domingo, 13 de enero de 2013

El Banco de España, un regulador sospechoso

Corría diciembre de 1993, cuando el entonces gobernador del Banco de España (BdE) Luis Ángel Rojo (†) tomaba la decisión de intervenir Banesto.
Sede del Banco de España en Madrid (edificio del siglo XIX)
Un entonces joven abogado, inteligente, carismático, apuesto y ambicioso, pero un advenedizo al fin y al cabo, se había encaramado a la presidencia del Banco Español de Crédito, uno de los más grandes de España, y desde esa posición se insinuaba y coqueteaba con un futuro político, que hizo temblar las estructuras de los dos grandes partidos. Unos por que le vieron un adversario difícil, otros por que les movería su silla.
De nada valían los argumentos expuestos por su presidente y el apoyo que le suponía uno de los bancos más grandes del mundo, J.P.Morgan. La decisión estaba tomada y era el comienzo de un auténtico calvario para el atrevido abogado, que acabó en la cárcel con una sentencia muy cuestionada.
Hasta 1992, el BdE había sido dirigido por Mariano Rubio (†), quien también acabó en prisión por mantener una cuenta opaca al fisco. Pero antes había tenido que dimitir por el llamado caso Ibercorp: tráfico de influencias, fraude fiscal e información privilegiada.
En el año 2000, fue nombrado director Jaime Caruana. Cargo que ocupó durante 6 años. En esta etapa se desarrolló la burbuja inmobiliaria que a su vez causó una crisis financiera sin precedentes que a día de hoy todavía no está resuelta. Durante su etapa de mandato, los inspectores del Banco de España, le hicieron llegar un escrito advirtiéndole de las malas prácticas que se estaban realizando por algunas entidades financieras y las terribles consecuencias que ello tenía. El escrito durmió “el sueño de los justos”.
MAFO, dirigiendo la "Orquesta Financiera"
Su sucesor, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, más conocido como MAFO, siguió con la misma línea hasta ser sustituido recientemente por Luis Linde, en junio de 2012.
Hasta la fecha nada ha cambiado. Los inspectores siguen protestando que las autoridades políticas del Banco miran hacia otro lado y parece que ahora la fiscalía se ha interesado por lo que está ocurriendo y ha ocurrido en las entrañas del regulador español. Ya también en la U.E. lleva un tiempo cuyo prestigio se ha venido abajo, debido sobre todo a la laxitud demostrada con la actividad de algunas Cajas de Ahorro, sometidas al capricho político, siendo su caso más exponente la actual Bankia, entre otras.
La última “joya” que nos ha soltado es la advertencia a las entidades financieras sobre sus guerras de depósitos para captar clientes. Una medida que sin duda favorece a las entidades, al limitar la remuneración del pasivo con tipos por debajo de la inflación. Además de ser una intromisión, sino ilegal si irregular, en la formación de precios, el libre mercado y la libre competencia, que incluso puede ser inconstitucional de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 51.1. de la C.E. de 1978.
Una historia reciente esta del Banco de España, que tardaremos años en olvidar y sobre todo en amortizar el alto coste que su presunta negligencia nos ha costado a los españoles. Nunca más.

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