viernes, 10 de abril de 2020

COVID19, el virus chino

La mal denominada ´Gripe Española´(1918) causó la muerte de más de 40 millones de personas en todo el mundo y cerca de trescientas mil personas en España. Aún no se sabe cuál fue el origen de esta epidemia, sí sabemos que fue causado por un brote de influenza virus A, del subtipo H1N1.
Apariencia del virus
Algunos investigadores afirman que empezó en Francia, otros en China, pero muchos estudios la sitúan en la base militar de Fort Riley (USA).
El conocido como COVID 19 tuvo su origen, sin duda, en un mercado de animales vivos en la ciudad de Wuhan (China) en diciembre de 2019, pero no se ha denominado ni virus ni gripe china. Y se supone que todo se ha debido a un proceso natural sin intervención de la mano del hombre.
Así, el 7 de enero de 2020, las autoridades chinas identificaron como agente causante del brote un nuevo tipo de virus de la familia ´Coronaviridae´, que ha sido denominado SARS-CoV-2. La secuencia genética fue compartida por las autoridades chinas el 12 de enero (según informe del Ministerio de Sanidad, España).
A partir de ahí, los focos se fueron extendiendo poco a poco por muchos países, siendo Italia donde se localizó el foco inicial más importante de Europa, desde donde probablemente llegó a España. En la tarde del 19 de febrero el partido de futbol de la Liga de Campeones entre Atalanta y Valencia en el estadio de San Siro, pudo ser el catalizador de la propagación.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España
El primer informe del Ministerio de Sanidad español cifra el 28 de febrero en 31, los casos detectados en España. Poco después se celebra en España y otros lugares el Día de la Mujer, 8 de marzo. El día 5, último informe de Sanidad había 251 casos. El siguiente informe de 9 de marzo da 1.199 casos y el 14 de marzo, 5.753 casos. Es obvio que la propagación diaria del virus era casi exponencial.
Así, el presidente del gobierno de España, según Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo, establece el estado de alarma por un plazo de 15 días:
 Al amparo de lo dispuesto en el artículo cuarto, apartados b) y d), de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio, se declara el estado de alarma con el fin de afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19”
Posteriormente y con la aprobación del Congreso de los diputados, como es preceptivo, este estado de alarma se prolongó hasta el día 12 de abril, inicialmente, y en el último pleno celebrado una segunda prorroga hasta el 26 de abril. ¿Será la última?
Ahora ya con la situación más controlada en cuanto a la tasa de propagación y la reducción de fallecimientos diarios hay que afrontar la recuperación de la actividad normal, algo que todavía no se sabe bien como se va a producir. Un rebrote de los contagios nos podría poner en una situación aun peor, si cabe la expresión.
Parece que lo que se ha venido a llamar desescalada, término utilizado para definir cómo será esa vuelta, se va a realizar a partir del próximo lunes 13 de abril con las condiciones que hubo en la primera fase del estado de alarma y primando el teletrabajo cuando ello sea posible. Observar medidas de protección, como mascarillas, guantes, lavado frecuente de manos, distancia social y evitando que lugares de alta concurrencia, como cines, teatros, cafeterías, restaurantes, etc. puedan volver a abrir de inmediato.
El impacto del confinamiento extremo es muy grande y su prolongación limita la transmisión, pero tiene un coste muy alto. No lo podemos prolongar permanentemente”, ha declarado Joan Ramon Villalbí, epidemiólogo y ex presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Por el contrario, Antoni Trilla, epidemiólogo y miembro del comité de expertos que asesoran al gobierno, ha asegurado que no fueron consultados y que, en su opinión, “sería sensato” mantener un paralización total más allá de esta semana.

Gráficos de tasa de propagación en % y nº de fallecimientos a 10 de abril. (Fuente: Ministerio de Sanidad)

La realización de los test prevista, pretende determinar cuantos contagiados hay realmente que son asintomáticos pero pueden propagar la enfermedad, con el claro objetivo de que se siga manteniendo un confinamiento más controlado.
Luego, una vez detenida la propagación y cesado los fallecimientos, quedamos en manos de investigadores y médicos, para dar con el medicamento adecuado y/o la vacuna eficaz. Toda una incertidumbre ya que tampoco se sabe la capacidad de mutación del virus y sus posibles consecuencias.
El jefe del servicio de microbiología del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, Tomás Pumarola, en declaraciones al diario El País, manifiesta: “Cuando haya infectado a un número importante de población y le cueste infectar a más, desaparece y vuelve a aparecer más tarde. Si hay un nivel de la población alto que le protege, cada vez le va a costar más y es posible que desaparezca o no. La clave es la vacuna. Si nos consigue proteger al 100% de forma duradera, conseguiremos eliminarlo definitivamente, como hicimos con la viruela. Pero si la vacuna no es 100% efectiva y el virus va cambiando, tendremos que convivir con él, con mucha menor malignidad”.
A continuación apunto este cuadro de la situación en diferentes países del mundo, donde se puede apreciar en términos absolutos y relativos, la evolución de la enfermedad y sus consecuencias.

Cuadro con valores significativos de la situación mundial del virus a 10 de abril-20

A pesar de los antecedentes en China, algunos países europeos tardaron demasiado en implementar medidas de contención, que sin lugar a dudas hubieran minimizado la propagación y sus letales consecuencias.  Algo comprensible dado la dureza de las medidas necesarias y sus graves consecuencias socio-económicas. No es fácil tomar decisiones "a priori". En España, los tres primeros fallecimientos se produjeron el 13 de febrero, diagnosticado por necropsia tiempo después, el 4 y 5 de marzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario