Tras mi artículo anterior: “Las pensiones, ¿un sistema insostenible?”, hoy quiero ampliar un poco el asunto fijándome en dos cuestiones de actualidad que parecen independientes, pero no lo son:
1.- La campaña desarrollada haciendo ver que los impuestos y
cotizaciones son parte del salario real del trabajador, con objeto de
transferir estas obligaciones al trabajador de forma que con el paso de los
años...
2.- La cada vez más débil estructura financiera de la
Seguridad Social.
Veamos. Las aportaciones al sistema actual provienen de la empresa y del trabajador en porcentajes muy dispares:
Si tomamos como aportación media de la empresa un 35% y del trabajador un 6,50%, sobre una base media actual de 3.280 € (39.360 €/año) y calculamos su valor anualizado a 38 años a tipos de interés e inflación cero, teniendo en cuenta que la distribución de prestaciones en la Seguridad Social es de 84% a pensiones y 13% al resto de prestaciones. Y obtenemos una renta vitalicia para 15, 18 y 20 años de duración, el resultado sería el siguiente:
En el cuadro se puede apreciar que según el plazo de
duración de la pensión para un período de 15 años es más qué sostenible. Y es a
partir de 18 años cuando el déficit se vuelve insostenible.
Si ahora calculamos la aportación de un trabajador a un plan
privado para reforzar su pensión con una cantidad similar a la cotización del
trabajador, tendremos:
De lo que podemos deducir que es la cotización empresarial la que soporta el peso del coste de las pensiones. Algo que se constituyó hace ya muchos años.
La perspectiva sobre la viabilidad de la Seguridad Social, dado que la falta de profesionalidad de algunos políticos, sobre todo de la oposición, la están llevando a una situación de insolvencia haciéndole depender de las transferencias del Estado para equilibrar sus cuentas. La constante crítica a los costes laborales haciendo creer a la gente que la cotización empresarial forma parte de su nómina, algo que sumado a los impuestos llevan a valorar algunos en un 60% llegándole al trabajador solo un 40% del valor de su trabajo, solo tiene un fin: sembrar la discordia y el descontento generalizado de la sociedad.
Las prestaciones económicas de la Seguridad Social son
varias: Pensiones, Subsidios, Indemnizaciones y otras
prestaciones. Siendo las pensiones el capítulo principal de sus gastos, que
suponen actualmente un 111,92% sobre los ingresos por cotizaciones, con datos
de 2023. En 2002, por ejemplo, suponía el 80,33%. El resto de las prestaciones
se mantiene en un 14% aproximadamente desde hace más de 20 años.
El desglose general de gastos de la Seguridad Social es:
A lo largo del tiempo y analizados los datos desde 1995, podemos observar que hasta 2009 las cotizaciones igualaban o superaban a las prestaciones. Momento a partir del cual estas últimas superaron notablemente, tal que en el año 2023 el total de prestaciones suponen un 126,03% de las cotizaciones, lo que representa un déficit notable que habría que reducir.Esto nos lleva a tener que concluir que no hay otras alternativas que no sean:
● Recortar las pensiones
● Aumentar las cotizaciones
● O ambas cuestiones a la vez
Ahora bien, tenemos que ser conscientes de a lo que nos
lleva, no solo a los actuales pensionistas que han cotizado de acuerdo con las
reglas establecidas sino también a las generaciones futuras, que deben de ser
conscientes del recorte.
El problema como ya he dicho, más allá de la tan anunciada quiebra del sistema, es si queremos dejar la pensión en manos del sector público o que nos la gestione una entidad financiera. Algunos apuestan por esto último (sonrío).