Sí, quedan 84 días para las elecciones generales. ¿Más de lo mismo?
Estas dos últimas semanas, desde el anterior artículo, han sido pródigas en medidas. La más polémica, la reforma constitucional para establecer un techo de déficit al gasto público. Medida que ha unido a los dos partidos mayoritarios, con pequeños matices diferenciales. Otra medida, esta por sorpresa, ha sido la rebaja del I.V.A. en la compra de vivienda nueva del 8% al 4%. También la prórroga del subsidio de 400 euros a parados de larga duración, la reforma de los contratos temporales, prolongando la vigencia de los mismos o la modificación del impuesto de sociedades para algunas empresas, entre otras.
Como verán, si exceptuámos la primera, lógica y de sentido común, que no requeriría de tan alto rango, el resto son un tanto improvisadas y sin la mínima garantía de que produzcan un pequeño cambio en la situación actual.
Bajo mi punto de vista, seguimos sin que nadie aporte verdaderas soluciones a verdaderos problemas que tenemos. Soluciones que siempre serían contestadas por una parte de la sociedad, pues es muy difícil gobernar con el beneplácito de todos. Aquí es donde se debe de reflexionar y decir ¿qué necesita realmente el país y la gran mayoría de la sociedad?: lo primero, es un empleo de calidad. No un empleo precario que distorsione las estadísticas temporalmente. Entonces, habrá que ir al “quid” de la cuestión:
1º) Economía sumergida y fraude fiscal: Con una economía ilegal que cifran los expertos por encima del 20%, está claro que difícilmente, se puede invertir la actual situación de forma mantenida. Estamos hablando de más de doscientos mil millones de euros. ¿Tan difícil es corregir tal despropósito? ¿no hay medios suficientes para perseguir esto? ¿no merece la pena intentarlo?
Una legislación clara y contundente. Con un sistema de inspección y control adecuado, daría unos resultados más que aceptables. No es tan difícil, solo es proponérselo y ejecutarlo.
2º) Corrupción y tráfico de influencias de los poderes públicos: Igualmente, solo requeriría una legislación expresa, que hiciese pensárselo dos veces antes de meter la mano en los caudales públicos y/o aprovecharse del cargo en beneficio propio, con abuso de la confianza depositada.
3º) Dinamización del mercado de la vivienda: Otro tema de vital importancia, que durante la burbuja ha puesto los precios inasequibles para una gran mayoría de la población. Aquí se requiere de soluciones ingeniosas, compartidas entre todos los actores que intervienen –promotores, bancos y propietarios en general- y establecer fórmulas como puede ser el renting, que permitiría sacar del “stock” miles de viviendas y consecuentemente incentivar la economía. ¿Por qué no se hace?
4º) Regulación y control de las inversiones especulativas en los mercados de capital: Si se sometieran a impuesto las transacciones de acciones y derivados, que no son otra cosa que activos patrimoniales, se acabaría con ese casino, en el que se han convertido las bolsas. No se trata de gravarlas con una tasa, como la llamada tasa Tobín, sino de someterlas a una impuesto como el IVA, el impuesto de transmisiones patrimoniales u otro creado al efecto. De forma que de estabilidad al intercambio de estos activos. Impidiendo la especulación con ellos.
5º) Programa de amortización de deuda pública ambicioso: Establecer un programa de amortización de deuda pública, que deje esta en términos económicos aceptables. Sin descuidar también, que lo hagan aquellas empresas, cuyas deudas rozan alto riesgo de impago, con concecuencias socialmente catastróficas.
Si además, aprovecháramos en mejorar el sistema de Estado que tenemos, haciendo que las diferentes instituciones, ejercieran con verdadera independencia y profesionalidad, muy posiblemente estuviéramos estableciendo las bases para un progreso estable, coherente y sostenible.
Si además, aprovecháramos en mejorar el sistema de Estado que tenemos, haciendo que las diferentes instituciones, ejercieran con verdadera independencia y profesionalidad, muy posiblemente estuviéramos estableciendo las bases para un progreso estable, coherente y sostenible.
¡No es tan difícil, solo es proponérselo. Pensando en el interés general y no en el particular!
Tiene razón, es innecesario la reforma constitucional pero la experiencia nos dice que pueden haber gobiernos irresponsables que se endeuden por encima de sus posibilidades. Si hubiese sentido común, no habría que hacer reformas constitucionales en esta materia, pero hay que protegerse para el futuro y no vuelva a ocurrir lo que hemos sufrido con gobiernos como el actual.
ResponderEliminarPor lo demás añadiría a todo lo expuesto por usted, la falta de competitividad de nuestra economía. Hay que tomar medidas de activación económica y apoyo a los emprendedores que es base para la creación de empleo.
En definitiva que tenemos un duro trabajo por delante y que se necesitará de la ayuda y apoyos de todos para salir de esta situación.