La mal denominada ´Gripe Española´(1918) causó la muerte de más de 40 millones de personas en todo el
mundo y cerca de trescientas mil personas en España. Aún no se sabe cuál fue el
origen de esta epidemia, sí sabemos que fue causado por un brote de
influenza virus A, del subtipo H1N1.
Apariencia del virus |
El conocido como COVID 19 tuvo su origen, sin duda, en un
mercado de animales vivos en la ciudad de Wuhan (China) en diciembre de 2019,
pero no se ha denominado ni virus ni gripe china. Y se supone que todo se ha
debido a un proceso natural sin intervención de la mano del hombre.
Así, el 7 de enero de 2020, las autoridades chinas
identificaron como agente causante del brote un nuevo tipo de virus de la
familia ´Coronaviridae´, que ha sido denominado SARS-CoV-2. La secuencia
genética fue compartida por las autoridades chinas el 12 de enero (según informe del Ministerio de Sanidad, España).
A partir de ahí, los focos se fueron extendiendo poco a
poco por muchos países, siendo Italia donde se localizó el foco inicial más importante
de Europa, desde donde probablemente llegó a España. En la tarde del 19 de
febrero el partido de futbol de la Liga de Campeones entre Atalanta y Valencia
en el estadio de San Siro, pudo ser el catalizador de la propagación.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España |
El primer informe del Ministerio de Sanidad español cifra
el 28 de febrero en 31, los casos detectados en España. Poco después se celebra
en España y otros lugares el Día de la Mujer, 8 de marzo. El día 5, último
informe de Sanidad había 251 casos. El siguiente informe de 9 de marzo da 1.199
casos y el 14 de marzo, 5.753 casos. Es obvio que la propagación diaria del
virus era casi exponencial.
Así, el presidente del gobierno de España, según Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo, establece el estado de alarma por un plazo de
15 días:
“Al amparo de
lo dispuesto en el artículo cuarto, apartados b) y d), de la Ley Orgánica
4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio, se declara
el estado de alarma con el fin de afrontar la situación de emergencia sanitaria
provocada por el coronavirus COVID-19”
Posteriormente y con la aprobación del Congreso de los
diputados, como es preceptivo, este estado de alarma se prolongó hasta el día
12 de abril, inicialmente, y en el último pleno celebrado una segunda prorroga
hasta el 26 de abril. ¿Será la última?
Ahora ya con la situación más controlada en cuanto a la
tasa de propagación y la reducción de fallecimientos diarios hay que afrontar
la recuperación de la actividad normal, algo que todavía no se sabe bien como
se va a producir. Un rebrote de los contagios nos podría poner en una situación
aun peor, si cabe la expresión.
Parece que lo que se ha venido a
llamar desescalada, término utilizado para definir cómo será esa vuelta, se va
a realizar a partir del próximo lunes 13 de abril con las condiciones que hubo
en la primera fase del estado de alarma y primando el teletrabajo cuando ello
sea posible. Observar medidas de protección, como mascarillas, guantes, lavado
frecuente de manos, distancia social y evitando que lugares de alta
concurrencia, como cines, teatros, cafeterías, restaurantes, etc. puedan volver
a abrir de inmediato.
“El impacto del confinamiento
extremo es muy grande y su prolongación limita la transmisión, pero tiene un
coste muy alto. No lo podemos prolongar permanentemente”, ha declarado Joan
Ramon Villalbí, epidemiólogo y ex presidente de la Sociedad Española de Salud
Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Por el contrario, Antoni Trilla, epidemiólogo y miembro del comité de expertos
que asesoran al gobierno, ha asegurado que no fueron consultados y que, en su
opinión, “sería sensato” mantener un paralización total más allá de esta semana.
Gráficos de tasa de propagación en % y nº de fallecimientos a 10 de abril. (Fuente: Ministerio de Sanidad) |
La realización de los test prevista, pretende determinar
cuantos contagiados hay realmente que son asintomáticos pero pueden propagar la
enfermedad, con el claro objetivo de que se siga manteniendo un confinamiento
más controlado.
Luego, una vez detenida la propagación y cesado los
fallecimientos, quedamos en manos de investigadores y médicos, para dar con el
medicamento adecuado y/o la vacuna eficaz. Toda una incertidumbre ya que
tampoco se sabe la capacidad de mutación del virus y sus posibles
consecuencias.
El jefe del servicio de microbiología del hospital Vall
d’Hebron de Barcelona, Tomás Pumarola, en declaraciones al diario El País,
manifiesta: “Cuando haya infectado a un
número importante de población y le cueste infectar a más, desaparece y vuelve
a aparecer más tarde. Si hay un nivel de la población alto que le protege, cada
vez le va a costar más y es posible que desaparezca o no. La clave es la
vacuna. Si nos consigue proteger al 100% de forma duradera, conseguiremos
eliminarlo definitivamente, como hicimos con la viruela. Pero si la vacuna no
es 100% efectiva y el virus va cambiando, tendremos que convivir con él, con
mucha menor malignidad”.
A continuación apunto este cuadro de la situación en diferentes países del mundo, donde se puede apreciar en términos absolutos y relativos, la evolución de la enfermedad y sus consecuencias.
Cuadro con valores significativos de la situación mundial del virus a 10 de abril-20 |
A pesar de los
antecedentes en China, algunos países europeos tardaron demasiado en
implementar medidas de contención, que sin lugar a dudas hubieran minimizado la
propagación y sus letales consecuencias. Algo comprensible dado la dureza de las medidas necesarias y sus graves consecuencias socio-económicas. No es fácil tomar decisiones "a priori". En España, los tres primeros fallecimientos se produjeron el 13 de febrero, diagnosticado por necropsia tiempo después, el 4 y 5 de marzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario