Puigdemont y Junqueras caracterizados "El gordo y el flaco" |
Waterloo
ha sido el sitio escogido por Puigdemont tras varios meses exiliado en
Bruselas, con la complacencia de la justicia belga, que desoyendo todos los
acuerdos y tratados de la Unión Europea, ha dado asilo a un prófugo de la
justicia de otro país europeo.
Esta
semana hemos conocido también el estado anímico de Carles Puigdemont, más allá
de las pantallas de televisión, de las ruedas de prensa o de las conferencias.
En una serie de mensajes, Puigdemont decía a Toni Comín (ERC):
-"Supongo que tienes claro que esto se ha terminado. Los nuestros
nos han sacrificado. Al menos a mí. Vosotros seréis consellers (espero y
deseo), pero yo ya estoy sacrificado tal y como sugería Tardà"
-"El plan de Moncloa triunfa. Sólo espero que sea verdad y que
gracias a esto puedan salir todos de la cárcel porque si no el ridículo es
histórico, histórico".
Mensajes que fueron conocidos a
través del programa de Ana Rosa Quintana en Tele5.
Su respuesta no se hizo esperar y
desde Twitter nos decía:
La verdad es que, a diferencia
de Napoleón, Puigdemont no va a dar su última batalla desde Waterloo, sino que
se ha rendido a la realidad en Waterloo.
Ahora solo queda por saber cuanto
tiempo transcurrirá para que vuelva a España y se enfrente a la responsabilidad
tan grave a la que le llevaron sus desmanes, al saltarse todas las leyes y reglas
que en un estado democrático rigen la convivencia. Que hace más flagrante con su huida a Bélgica junto con
otros cinco ex-consejeros, mientras entraban en prisión Oriol Junqueras y ocho
ex-consejeros. Dos actitudes contrapuestas. Mientras unos ponían tierra de por
medio, otros afrontaban su responsabilidad.
Gran diferencia entre unos y
otros, aunque ni los unos ni los otros midieron bien las fuerzas y sobre todo
no valoraron bien la capacidad de Mariano Rajoy para que sus adversarios se
“estrangulen” solos. En esta ocasión ha valido aplicar un 155 "ligth", convocar unas elecciones precipitadas, dejar que se peguen entre ellos y no hacer nada más mientras tanto, para que se precipite el fin de “el procés”.
Ni Napoleón en sus mejores tiempos.
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