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Proclama de U.G.T para el 14-N |
La verdad
es que razones para una huelga no deberían de existir. Es el último recurso
solo utilizable ante una situación insostenible y/o desesperada. Algo que parece
a lo que vamos encaminados, si antes no se remedia.
En estos
momentos, con una economía deprimida, renqueante, sin atisbos de mejora a la
vista, con grandes defectos estructurales, el daño que se ocasiona con la
huelga, es grande, muy grande. Lo cual ahonda más en la “herida lacerante” que
tenemos. No va a solucionar nada, pero ¿de quién es realmente la
culpa?
Para mí
esta nueva convocatoria de huelga obedece a varios “agentes desestabilizadores”:
·
Falta absoluta de diálogo por
parte del gobierno:
¿No hay una reflexión en el sentido de que se puedan estar cometiendo errores
de bulto? Parece que no. Ordeno y mando.
·
Inexistencia de medidas a otros
colectivos: ¿Qué
esfuerzo real se está pidiendo a empresarios y banca? Ninguno. Parece que el
ajuste sólo va en la dirección del trabajador, del desempleado y del
pensionista.
·
Inamovilidad de los privilegios
políticos: ¿Se ha
hecho algún gesto serio por racionalizar el sistema político? Tampoco. Todo
sigue igual. “La Casta” también es intocable
·
Falta de una hoja de ruta clara y
concisa:
¿Obedecen los diferentes ajustes y reformas a un programa establecido con
objetivos tangibles y con horizonte temporal? No. Tenemos la sensación de que
se gobierna improvisando, a base de ideas repentinas, escuchando a los de fuera
y esperando nos saque de la crisis, la inercia de otros países.
·
Absoluto desprecio y falta de
respeto: ¿Piensan
algunos y algunas responsables lo que dicen? Juzguen ustedes, por el tiempo que
llevamos ya. Mentiras, culpabilidades, impunidades, irresponsabilidades en una absoluta
insensibilidad social.
Yo sigo
pensando que existe en España una conciencia equivocada de que el trabajador es un
privilegiado por tener empleo. Y no se le ve como alguien que genera valor y
consecuentemente beneficio.
Hoy,
aquellos factores esenciales de la economía; tierra, trabajo y capital, los
podríamos cambiar por Relación, Subsidio y Deuda. El empresario por sus “buenas
relaciones” obtiene un contrato, subsidia a la gente y se endeuda con el banco.
En el transcurso se lleva el beneficio, siempre suculento. Hasta que la cosa
explota, como desgraciadamente ha ocurrido, y vuelta a empezar. La codicia no
descansa.