Un triste y fatal suceso ocurrido en León hace unos días, ha vuelto a poner a la red social Twitter en el ojo del huracán. Todo, porque algunos comentarios van más allá de la crítica, del insulto o de las amenazas. Algo que viene ocurriendo desde siempre, no solo por el anonimato relativo que ofrece la red, sino también por que estas expresiones se oyen todos los días en la calle. Y Twitter no hace nada más que reflejar lo bueno y lo malo de la sociedad, de la calle. Solo hay que acudir a un partido de futbol, para oír los más salvajes comentarios. Sin que hasta la fecha, hayan merecido una atención especial.
Tuit con su autor detenido |
Pero
quizá en Twitter su “peor faceta” sea esa imposibilidad de moderar, censurar y dirigir sus
comentarios. Si hoy la prensa, la radio y la tv, se ven sometidas a censura
indirecta o autocensura, por medios proactivos como las subvenciones, la
publicidad o la concesión de créditos, la red social, inmersa en la ley de la
oferta y la demanda, no necesita de “apoyos especiales” en su singladura.
Tuit, sin responsabilidad alguna |
Su
alcance mundial, donde las noticias, los comentarios, las críticas o los
chistes, se leen al mismo tiempo en Islandia o en Australia, en cuestión de
segundos, ha puesto a Twitter en el objetivo de los gobiernos autoritarios y/o
dictatoriales, donde no son bien recibidas las críticas. Y aprovechan cualquier
derivada, para acometer un ataque a la red, penalizando comentarios, soeces e
injustificables, pero que no dejan de ser eso, solo comentarios.
La
imposibilidad de restringir la libre expresión, que en algunos casos es propia
de botarates y energúmenos, no puede alterar la agenda legislativa de un
gobierno demócrata, que debe de permanecer por encima de esas algarabías
dialécticas, que no tienen más trascendencia que la que subjetivamente quiera
darse.
Y es que no
se pueden poner puertas al campo.
Impresionante el comentario de la policia. Parece que nos quieren hacer tontos para imponerse.
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