sábado, 3 de septiembre de 2011

Una democracia corrompida

Vivimos en un Estado que sobre el papel todo es idílico. Tenemos una Constitución y unas leyes modernas y garantistas. Unos poderes elegidos libremente. Unas instituciones organizadas y bien dotadas. Pero la realidad, la práctica es otra.
Nos avasallan, nos ignoran, nos desprecian. Y lo peor es que somos nosotros los que acometemos tales despropósitos. Es decir, nos avasallamos, despreciamos e ignoramos.
El poder, por pequeño que este sea nos transforma, nos hace vanidosos y prepotentes. El corporativismo secunda estas prácticas y el resultado es el que es: una sociedad egoísta, in-solidaria y ausente, que da como resultado una democracia enferma y corrompida. El tráfico de influencias, el amiguismo, el nepotismo, la corrupción y en definitiva el interés particular, próximo e inmediato, rigen nuestros designios.
Cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y en la medida de nuestras posibilidades, alimentamos este sistema podrido.
La inmensa mayoría hemos perdido la confianza en todo, pero seguimos igual.
Fiel reflejo del descontento social es esa parte de la población que encabezó y representó el movimiento del 15-M. Enseguida fue tachado por unos y por otros de ser un movimiento manipulado y dirigido. Cualquiera que tenga dos dedos de frente ve y sabe que no es así, que es un movimiento espontáneo, sincero y reivindicativo de valores y principios aparcados en el baúl de los recuerdos. Que reclaman justicia social e igualdad, menos corrupción, menos codicia, más y mejor trabajo.

Ahora, otra vez, tenemos la oportunidad de que no nos engañen nuevamente y con nuestro voto elegir alternativas que al menos nos repongan la ilusión y la esperanza, creando un parlamento multilateral y variopinto, donde la tarea legislativa haya que trabajarla y explicarla convenientemente. Es la hora del ¡divide y vencerás!

2 comentarios:

  1. Hace poco debatía con una persona sobre lo inútil del voto útil y esta me rebatía con la manida frase, si estamos muy mal y algo hay que cambiar, pero ante la incertidumbre mejor quedarnos como estamos. ¿Es posible cambiar una sociedad con esta mentalidad?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Bruno. No, es el manifiesto que justifica lo que nos pasa. "Ande yo caliente y ríase la gente".
      Si no hay sentimiento de colectividad, de familia, ¿qué esperamos?.
      Un cordial saludo.

      Eliminar