“Esta norma introducirá un nuevo
índice de referencia que sustituirá al Índice de Precios al Consumo (IPC) en
las actualizaciones periódicas, entre otras, de ingresos y gastos, precios, tarifas,
tasas y rentas de las Administraciones Públicas. La vicepresidenta ha señalado
que afectará especialmente a los contratos administrativos por cuanto el
sistema de actualización conforme al IPC deviene en una pérdida de
competitividad de la economía española.”
Con esta
definición nos colaba el pasado día 26 de Abril, un gobierno noqueado, su
intención de descolgar pensiones y salarios, básicamente, del IPC (Índice de precios al
consumo).
Evolución del IPC desde 1983 |
Desde
1996, más o menos, la pérdida de poder adquisitivo ha sido evidente y brutal. Los
precios, con un libertinaje absoluto, han evolucionado al alza incrementando
sobremanera el beneficio empresarial. Precios que han ido recogiendo el coste
financiero del endeudamiento masivo de las empresas, que se ha repartido entre
los consumidores y usuarios, sin que el IPC sirviera más que como un remedio
paliativo de escasa eficacia. Ahora, al perder esa referencia, mala pero
única, entraremos en más empobrecimiento y mayor pérdida de poder
adquisitivo, si cabe, que la que hemos vivido.
Se trata
de una medida cuyo objetivo es, por encima de todo, satisfacer la demanda de
las organizaciones empresariales, que cada vez demuestran un mayor interés en
recortar los salarios, para con ello afrontar sus elevadas deudas, sin
detrimento de los beneficios. Deudas irracionales que han conseguido desestructurar
aún más la economía española. Una economía centrada en el sector servicios,
incapaz de exportar productos competitivos, desindustrializada, codiciosa y oportunista.
Que no oportuna.
Esta
desindexación, era un deseo enfermizo de nuestro gobierno. Que veía como todas
sus reformas, no conseguían nada y que además la tasa de IPC, doblaba o
triplicaba sus previsiones, con lo que todas sus proyecciones macroeconómicas
se iban al garete, unos meses después.
En
definitiva, si algo no me vale o satisface mis cálculos prescindo de ello y se
acabó el problema. Satisfaciendo además, esa codicia insana de algunos empresarios, que hoy por hoy representan al conjunto. Este es el alcance de esta medida, tan injusta como
innecesaria.
Elucubraciones (no lucubraciones)
ResponderEliminarSi no fueras tan listo, te ilustrarías antes de rebatir y corregir.
EliminarDiccionario de la Real Academia Española:
lucubración.
(Del lat. lucubratĭo, -ōnis).
1. f. elucubración.
Un saludo