Estas elecciones están marcadas por la crisis económica más grave que sufre nuestro país en los últimos 30 años, crisis que además no es sólo nuestra, sino que también la sufren otros países occidentales, en mayor o menor medida.
Por eso, estas elecciones no son unas elecciones más. Nos jugamos elegir la opción que mejor nos haga remontar esta situación y con el menor coste posible. Es decir, Trabajo, Honradez y Eficacia.
A la vista de los datos, las encuestas y los estados de opinión, todo hace pensar que el Partido Popular, será claro vencedor de estas elecciones, con casi 11 millones de votos, según mis estimaciones. Un modesto ascenso, ya que parte de un suelo que ronda los 10 millones de votos. Queda por saber y difícil de estimar, el castigo que sufrirá el PSOE en las urnas, más teniendo en cuenta el techo del que parte y el suelo que tenía (11 y 8 millones, respectivamente).
Según la última encuesta del C.I.S. (jul-11) los líderes de ambas formaciones no parecen gozar de mucha confianza por parte de los electores (19,8% Rajoy y 31,1% Rubalcaba), lo cual añade un punto de incertidumbre más al resultado real que se alcance el 20-N.
Los partidos nacionalistas también verán aumentar sus votos, e I.U. y U.P.D., lo mismo, si bien a estos partidos les perjudicará notablemente el sistema actual de elecciones, la regla D'Hondt aplicada por circunscripciones.
En consecuencia, si la caída del PSOE no supera por mucho el millón de votos, el PP no alcanzará la mayoría absoluta y se verá moderado por otras fuerzas políticas, CIU, PNV, IU y UPyD, la gran esperanza, que puede obtener 2 ó 3 diputados.
Y esta muy probablemente sea la mejor opción que tenemos, en la que el debate y la negociación, equilibren los poderes. "Divide et vinces".
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