domingo, 31 de enero de 2016

Estratagemas y retórica. No hay más.

Ilustración de J. Muñoz para EL ESPAÑOL
Se ha cumplido ya más de un mes desde las últimas elecciones generales. A quien le correspondía la labor de formar gobierno, desertó de sus obligaciones. Mariano Rajoy eludió el ya inminente mandato del rey, negándose a acudir a la Cámara a recabar los apoyos necesarios de otros partidos.
Bien está que en conversaciones previas e informales se trate de garantizar el apoyo, pero es en el Parlamento, en el llamado debate de investidura donde el candidato debe de exponer su programa y convencer a otras fuerzas políticas de la idoneidad de sus propuestas. Pero no, el candidato se volvió a ocultar tras el plasma como ya había realizado en otras ocasiones. Y es que, muy probablemente, conocedor de la inminente redada que la policía iba a realizar, en la que prácticamente ha quedado desarticulado el “comando Valencia”, uno de los más activos en la corrupción política que tanto daño ha hecho, dejando casi al descubierto las más que presuntas complicidades de su máxima representante, Rita Barberá, hacía muy difícil que Mariano Rajoy acudiera al Congreso para convertirse en un fácil “pim, pam, pum” de toda la oposición.
Si a ello le añadimos el cable que le echó Pablo Iglesias haciendo un ofrecimiento de apoyo y gobierno a Pedro Sánchez con un reparto de carteras ministeriales, la decisión del personaje era más que necesaria. Pasando sus responsabilidades a otro para que fracasara también en la investidura y ante sus propios electores. Convirtiendo así al Partido Popular en el gran escollo para establecer un gobierno que de estabilidad y confianza en esta época tan convulsa. Y en esa tarea sigue.
El historial del personaje no deja lugar a dudas.
Cuando se anticipaba una crisis no le importó poner “palos en las ruedas” al entonces gobierno de Rodríguez Zapatero. No a la reforma laboral, no al IVA, no a la congelación de salarios públicos y pensiones, no a todo. Así, Cristóbal Montoro le confesaba entonces a la diputada canaria Ana Oramas, “Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”. Toda una declaración de intenciones de lo que estaban dispuestos a hacer con tal de gobernar y mandar. Los españoles y los intereses generales, les traían “al pairo”
Durante su gobierno, hizo todo lo contrario a lo que había prometido. Subió los impuestos, acumuló una tasa histórica de desempleo y tuvo que ver como eran encausados por graves delitos de corrupción muchas personas de su entorno a las que no hacía mucho tiempo había prestado su apoyo y puesto como ejemplo: Bárcenas, Matas, Camps, Fabra o Granados.
Hoy en la carta del director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, “O llevarás luto por mí” se hace un magnífico análisis de la situación, a la que acompaña una ilustración de Javier Muñoz que no puede reflejar mejor lo que está aconteciendo y que me permito la licencia de utilizar como imagen de este artículo.

sábado, 23 de enero de 2016

«El desertor»

Desertar, según la R.A.E., tiene una acepción, entre otras, de: abandonar las obligaciones o los ideales o separarse o abandonar la causa o apelación”.
Esto es lo que a mi modo de ver y entender, ha ocurrido ayer al declinar el candidato del Partido Popular el mandato real que establece La Constitución Española en su artículo 99.1, a pesar de ser la lista más votada.
Lo curioso es que 24 h. antes el candidato a través de Twitter manifestaba que: “Tengo fuerzas y voy a presentar mi candidatura. Los españoles quieren que nos entendamos, el Partido Popular va a dar la talla
Pero en el momento de la verdad, antes de que el rey diera paso al último trámite comunicándole al presidente del Congreso de los diputados la nominación de Mariano Rajoy, este se descuelga y manifiesta: “Agradezco a SM el rey su propuesta para presentarme a la sesión de investidura. La declino porque aún no cuento con la mayoría necesaria.
Es decir, en menos de 24 horas dice una cosa y la contraria. Algo que a muchos tampoco nos sorprende en exceso. Tras estos cuatro años de gobierno, donde hizo todo lo contrario a lo que prometía cuando estaba en la oposición, ya nos tenía preparados. Su sentido de la política, del estado y del gobierno pasa por sus propios intereses. No hay otros.
Además con esta jugada pretende endosarle a otro la responsabilidad de formar gobierno. En este caso a Pedro Sánchez del PSOE. Algo que por cierto puede no ser tan descabellado ante la posibilidad que tiene este de recabar apoyos allí donde él ha sido incapaz. Rajoy no ha conseguido ni el apoyo explícito de Albert Rivera, que dirige la formación más próxima a la ideología política de Rajoy. Pero que ya en su momento descartó apoyarle por activa y por pasiva.
También se contradice con su defensa de ese pacto no escrito de que gobierne la lista más votada. Pero si no se presenta…
Con esta estrategia, si así se puede denominar, lo único que ha conseguido es retrasar el plazo de dos meses previo a la convocatoria de unas nuevas elecciones. Algo que también le contradice pues según muchas fuentes son el Partido Popular y Podemos los dos partidos que más les interesarían unas nuevas elecciones, con las que prevén obtener más votos de los obtenidos el 20D.
La cuestión es que se ha producido un hecho insólito e inédito en nuestra joven democracia. Ni en los peores momentos de la transición ocurrió algo parecido. Durante esos años se hicieron grandes acuerdos que acabaron con la victoria hegemónica del PSOE en 1982. Eran otros tiempos y, España y su futuro marcaban los intereses partidistas. Hoy ya no es así. Priman los intereses personales ante todo.


