La C.N.M.V. : ¿Un despropósito organizado?

Según reza en sus intenciones: “La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es el organismo encargado de la supervisión e inspección de los mercados de valores españoles y de la actividad de cuantos intervienen en los mismos. El objetivo de la CNMV es velar por la transparencia de los mercados de valores españoles y la correcta formación de precios, así como la protección de los inversores.”

Algo que en los últimos tiempos se ha visto cuestionado por diversos acontecimientos, siendo el último caso el de Bankia, donde han fallado todos los sistemas de control.

Miles de pequeños accionistas se han visto atrapados en pocos meses desde su salida a bolsa, con perdidas cercanas al 50%. En esta ocasión no ha habido la diligencia y agilidad que hubo con los ya tristemente famosos pagarés de Nueva Rumasa. Entonces, con un gran despliege mediático, la CNMV alertó a todo aquel que quisiera escuchar, que la citada emisión no estaba sometida a su control y regulación. Y por tanto existía un cierto riesgo en dicha inversión. Algo que desgraciadamente ocurrió. Este acierto, dentro de sus competencias, no dejaba de tener un “tinte político intenso” y yo no recuerdo nada parecido en su ya larga historia. El caso, por ejemplo, de Afinsa y Forum Filatélico, no estaba dentro de sus competencias debido a las especiales características de producto de inversión. No obstante si creo podían haber alertado, a título informativo, del potencial riesgo que se tomaba al invertir en tales productos, principalmente de carácter filatélico.

Tampoco estuvo ni ágil ni previsora, con las vicisitudes de miles de pequeños accionistas de La Seda de Barcelona, que vieron como su dinero se diluía en una gestión nefasta, presuntamente dolosa y fraudulenta, de sus ejecutivos. A día de hoy está pendiente de varias causas de responsabilidad penal y civil en los tribunales de Justicia.

Sede de la CNMV en Pº de la Castellana (hoy vacia)

El caso de Inmobiliaria Colonial, también deja mucho que desear en la labor supervisora y reguladora de la CNMV, donde también muchos miles de pequeños accionistas han perdido importantes cantidades de dinero, tras diversos acontecimientos, entre ellos una ampliación de capital llevada a cabo para re-equilibrar las cuentas.

Pero volviendo al reciente caso de Bankia, ¿Cómo se ha podido permitir tal desaguisado?

En primer lugar, ante las alarmas iniciales, el FROB (Fondo de Regulación y Ordenación Bancaria) dependiente del Banco de España, inyectó unas cantidades nada desdeñables de dinero, para solventar la coyuntura. Se propició la llamada “fusión fría” (SIP) entre varias entidades para alejar la temida bancarrota. Se auditaron las cuentas, por parte de una reconocida y prestigiosa empresa, Deloitte. Se hizo una oferta pública de acciones, que conllevaban un descuento del 30 ó 40% de su valor en libros. Pues a pesar de todo, de ser una entidad dirigida políticamente, estar ayudada por el Tesoro Público, ser auditada dos veces, vigilada y autorizada su O.P.V., nos encontramos con la dimisión de su presidente de designación política reciente, con una nueva intervención del Banco de España y miles de accionistas engañados y estafados.

Y hasta el momento no hay un solo responsable de ninguno de los organismos, instituciones o empresas implicados que haya sido llamado por ningún juez a unas diligencias previas aclaratorias de lo que de verdad ha ocurrido. Tampoco la fiscalía ha tomado cartas en el asunto, como de oficio le correspondería ante la presunción de un delito de tal magnitud.

¡Tan sorprendente como decepcionante!