfredo Pérez Rubalcaba. Político con gran experiencia, sagaz e inteligente, pero no lozano. Sale del mismo plantel que nos ha gobernado estos últimos años, por lo que no podemos esperar grandes cambios en la orientación de su política.
En el PP, continúa Mariano Rajoy, pese a todo. Es la tercera vez que se presenta para tal menester. Si algo hay que destacar de él, es su perseverancia y aguante a todo tipo de maniobras surgidas para apartarle. Dejar pasar el tiempo y no hacer nada, tan solo esperar, puede ser el catalizador que por fin le lleve a La Moncloa.
El resto de partidos, ejercen su labor de comparsas de este teatro de la democracia, en el que hemos convertido a nuestro país. Hoy tú, mañana yo y después tú. Con un acontecer político que carece de ideas y de innovación. Sometido a esos otros poderes fácticos, que son los que realmente marcan el camino a seguir, quedando para los poderes legítimos la tarea de dar cobertura legal a tales designios.
Parece mentira pero no lo es. Entre tantos millones de españoles, no surge ningún líder ni grupo nuevo, no hay nadie capaz de pronunciarse e inyectar nueva savia al árbol. No hay ideas ni objetivos nuevos, como si lo vivido en estos últimos años hubiera sido algo fructífero que hay que conservar. Que no necesita de reformas profundas.
 Es “vox populi” que nuestro estado requiere de una profunda reestructuración de sus instituciones. Contaminadas por el sistema electoral de partidos y mayorías, que como una mancha de aceite llega a todas, convirtiéndolas en un fiel reflejo del reparto de escaños del Congreso y en consecuencia anulando su independencia y aportación a un equilibrio institucional necesario e imprescindible para un funcionamiento eficaz. Donde la justicia y el interés general, sean los referentes del progreso y la convivencia en paz de nuestra sociedad.
Por eso me pregunto ¿no hay nadie más?