Sede del Banco de España en Madrid (edificio del siglo XIX) |
Un
entonces joven abogado, inteligente, carismático, apuesto y ambicioso, pero un
advenedizo al fin y al cabo, se había encaramado a la presidencia del Banco
Español de Crédito, uno de los más grandes de España, y desde esa posición se
insinuaba y coqueteaba con un futuro político, que hizo temblar las estructuras
de los dos grandes partidos. Unos por que le vieron un adversario difícil,
otros por que les movería su silla.
De nada
valían los argumentos expuestos por su presidente y el apoyo que le suponía uno
de los bancos más grandes del mundo, J.P.Morgan. La decisión estaba tomada y era
el comienzo de un auténtico calvario para el atrevido abogado, que acabó en la
cárcel con una sentencia muy cuestionada.
Hasta 1992, el BdE había sido dirigido por Mariano Rubio (†), quien también
acabó en prisión por mantener una cuenta opaca al fisco. Pero antes había tenido que
dimitir por el llamado caso Ibercorp: tráfico de influencias, fraude fiscal e información privilegiada.
En el año
2000, fue nombrado director Jaime Caruana. Cargo que ocupó durante 6 años. En
esta etapa se desarrolló la burbuja inmobiliaria que a su vez causó una crisis
financiera sin precedentes que a día de hoy todavía no está resuelta. Durante
su etapa de mandato, los inspectores del Banco de España, le hicieron llegar un
escrito advirtiéndole de las malas prácticas que se estaban realizando por
algunas entidades financieras y las terribles consecuencias que ello tenía. El
escrito durmió “el sueño de los justos”.
MAFO, dirigiendo la "Orquesta Financiera" |
Hasta la
fecha nada ha cambiado. Los inspectores siguen protestando que las autoridades
políticas del Banco miran hacia otro lado y parece que ahora la fiscalía se ha
interesado por lo que está ocurriendo y ha ocurrido en las entrañas del
regulador español. Ya también en la U.E. lleva un tiempo cuyo prestigio se ha
venido abajo, debido sobre todo a la laxitud demostrada con la actividad de
algunas Cajas de Ahorro, sometidas al capricho político, siendo su caso más
exponente la actual Bankia, entre otras.
La última
“joya” que nos ha soltado es la advertencia a las entidades financieras sobre
sus guerras de depósitos para captar clientes. Una medida que sin duda favorece
a las entidades, al limitar la remuneración del pasivo con tipos por debajo de
la inflación. Además de ser una intromisión, sino ilegal si irregular, en la
formación de precios, el libre mercado y la libre competencia, que incluso
puede ser inconstitucional de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 51.1. de
la C.E. de 1978.
Una
historia reciente esta del Banco de España, que tardaremos años en olvidar y
sobre todo en amortizar el alto coste que su presunta negligencia nos ha
costado a los españoles. Nunca más.
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