viernes, 3 de abril de 2020

¿Wuhan, origen del apocalipsis?

Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios (Apocalipsis de San Juán 16.1)

Va a terminar la tercera semana de confinamiento, una medida que está ayudando mucho a detener el número de contagios. Tanto tiempo así te hace pensar mucho, más si es una situación nunca vivida por nadie en el mundo actual.
Esta pandemia que comenzó a hacerse patente a finales de diciembre, tuvo su origen en Wuhan, capital de Hubei, China. Ciudad situada al sureste, con una población algo mayor de once millones de personas.
Todos recordaremos aquellas noticias donde veíamos fumigar las calles mientras la población era recluida en sus domicilios. Lo veíamos todo tan lejos que no calibrábamos bien la posibilidad de vernos nosotros también inmersos en esa situación. Como así ha ocurrido.
Fue a finales de enero cuando se detectó el primer caso en La Gomera (Canarias) en un grupo de ciudadanos alemanes. Tal que uno de ellos fue aislado e internado en un centro sanitario, recibiendo el alta después de 15 días.

Situación de algunos países a 30 de marzo


Todo seguía viéndose como algo remoto y difícil de propagarse si no había habido contacto con nadie del lugar del origen de la infección.
Pero poco a poco, se fueron produciendo las alertas, consejos de la OMS – Organización Mundial de la Salud- y el virus se hizo muy presente en Italia, en la región de Lombardía, convirtiéndose en el foco de infección de Europa, a finales de febrero. De allí saltó a España.
Hoy, ya está prácticamente extendido por el mundo en una forma de propagación retardada, va apareciendo en diferentes países que replican lo ocurrido. Desde España hasta Ecuador.
La letalidad o capacidad de matar del virus es alta, sobre todo en la denominada población de riesgo; personas mayores de 70 años y/o con enfermedades crónicas previas. Aunque ya hay casos de personas jóvenes e incluso algún niño, no es lo normal pero ha ocurrido.
Militares españoles fumigan una estación de autobuses
Las soluciones médicas inmediatas es administrar medicamentos antivirales conocidos y en los casos más extremos administrar oxígeno de forma artificial, ya que una de las afecciones más notable, al margen de la fiebre o tos seca, es la dificultad para respirar y el deterioro del sistema respiratorio.
Dar con el medicamento más eficaz y con la vacuna nos llevará tiempo, mientras, las medidas de aislamiento, protección (mascarillas y guantes), higiene (lavarse bien las manos con frecuencia) y ausencia de contacto (distancia de separación), son las más eficaces para detener la propagación, que lleva a saturar los servicios sanitarios, dimensionados para tiempos normales, no para una situación del calibre actual.
Es difícil prever cuando se volverá a la normalidad. Yo creo que solo la inmunización de gran parte de la sociedad, hallar el medicamento eficaz y una vacuna, podrán devolvernos a todos la confianza y alejar el temor de nuestras vidas. Pero siempre y durante muchos años será difícil olvidar estos momentos.
Es pues, hora de La Esperanza, de volver la vista atrás, de corregir nuestros defectos humanos, de asumir con humildad que el hombre y la mujer somos seres de La Naturaleza Todopoderosa, los creyentes decimos Dios. No estamos solos.

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