Ya por
fin y tras muchas deliberaciones, el president Artur Mas y su alter ego, Oriol
Junqueras, han fijado las preguntas para su tan ansiada consulta.
1. ¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?
2. ¿Quiere que este Estado sea independiente: si o no?
El hecho
de que sean dos y no una la pregunta, es ya motivo de reflexionar.
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Artur Mas, anuncia la pregunta |
Si algo
tan fácil de preguntar como “¿Quiere
usted que Cataluña sea independiente de España?" se tiene que hacer en dos
fases, es síntoma evidente, de que ni sus propios autores creen en el proyecto.
No quieren unir las palabras Cataluña-Independencia-España. Huyen de ello. ¿Por
qué?
Una
primera pregunta de introducción, algo amorfa, te lleva a una segunda, menos
amorfa, pero tampoco concluyente.
Pongámonos
en el caso. Aquellos que contesten no a la primera, no pasarían a la fase final
¿o sí?
Veamos. Puede
haber quien no quiere que Cataluña sea un Estado, pero si que sea
independiente. También puede haber quien si quiera que sea un Estado, pero no
independiente. Al final, todo se basaría en un equívoco, para mantener la llama
viva. Que ante una pregunta, clara y contundente, vería derribarse todas las
quimeras de una sola vez.
Y esta es
mi teoría. Los catalanes, en su gran mayoría, se sienten a gusto en su actual
situación. Diferenciándose del resto de España, pero siendo parte de ella.
No hace
mucho tiempo, José Manuel Lara, decía en una entrevista de Vanity Fair: “ En
Cataluña no creo que haya más de un 15 o un 25 por ciento de gente que se
sienta únicamente catalana, y en torno a 5 o 15 por ciento solo española. Pero
un 60 o un 80 por ciento se sienten ambas cosas ”.
Ya en un
anterior artículo, yo me inclinaba por que de una vez por todas, se pusiera fin
a esta ya vetusta manifestación de intereses espurios.
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El presidente Rajoy, no consentirá la consulta |
Luego,
para más incertidumbre, nuestro presidente Mariano
Rajoy, muy firme, nos dice: “Garantizo
que esta consulta no se celebrará”. Claro, a mi me entran serias dudas. Son
tantas las cosas de las que se ha desdicho en estos años, que una más no
supondría mayor descrédito. Todo es factible de cambiar en el contexto político
y de aquí a un año han podido “pasar cosas” para justificar un cambio y “donde
dije digo, digo Diego”.
“No más IVA”, “el rescate de la banca no costará al contribuyente”, “no tengo ninguna relación con Bárcenas”,
“Fabra y Camps, son dos modelos a seguir” o “no tocaré las pensiones” son manifiestos claros, que lo que piensa
un día, al siguiente ya no lo piensa. O piensa todo lo contrario, sin
ruborizarse lo más mínimo.
Ya a
punto de pasar el ecuador de esta legislatura, más que una pesadilla, los dos
años que en teoría quedan pueden ser de infarto. Así que hagamos acopio de
mucha paciencia, reflexionemos y pensemos que en nosotros, solo en nosotros,
está trazar el camino del futuro.