En términos anuales, el Ibex-35 cerró con una perdida del 11,57%, tras haber cerrado el primer semestre con ganancias del 5,08%.
El contexto internacional no acompaña. La guerra civil en Libia no se da por acabada, los temores a una nueva recesión se recrudecen, el mercado de deuda soberana sigue amenazador, algunas empresas recortan previsiones, el oro en cotas de máximos históricos,…es decir no hay muchos argumentos para invertir en bolsa.
En España, las cosas no son muy diferentes. Se acaba de aprobar en el Congreso, una propuesta de reforma constitucional para limitar el déficit público, el empleo sigue sin mostrar atisbos de recuperación y la economía a duras penas ve datos positivos de crecimiento del PIB, más bien son de estancamiento.
Con todo y a pesar de ello, a la vista de datos históricos, no parece que el actual sea un mal momento de inversión en renta variable. De inversión, no de especulación. Con un horizonte de varios años y un objetivo de rentabilidad determinado y no muy ambicioso, es posible pedirle a nuestra inversión un retorno anual del 8-10%.Por ejemplo. Me voy a plantear una inversión en Banco de Santander a 5 años vista, que me proporcione un 8% de rentabilidad bruta anual. Si las compro hoy a 6,13 €, mi precio objetivo será de 9,00 €, que no parece muy exigente. Quiere decir que en mi horizonte inversor de cinco años, cumpliré el objetivo cuando la cotización alcance el valor de 9,00 €, momento en el cual desharé la posición, sin esperar el plazo previsto. Puede ser que además durante el tiempo que mantenga la inversión esté cobrando un dividendo que me aporta una rentabilidad extra.
En conclusión, puede ser un momento inmejorable de inversión, con criterios lógicos de rentabilidad, en valores solventes. Eligiendo unas cartera de al menos cinco valores para diversificar nuestra inversión.
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