domingo, 20 de febrero de 2022

Un ejemplo magistral: reparto equitativo

Traigo hoy a mi blog un fantástico hilo en Twitter, del profesor Leopoldo Gandarias, sobre un ejemplo que bien algunos podrían llevar al Derecho Tributario, en busca de la tan ansiada justicia e igualdad fiscal, sin conocer, o sí, el inesperado final:

  • Supongo que conocen la historia de los 10 que se juntaban en el bar para farrear y entretenerse. La cuenta era cada noche de 100 “lereles”. Como no siempre tomaban lo mismo decidieron organizarse y pagar atendiendo a los ingresos de cada uno en lugar de hacerlo a partes iguales.
  • El resultado del reparto acordado fue el siguiente:

ü      Los primeros 4 (los que obtenían menores ingresos) no pagaban.

ü      El 5º pagaba 1 euro.

ü      El 6º pagaba 3

ü      El 7º pagaba 7

ü      El 8º pagaba 12

ü      El 9º aflojaba 18

ü      El 10º, que ganaba mucha lana, pagaba 59 “lereles”.

  • Y así, todos de acuerdo, la diversión estaba asegurada y nunca se puso en cuestión la cuenta. Pero una noche el dueño del bar les dijo: como sois buenos clientes os voy a hacer una rebaja; el precio se reduce a 80 euros en lugar de los 100 habituales. El principio del fin, vaya.
  • Estaba claro que los 4 primeros seguirían bebiendo gratis. La cuestión era qué hacer con los demás ante esa rebaja. No tenía sentido prorratear los 20 “lereles” a razón de 3,33 “lereles” que entre los 6 porque el 5º y el 6º cobrarían por beber. Había que buscar otra solución.
  • Lo suyo, finalmente, fue seguir la misma lógica del reparto inicial, de forma proporcionalmente superior a los ingresos de cada uno, lo que dio lugar a la siguiente fórmula:

ü      El 5º libraba (100% de ahorro)

ü      El 6º pagaría 2 euros en lugar de 3 (33% de ahorro)

ü      El 8º aflojaría 9 y no 12 (25% de ahorro)

ü      El 9º pagaría 14 euros donde antes le tocaban 18 (22% de ahorro)

ü      El 10º pagaría 50 en vez de 59 (16% de ahorro).

  • Así cada uno de los pagadores quedaba en mejor situación y quienes menos aflojaban se beneficiaban proporcionalmente más del descuento ofrecido por el dueño del bar. Todo fetén.
  • La cuestión se tuerce cuando el grupo empieza a comparar lo que cada uno de ellos ahorraba. Vean: el 6º dice que recibe 1 euro de los 20 descontados y señala al 10º que ahorra 9. El 5º aduce lo mismo y el 7º espeta que el sistema beneficia a los ricos. La cosa se complica.
  • Los 4 primeros, que no se gastan nada pero beben sin pudor, exclaman: "Nosotros no hemos recibido nada; “¡el sistema no solo beneficia a los ricos, sino que explota a los pobres!". Y así fue como los 9 rodearon al 10º y le sacudieron soberana paliza. Obviamente, aquel no volvió.
  • Al día siguiente los 9 bebedores quedaron sin el “apalizado” y se zumbaron la dosis de rigor. Pero al pagar la cuenta descubrieron algo muy perturbador: ENTRE TODOS NO REUNÍAN LA TELA SUFICIENTE PARA PAGAR NI LA MITAD DE LA CUENTA.
  • Ya saben, amics, ojo con frivolizar en los bares, esos lugares tan gratos para conversar, que es la conclusión a la que nos conduce esta anécdota.

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