El capitalismo, sistema que rige en el mundo occidental desde hace muchos años, es como la democracia que conocemos, el sistema menos malo. Pero ello no quiere decir que se acepten todas las respuestas como válidas o acertadas. Para mí, la mayor grandeza del capitalismo está en el incentivo de la competencia. Que por su propia naturaleza, establece en la relación de los factores de producción. El fracaso de otros sistemas, buenos en sus intenciones, se propició a través del intento de considerar que todas las personas respondemos de la misma forma ante unos determinados estímulos. El error en esta apreciación, junto con la falta de principios de los responsables de poner en práctica estos sistemas, acabaron por demostrar su ineficacia y dificultad en su implantación. Y consecuentemente, su fracaso.
Todos los seres humanos compartimos muchas características comunes, pero no somos o nos comportamos de idéntica forma ante determinadas situaciones. Por ello, la competencia, lejos de ser germen de enfrentamientos, lo es de incentivo o motivación. La ambición, sana, es un estimulo más que un reproche. Bien entendida, es la que lleva a las personas a superarse, a no desfallecer ante el primer problema que se presenta. A luchar, honestamente, por alcanzar unos objetivos.
Todos los seres humanos compartimos muchas características comunes, pero no somos o nos comportamos de idéntica forma ante determinadas situaciones. Por ello, la competencia, lejos de ser germen de enfrentamientos, lo es de incentivo o motivación. La ambición, sana, es un estimulo más que un reproche. Bien entendida, es la que lleva a las personas a superarse, a no desfallecer ante el primer problema que se presenta. A luchar, honestamente, por alcanzar unos objetivos.
Adam Smith, economista y filósofo escocés, sostenía que la riqueza y el progreso procedían del trabajo, uno de los factores de la producción.Yo, modestamente, pienso lo mismo. Es el trabajo la verdadera y casi única fuente de riqueza y bienestar. Y aquí es dónde en los últimos tiempos y más concretamente las dos últimas décadas hemos fallado. El trabajo ha pasado a ser un factor marginal. Ya no crea riqueza. Ahora la riqueza se crea en los despachos de los grandes capitalistas. Insatisfechos con las rentas procedentes del trabajo, exiguas para sus objetivos de crecimiento, ven mayores oportunidades en los llamados, eufemísticamente, mercados financieros.
Los mercados financieros, tienen o tenían su razón de ser en servir de plataforma o base de operaciones a las transacciones de capital. Entendiendo por capital, otro de los factores de producción. Hoy esto no es así, desgraciadamente. Los mercados financieros, se han convertido en un verdadero peligro para la estabilidad económica mundial. Todo ello propiciado por la codicia y la obscenidad, de unos “personajes” cuyo culto al dinero y a su posesión tiene ya carácter patológico. Contando para ello con el beneplácito, por activa o por pasiva, de los poderes políticos.
Ahora, se está atacando o mejor dicho expoliando el ahorro de los trabajadores, obtenido con su esfuerzo y trabajo a lo largo de la vida. Además, se les está endeudando indirectamente, a través de las empresas y administraciones públicas. Deudas que tienen ya horizontes de pago de muchos años, que afectará a generaciones futuras.
Muchos expertos y entendidos quieren ver hoy analogías con el conocido y triste “crack” de 1929. Yo también modestamente, creo que no hay más analogía que las consecuencias. En 1929, no había la interrelación inmediata de las economías entre países. Hacía pocos años que se había terminado la gran guerra. El comunismo hacía estragos en muchos países. La inestabilidad política, era también evidente, consecuencia de la lucha de los sistemas.
Nada que ver con la época actual. Aunque existen conflictos en determinados lugares, hace ya más de 60 años que terminó la segunda guerra mundial - con sus consecuentes enseñanzas - , el comunismo ha pasado a ser un sistema residual, con escaso peso en la política mundial. La llamada América latina, con excepciones, se va modernizando y democratizando. Países de Asia y Sud-América, llamados emergentes, cuentan con economías fuertes y con gran potencial de desarrollo. Los sistemas de transporte, telecomunicaciones y nuevas tecnologías, no dejan de desarrollarse con un crecimiento exponencial. Es otro mundo.
Por ello, si volvemos a dar al trabajo, el valor que realmente tiene, se intervienen y regulan las prácticas indecentes y delictivas de los llamados mercados financieros, se castiga la corrupción con dureza y sin contemplaciones, volveremos a una senda de crecimiento real, sano y sostenible.
Es muy sensato lo que dices pero lástima que los demás no lo seamos tanto.
ResponderEliminarMuy bien, Adam
ResponderEliminarestoy de acuerdo
Sra. Pajín,
ResponderEliminarRealmente no entiendo cómo entre su propias filas no son conscientes de la negra tormenta que se les avecina en las próximas Elecciones.
Apostando fuertemente por la Política Social y eliminando posteriormente las bases de las pautas a seguir por el PSOE, deja todo ello al partido en unas condiciones de credibilidad cero. Para colmo, la gestión económica es nefasta mostrando una ineptitud raras veces vista en España.
Lejos de seguir -o tratar de adaptar- los planes económicos europeos liderados por Francia y Alemania, el Sr. Zapatero juega diariamente a la inventiva y además de manera desastrosa. El número de votos socialistas desciende cada día, como poco, al mismo ritmo al que asciende el número total de parados españoles (4.048.493 personas actualmente).
Hace unos meses, y con mucha suerte, quizás la situación era salvable... A día de hoy, Uds. mismos han cavado su propia tumba. Olvídense del voto de parados, funcionarios, 3.ª edad, clases pudientes, economistas, sector importante de estudiantes y futuros/as madres y padres.
"Buenas noches y buena suerte" repetía el Sr. Zapatero como cierre de sus discursos... Añado: Buena suerte principalmente, la necesitan en cantidades industriales.
Cordiales saludos,
Europa Napoleónica
http://europanapoleonica.blogspot.com/
Creo q esto es unblog de opinión y de economía no de política, que ya bastante tenemos en las noticias, radios etc etc
ResponderEliminarPor comentarios como este me gusta volver a este blog de vez en cuando. Para aclarar mis ideas que son bombardeadas desde todos los flancos por intereses político-financieros. Que anteponen el beneficio espurio a la paz personal y social.
ResponderEliminarGracias por seguir con tu blog.
Que sigas teniendo esta visión tan clara.
Saludos
Gracias a ti "Xustiza", es para mi un gran elogio.
ResponderEliminar¡Buena Suerte!
Gracias Adan por tus enseñanzas.
ResponderEliminarTe agradeceria, cuando dispongas de tiempo, algun comentario o directriz sobre como invertir los ahorros que podamos disponer
Amigo anónimo, no está en este blog la idea de aconsejar inversiones. Es mucha la responsabilidad que me pides. Sólo te puedo aconsejar que seas muy prudente. Los mercados son "señores con mucho poder y pocas contemplaciones".
ResponderEliminarUn saludo
El capitalismo sólo ha marchado realmente bien cuando ha tratado mejor al trabajador, dándole posibilidades, aunque sean pocas, de prosperar y dándole alguna posibilidad de cumplir sus objetivos vitales.
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