Parlamento europeo |
Ya han
pasado bastantes años desde aquellos iniciales momentos de la crisis que
vivimos y tenemos suficientes argumentos para decidir. Porque decidamos o no,
seremos los máximos responsables del resultado que en las urnas se produzca.
El
partido ganador, con independencia de la mayor o menor participación,
considerará su victoria como un refrendo a su acción. Ya sea en labores de
gobierno o de oposición.
Así
tenemos que las actuales encuestas hablan de una participación del 40%, muy
lejos de los mínimos necesarios para conocer el verdadero sentir de la opinión
pública y que este fuese válido éticamente.
Hoy, con
todos los defectos habidos y por haber, las grandes decisiones se toman en
Europa. Y más concretamente el eje franco-alemán, capitaneado por François Hollande
y Ángela Merkel.
Todos
sabemos y recordamos la premura que en su momento tuvo aquella reforma
constitucional del artículo 135 en septiembre de 2011, que bajo el concepto de
estabilidad presupuestaria priorizaba el pago de la deuda pública.
Y es por
ello que no nos podemos abstraer a la realidad, tal que el avestruz que esconde
su cabeza para no ser visto.
El otro día
tuve la ocasión y el placer de acudir a la presentación del libro «La
desventura de la libertad» de Pedro J. Ramírez, en El Ateneo de Madrid. No era
un acto político, aunque hubiera políticos en su presentación. Era un acto
puramente comercial, pero no por ello dejaba de ser interesante y profundo lo
que allí se dijo.
Así, en el discurso del autor, que huía de cualquier similitud
con la actualidad y solo se refería a que lo narrado era historia, entresaco
este párrafo que nos hace muy difícil evadirnos de la realidad:
“Porque si en medio
de cuanto es inaceptable -la corrupción, el paro, la mordaza, el saqueo fiscal,
la falsificación del principio de representación...- preferimos dejarnos
llevar, si incurrimos en la parálisis y el conformismo estéril, estaremos
abocando a los españoles del futuro hacia una nueva desventura de la libertad.”
Muchos
movimientos ciudadanos se han puesto en pie para establecer una nueva o tercera
vía. Así junto a la UPyD de Rosa Díez, cada vez más consolidado, aparece Vox,
el partido de Alejo Vidal Quadras y Santi Abascal, una escisión del Partido
Popular, descontenta con sus incumplimientos y forma de actuar en estos casi tres años de gobierno. Antes ya había surgido el partido Sociedad Civil y Democracia, ahora presidido por María Jamardo, que no se presenta en esta ocasión
y concentra todas sus fuerzas y mensajes para las citas electorales del próximo
año. Un partido que quiere desde, por y para la sociedad civil, rescatar la
soberanía, hoy secuestrada.
También
Ciutadans, el partido de Albert Rivera, coge cada vez más protagonismo. Y no
podemos olvidar al partido Movimiento RED, que encabezado por el juez Elpidio José Silva,
representa la lucha de la sociedad contra una justicia dependiente del poder
político y contra la corrupción.
El Partido X, otra Red Ciudadana que lidera Hervé Falciani, que hace de la lucha contra la corrupción política, su máxima expresión.
Así que
toda opción es válida, pero en esta ocasión no nos podemos quedar en casa,
esperando que otros nos resuelvan la papeleta. Hay que ir a votar. Votar en
conciencia y asumir la responsabilidad del resultado. De lo contrario se
garantiza más de lo mismo, con la total cobertura legal que otorgan las urnas.
¡Es la
hora de hablar!
Uno no puede votar por votar, como si fuera un robot. Uno tiene que votar a quien le convence. Y ni una sola de las 36 candidaturas me termina de convencer. En esta tesitura ¿Para qué votar?
ResponderEliminarMaruja Torres @MistralS 2 h
ResponderEliminar@efrit1 @VidalJuanma @caval100 Lo he RT por Vidal, que no por Jáuregui. Yo votaré a un pequeñito.
HASTA ESTA ESCRITORA FAMOSA NO VOTARA A LA CASTA
@sorluciacaram 19 h
ResponderEliminarHay que votar en las Europeas.Veo claro que hay que poner fin al bipartidismo porque son responsables del fracaso: No votaré ni PP ni PSOE
HASTA ESTA MONJA MEDIÁTICA VOTARA A LA NO CASTA
Magnífica reflexión. Si no votas, no decides, pero igualmente alguien decidirá por ti.
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