domingo, 10 de enero de 2016

No podía caer más bajo

La noticia de ayer sobre el acuerdo alcanzado en Cataluña para nombrar presidente a Carles Puigdemont, alcalde de Gerona y tercero en las listas de las elecciones del 27 de septiembre, para suceder a Artur Mas, cuarto en las listas por Barcelona, deja el concepto de democracia por los suelos. Así, Artur Mas nos decía ayer: "Lo que las urnas no nos han dado se ha corregido con la negociación", frase en contraposición con aquella otra pronunciada poco antes de las elecciones: "Estas urnas nos llevan a la prosperidad, la dignidad y la libertad".
No fue así, pues al final se impuso el voto no nacionalista, que no la mayoría de escaños. Y aquí tuvimos el primer ejemplo de falta de democracia y sentido de la responsabilidad. Unas elecciones que se habían planteado como un plebiscito al sí a la independencia no alcanzaron una mayoría ni del 50%. Que ya hubiera sido insuficiente para un tema de esta naturaleza. Pero el proceso siguió adelante hasta alcanzar las mayores cotas del ridículo en un estado moderno. La votación asamblearia de la CUP para apoyar a Artur Mas quedó en empate a 1.515. Algo inaudito y más que sospechoso de un partido antisistema, que en pocos días había logrado convencer a la mitad de sus bases de lo contrario a su ideario y a lo que venía diciendo desde tiempo atrás. Pero el paroxismo llegó ayer, cuando en un comunicado insólito y sin pudor alguno, la CUP se inmola para apoyar al candidato de Convergencia propuesto por Artur Mas. No se puede caer más bajo en política ni en la vida. “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros” que decía Groucho Marx.
Con esta situación creada, ahora aun nos queda por solucionar un asunto más serio si cabe. Es la gobernabilidad de España tras las elecciones del 20D. Algo que solo parece viable con una gran coalición entre el Partido Popular, Partido Socialista y Ciudadanos.
Donde el primer escollo a salvar es Mariano Rajoy Brey, actual presidente en funciones, cuya gestión de los últimos años ha dejado mucho que desear, pero que sobre todo planean sobre él, una serie de sombras y dudas en cuanto a la honestidad de su gestión al frente del Partido Popular. Los casos Bárcenas, Gürtel, Púnica, los sobresueldos, la caja B, etc. no se comprenden sin al menos la pasividad de quien era el máximo ejecutivo del partido. Estas sombras requieren desde hace mucho tiempo que Mariano Rajoy Brey se aparte de la política y de paso a otro u otra compañera que presente un historial sin tacha alguna. Sin pedir a su vez que el líder del PSOE también se aparte. Pues Pedro Sánchez Castejón, hoy por hoy, es un líder elegido democráticamente por sus bases, no se le conoce ni hay dudas sobre su trayectoria política y debe de ser hasta que los militantes socialistas así lo expresen el Secretario General y candidato del PSOE.

Sr. D. Mariano Rajoy Brey, no haga ya más daño a España, apártese, retírese y deje que esta gran nación vuelva al camino de la concordia, la estabilidad y el progreso. España se lo agradecerá.

martes, 5 de enero de 2016

«Outsourcing y fraude laboral»

El término inglés outsourcing viene a significar en castellano, externalización de un trabajo, un servicio o subcontratación del mismo.
Algo en principio muy necesario en una economía libre, pues permite que empresas que no pueden o quieren realizar un determinado trabajo por ellas mismas; bien sea por saturación de sus medios, bien porque se trata de trabajos muy especializados, bien por que les significa un coste exagerado o simplemente porque prefieren desviar una parte de su producción a otras empresas y centrarse ellas en el ´know how´, deciden externalizar un servicio o un preciso trabajo.
El problema surge cuando los avispados de turno, siempre son los mismos, se aprovechan de las lagunas que deja la legislación y también de la falta de inspección, para comenzar lo que se puede calificar sin temor a equivocarse de un tráfico ilícito del factor trabajo. Es decir, de las personas y todo lo que ello conlleva.
Así vemos como hoy en día, muy grandes, grandes y medianas empresas incorporan personal cualificado o no, a través de otras empresas cuyo único objetivo es alimentar las plantillas de aquellas, sin que las mismas tengan vínculo alguno con el personal, que incluso desarrolla su trabajo en las propias sedes de las empresas contratantes. Todo un despropósito y un fraude de ley. Al que al parecer nuestras autoridades no le prestan mayor atención. Lo importante es mejorar las estadísticas de empleo como sea.
Además se da el caso, de que en algunas ocasiones, estas empresas facilitadoras de personal son creadas “ad hoc” por ejecutivos de las empresas contratantes. Es decir, se detecta una necesidad, se crea la empresa y se gana dinero solo con el tráfico humano, ya que la diferencia entre el coste de la persona contratada y el coste repercutido a la empresa pasa a ser un beneficio casi limpio. No necesita mucha inversión.
Si llegado el momento hay que hacer un ajuste, basta con dejar de contratar a la empresa que hace el tráfico de personas y asunto arreglado. Luego esta, se da en concurso de acreedores o directamente en quiebra, dejando el pufo tanto en Hacienda como en la Seguridad Social. Y vuelta a empezar. Desaparece y al poco tiempo puede volver a emerger con otro nombre y otra constitución diferente.
En fin, de pena.
No basta con una reforma laboral dura, durísima, sino que hay que maximizar más el beneficio a base del trabajador, verdadero generador de riqueza y valor añadido.
¡Y no va nadie a la cárcel!