lunes, 31 de diciembre de 2012

Una España Solidaria



Escudo de España

Si una cosa ha quedado clara a lo largo de estos últimos años, es que el sistema autonómico que conforma la estructura política de España, ha sido un rotundo fracaso. Fracaso que ha venido propiciado, no por el modelo en si, sino por la forma en que se ha desarrollado el mismo y más concretamente por el modo que la clase política lo entendió.

Algo que razonablemente era lógico, con independencia de cuestiones de tipo nostálgico o histórico, cuyo concepto más primario se basaba en la administración más cercana e inmediata, lo que en teoría suponía una mejor atención y utilización de los recursos, se acabó convirtiendo en la mayor dilapidación de los mismos, basada en el favoritismo, el nepotismo, la malversación, la corrupción y el desmadre.

España, como muchos otros estados del mundo, no nace como un capricho ni como algo artificial. España es el resultado de la unión de diversas culturas similares a lo largo de cientos de años, que ven en sus orígenes y en su localización geográfica motivos más que suficientes, para aunar esfuerzos y objetivos, en la búsqueda de una sinergia que beneficiase a todos los pueblos que la integran. Lo dicho, un proceso natural, como el desarrollado por innumerables naciones a lo largo de los siglos. Siendo quizás la defensa, una de las razones que más peso haya tenido.

Hoy como ayer, intereses espurios y de difícil comprensión, vuelven a “poner en la picota” la integridad y unión de los pueblos de España. Algo que no se puede evitar sólo con cambiar el nombre de la estructura: Federal por Autonómica. Es necesario algo más: Solidaridad y Justicia.
 
PIB por habitante (2011). Instituto Nacional de Estadística
Los desequilibrios territoriales económicos de España son grandes, así tenemos que el PIB per cápita del País Vasco es casi el doble que el de Extremadura, 31.058 € frente a 15.771 € con datos de 2011. Estos desequilibrios no son tampoco causa del azar o de un menor  esfuerzo de un territorio respecto del otro. No, es causa de su situación geográfica, de su climatología, de sus recursos naturales y de la mayor o menor atención prestada por el Estado durante muchísimos años.
 
Por ello, cualquier forma que se adoptase como estructura política no puede obviar la realidad y condenar a regiones menos favorecidas en beneficio de otras más favorecidas. Tampoco lo ha hecho Europa durante su constitución, que todavía sigue y no se sabe cuando acabará, si es que acaba algún día.

Luego semántica aparte, lo que se requiere es eficacia, algo que viene de la mano de la solidaridad y la justicia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario