No es ya solo esta crisis económica, la que nos agobia, sino que además nos “fríen a multas”.
Sí, cuando menos dinero tenemos, tras años de pérdida de poder adquisitivo, como a algunos les parece poco, incrementan los presupuestos de sus instituciones u organismos por la vía de las sanciones de tráfico. Mucho daño para nuestros ya exiguos bolsillos e insustancial para engordar esos grandes presupuestos con colosales deudas y déficit, que también nos han endosado sin querer, ni darnos cuenta.
Sí, cuando menos dinero tenemos, tras años de pérdida de poder adquisitivo, como a algunos les parece poco, incrementan los presupuestos de sus instituciones u organismos por la vía de las sanciones de tráfico. Mucho daño para nuestros ya exiguos bolsillos e insustancial para engordar esos grandes presupuestos con colosales deudas y déficit, que también nos han endosado sin querer, ni darnos cuenta.
De nada te vale recurrir, es una pérdida de tiempo. Las instrucciones son claras y lo único que puedes es llevarte otra decepción, al ver como instituciones u órganos colegiados actúan como si fueran “robots” sin preocuparse de que haya podido haber un error humano o material. Así se pone en marcha la maquinaria recaudatoria que además solo funciona con los ciudadanos que tienen un domicilio conocido, pagan sus impuestos, tienen un trabajo legal y una cuenta corriente o similar a su nombre. Aquellos otros u otras, que infringen de forma habitual leyes y normas, ya se cuidan muy mucho de no ser sorprendidos por la maquinaria recaudatoria. Maquinaria que recuerda con gran exactitud aquellos tiempos del feudalismo de la edad media, donde los señores feudales enviaban a sus soldados a quitar el fruto del trabajo a sus vasallos, so pena de ser maltratados e incluso ajusticiados.
Insisto, de nada vale recurrir. El sistema te condena a unos procesos tortuosos e inútiles, que protegen a veces la injusticia más descarada, sin que nada ni nadie aporte un mínimo de cordura y sensatez, respondiendo con objetividad y justicia a situaciones de abuso de autoridad, represalias injustificadas, descontentos laborales, malos días o simplemente errores de apreciación que no son posteriormente reconocidos.
Es una pena, la percepción que algunos ciudadanos tenemos de estas instituciones u organismos que dicen velar por el interés público.
Si estuvieran bien aparcados no tendrían porqué preocuparse. El hecho es que existe una sanción por estar mar aparcado y tanto antes como ahora debe haber sanción, lo demás es demagogia.
ResponderEliminarAmigo anónimo, ya veo que es usted un ciudadano ejemplar, no contamina, no circula por la M-30 (no túnel)a 96 en vez de a 90, aparca siempre en lugar correcto, a pesar de las restricciones, está contento con su trabajo, su sueldo y sus jefes, no le afecta la subida de los precios y menos las gasolinas, tampoco los impuestos, ni la deuda y el déficit asumidos, ni la burbuja inmobiliaria, ni el futuro de sus hijos....¡Es usted envidiable!
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