Últimamente
se está acentuando el mensaje de que las listas abiertas serían un gran paso
contra la corrupción y una mejora para nuestra democracia.
El
sistema actual, malo, muy malo, consiste en unas listas que elabora el partido
en cuestión, donde son incluidos los miembros de una forma totalmente
enigmática y subjetiva, de forma que los elegidos son rehenes de quien los
incluye. Así tenemos que luego en el Parlamento son meros ecos o marionetas de
su nominador. Mala práctica sin duda, que ´prostituye´ la profesión de
parlamentario/a.
Pero,
¿qué nos traerían unas listas abiertas? En primer lugar se dejaría a los votantes
la posibilidad de votar o no a un determinado/a candidato/a, algo sin duda
interesante. Así, cualquier imputado/a en un caso de corrupción se vería
sometido al veredicto del pueblo y no al capricho de su jefe/a.
Debería
poder presentarse cualquiera, sin más requisitos que ser español y mayor de
edad.
Yo me
inclinaría por un sistema donde los candidatos de forma personal expusieran sus
programas, iniciativas y soluciones. Si quieren bajo la tutela del partido o no.
Y entre todos los votados, se elegiría a quienes obtuviesen más votos. También
reduciría, por supuesto, el número de parlamentarios a 150 ó 180, ¿para qué más?
No
obstante, lo más importante para mi es que se cumplan primero La Constitución y Las Leyes, tal y como están redactadas, cosa que no se hace. Es algo sustancial. Para lo que se
requiere que el Poder Judicial, no tenga la más mínima relación en su conformación
con el Poder Legislativo. ¡Vamos ni que conozcan el teléfono, uno de otro!
Después eliminar el Senado, tal y como está concebido, que solo supone un gasto hoy en día y una perdida de tiempo, para nada. Ahí tenemos al Sr. Bárcenas, elegido por Cantabria, que no se dignó siquiera a saludar en 8 años al presidente del ejecutivo de su Comunidad. Toda una prueba de su inutilidad.
Después eliminar el Senado, tal y como está concebido, que solo supone un gasto hoy en día y una perdida de tiempo, para nada. Ahí tenemos al Sr. Bárcenas, elegido por Cantabria, que no se dignó siquiera a saludar en 8 años al presidente del ejecutivo de su Comunidad. Toda una prueba de su inutilidad.
Después,
acabar con el Tribunal de Cuentas, que es un “cementerio de elefantes” y
convertirlo en una moderna consultoría y auditoría, capaz de elaborar informes
y dictámenes en poco más de un mes. Cada euro invertido en ello se multiplicaría
por mil o más.
Y ya por último,
algo tan obvio, repetido y necesario como es reestructurar el Estado, a la
vista del fracaso habido con el sistema autonómico, que tanto despilfarro,
duplicidades y corrupción ha supuesto.
Se le nota mucho el plumero para intentar manipular otra vez la verdadera Democracia, basta copiar de Inglaterra donde llevan 500 años de democracia, con gran poderío y sentimiento de pertenecia de sus ciudadanos.Así que menos cuento Adam Esmit y a no tomarnos por idiotas
ResponderEliminarYo no tomo a nadie por idiota. Eso lo hacen otros/as cuyo “modus vivendi” se basa en engañar a la gente. Yo opino, expongo una idea, mía o no, que creo puede ser acertada y ahí me quedo.
EliminarPor último, el sistema inglés se parece al nuestro, lo que “un huevo a una castaña”.Y la democracia no llegó hace 500 años, sino muchos, muchísimos menos.
Gracias por su comentario, amigo anónimo