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Sede del Ministerio de Economía y Competitividad en Madrid |
Mucho se criticó y aún se sigue criticando
la gestión de Rodríguez Zapatero al frente del gobierno de España, entre 2004 y
2011. Una falacia que caló en gran parte de los españoles, debido a la contumaz
campaña que entonces realizó el Partido Popular, encabezado por este, ya en funciones, nefasto
presidente que hemos sufrido más de cuatro años.
Una trola tras otra, le han mantenido increíblemente al frente del ejecutivo y como líder de su partido. Y es que si miramos y comparamos las bases impositivas del IRPF de 2003 (Aznar), 2011 (Zapatero) y 2013 (Rajoy), podemos observar la mejora que existe entre 2003 y 2011, como crecen estás bases y como a partir de 2011 permanecen casi igual. La reforma laboral de 2010 y sobre todo la de 2012, nos traen un mercado laboral precario, con salarios a la baja y peores condiciones.
Una trola tras otra, le han mantenido increíblemente al frente del ejecutivo y como líder de su partido. Y es que si miramos y comparamos las bases impositivas del IRPF de 2003 (Aznar), 2011 (Zapatero) y 2013 (Rajoy), podemos observar la mejora que existe entre 2003 y 2011, como crecen estás bases y como a partir de 2011 permanecen casi igual. La reforma laboral de 2010 y sobre todo la de 2012, nos traen un mercado laboral precario, con salarios a la baja y peores condiciones.
Esto al margen de políticas sociales, como el
cheque bebé, tan necesario para un país que envejece aceleradamente, la mejora
del SMI o el tan criticado plan E, cuyo único error fue dejárselo gestionar a
alcaldes como Ruiz Gallardón que se lo gastó suntuariamente en algunas plazas y
calles de Madrid, trayendo granito de Porriño (Pontevedra), como si no hubiera granito en Guadarrama
(Madrid).


La subida del IVA en 2010, volvió a recuperar casi la brutal caída de ingresos habida durante 2009 al estallar la crisis financiera mundial. Algo que no ha ocurrido con la subida de 2012, que ha mejorado la recaudación por este concepto en un 11,3% desde entonces y eso en época de crecimiento, según fuentes oficiales o gubernamentales. De 2009 a 2010, la recaudación por IVA aumentó un 46,2% en ¡un año!, lo que viene a demostrar lo apuntado anteriormente.
No ocurre lo mismo con el impuesto de sociedades, que aún no ha recuperado niveles anteriores a la crisis. La mejora de la productividad se ve mermada por el alto endeudamiento de las empresas que tienen que hacer frente a importantes gastos financieros, refinanciaciones, ampliaciones de capital, emisión de bonos y un largo etc. para evitar ser engullidas por la tormenta de la crisis aún no superada.
Los impuestos especiales; alcohol, hidrocarburos, tabaco, electricidad,... muy exprimidos ya, no dan más de si. La recaudación apenas se resiente con el aumento de los mismos.

Me refiero fundamentalmente al tabaco y los hidrocarburos que son los que más aportan. Un 34,9% y 50,9% del total, respectivamente.
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria engendrada
durante los años de Aznar, 1996-2004, acabó con esa economía artificial que se
había creado alrededor del sector inmobiliario y del crédito fácil. Donde la
corrupción –recalificación de terrenos y tráfico de influencias- se movió como
"pez en el agua".
Este pinchazo de la burbuja, tan necesario
como letal, acabó pasando una desmesurada factura al empleo y especialmente al
sector de la construcción. Sector que aún no se ha recuperado y sigue, bajo mi
punto de vista, en la UCI. Necesitando ya de una inversión sostenible en el
tiempo y especialmente por parte de las AA.PP. cuya licitación de obras
públicas apenas llega al 1% del PIB. Muy lejos de los países de nuestro
entorno. En 2015 se licitaron obras por importe de 10,2 mil millones de euros,
inferior a los 13,0 mil licitados en 2014. Algo que agudiza aún más la
desestructuración de nuestra economía, convertida en los últimos años en una
economía de servicio cada vez más acentuada, donde la industria y el ´know how´ cada vez tienen menor peso.

Y mucho menos necesitamos de esos advenedizos populistas que han proliferado estos años al olor de la desgracia y de la miseria, para presentarse como salvadores y benefactores de los más desfavorecidos, prometiéndoles el cielo sin el más mínimo esfuerzo y/o sacrificio, con Irán, Cuba o Venezuela como referentes o modelos de gestión. Publicando un documento de 98 páginas que no soporta un mínimo análisis serio.
¡Qué horror!.
Nota: Los datos son de la AEAT y el INE.