viernes, 6 de diciembre de 2013

Pensiones, demografía y familia


"La gran familia" (1962) una escena difícil de emular hoy
Las pensiones, el gasto más importante del Estado junto al desempleo y los intereses de la deuda pública, 127.483,6 millones para 2014 , sigue siendo un gran problema de presente y de futuro. La sostenibilidad y el valor de las mismas corre un serio peligro, demagogias y electoralismos aparte.
Desde que empezó a fraguarse este problema, que yo situo a finales de los años 80 del siglo pasado, nada se ha hecho para ir al fondo del problema.
Nuestro sistema de pensiones se sostiene en base a lo que empresas y trabajadores, aportan como cotización a la seguridad social. No se trata de un dinero que se ahorre y se invierta, capitalizándolo a futuro. Es un dinero que mes a mes se recauda y se utiliza para pagar las pensiones y no hay que ser un avispado matemático, para darse cuenta que este sistema es deficitario “per se” en base al creciente desequilibrio existente entre cotizantes y beneficiarios.
Número de nacimientos en España
Entre 1975 y 2012, la tasa bruta de natalidad (nacidos por cada 1.000 habitantes) ha descendido de 18,73 a 9,69. Casi la mitad. Es en este período, cuando a partir del año 2000, se produce un punto de inflexión en la serie, debido fundamentalmente al fuerte flujo inmigratorio de los últimos años, atraído por la burbuja económica. Merced a la cual y durante algún tiempo, pareció que el sistema era estable. Nada más lejos de la realidad. A partir de 2007, el deterioro se hace más que notable, aún. El necesario reemplazo generacional, no se produce. Ni la masiva entrada de inmigrantes, hoy en retirada, ha conseguido equilibrar la balanza.
Y lejos de buscar responsables fuera, debemos de buscarlos dentro. En nosotros, en nuestro egoísmo, en nuestro sistema impositivo, en nuestro sistema social, que lejos de premiar e incentivar la natalidad y la familia, premia el materialismo y el individualismo.

Relación entre cotizantes y pensionistas
España es una de las naciones de occidente, que nunca ha hecho nada por la familia, que al margen de mensajes bíblicos, “creced y multiplicaos”, es la base y el sostén de una sociedad.
Nuestro sistema social, nunca ha ayudado realmente al desarrollo de una familia. Más allá de una ligera deducción en transportes o en las tasas universitarias. Quedando pues todo el esfuerzo en los padres. Ahora bien, son esos hijos los que el día de mañana, sufragarán las pensiones, de quienes de forma egoísta y cicatera, decidieron no tener hijos, o reducir estos a una expresión simbólica, representativa de su capacidad biológica. Y todo ello, amparado y promocionado por nuestros gobernantes.
Así, si hacemos una fácil y didáctica simulación, con una unidad familiar que ingrese una nada desdeñable cantidad de 80.000 euros al año, podemos comprobar como una familia con 4 hijos y un solo perceptor, paga 4.562 euros más al año, que una familia sin hijos y dos perceptores e idénticos ingresos de la unidad familiar. No hablemos ya de un contribuyente "single", tan de moda hoy, que con unos ingresos similares, dispondría de 54.217 euros "per capita", frente a los 9.793 de una familia con 4 hijos. Eso sí, dispondrá de los mismos servicios sociales e idéntica pensión en su momento, sin haber dejado descendencia alguna, ni haber pagado, ni de lejos, conforme a la esperanza de vida, el importe a recibir.
En conclusión. Tenemos un sistema social y fiscal, que lejos de primar el reemplazo generacional, lo desincentiva. Distingue entre dos perceptores y un solo perceptor con idénticos ingresos familiares, penalizando el necesario e irremplazable cuidado paternal durante los primeros 14 ó 16 años de la vida de un hijo. Eludiendo el llamado “splitting” tan justo como necesario. U otra fórmula de carácter social, que haga un reparto más equilibrado de la sociedad, al tiempo que estimula y protege la familia.
Y todo ello, sin menoscabo tampoco, de una mayor relación entre las rentas, el uso y la contribución a un sostenimiento de la sanidad y de la educación, que doten de mayor sensibilidad al valor de estos derechos sociales.

2 comentarios:

  1. Estimado Adam, siendo cierto lo que apuntas, te quedas corto en el análisis por los motivos (¿?), nuestra sociedad inició una demolición de ella misma desde los años 80 ya con rumbo determinado, y ha llegado al clímax en la actualidad donde el control poblacional buscado ya es visible (claro que tiene efectos colaterales en las pensiones), pero tranqui, que están en ello -arreglarlo- :)
    Te pongo un trozo de mi entrada http://elforodelatribunadeavalon.blogspot.com.es/2013/12/me-alarmo.html

    Intuyo unas generaciones perdidas, no solo en lo material, también en lo físico, estando condenadas a no perpetuarse como es el mandato de su naturaleza instintiva, resultando grandes masas de seres frustrados, e insatisfechos, que no verán colmadas sus apetencias instintivas, unos reaccionarán dañándose a sí mismos y otros a los demás.

    Solo minorías selectas, que en su vida no han aceptado estas "leyes y premisas" sobrevivirán y se perpetuarán como especie, las otras, pasado el tiempo vital, desaparecerán sin rastro de su existencia estéril.

    Un saludo

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    1. Gracias por tu comentario y por tu post, lo acabo de leer. Un cordial saludo.

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