Pronto, muy pronto, nuestros candidatos a las elecciones empezarán su maratoniano periplo por multitud de pueblos y ciudades de España.
En olor de multitud, expondrán sus programas electorales y arrancarán aplausos efervescentes de su auditorio.
La única pega que le veo, es que a cada uno de estos mítines sólo les irán a ver sus incondicionales, ya sean militantes, afiliados o simplemente simpatizantes. Algún curioso, que no tiene otra cosa mejor que hacer y para de contar. En definitiva, un espectáculo de masas más. Un autobombo para el orador de turno, que es aclamado por sus hinchas, diga lo que diga y haga lo que haga. Un esfuerzo de miles de kilómetros que no aportará nada al resultado de las elecciones y consecuentemente al país.
Aquí, es donde me hago una pequeña y sencilla reflexión.
¿No sería más positivo, constructivo e interesante, que estos actos fueran compartidos por unos y otros partidos, que con un tiempo fijado de intervención cada uno, expusieran sus intenciones y programas a un público diverso, políticamente hablando?
Al igual que si de un partido de futbol se tratase o de un campeonato mundial de natación, acudirían las distintas aficiones a compartir el espectáculo. Y siempre cabe la posibilidad de hacer una mejor intervención y convencer a esos espectadores, no muy comprometidos, que no entienden de aficiones políticas y que solo quieren hechos y resultados.
Y después, eso que no falte, la gran final en radio y televisión, con debates entre ellos o ellas.
En fin. Hay que innovar en todo. ¿Por qué no también en política?
Totalmente de acuerdo, más razonar y menos hacer el fanático, sencillo simple y auténtico.
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