Traigo hoy a mi blog un fantástico hilo en Twitter, del profesor Leopoldo Gandarias, sobre un ejemplo que bien algunos podrían llevar al Derecho Tributario, en busca de la tan ansiada justicia e igualdad fiscal, sin conocer, o sí, el inesperado final:
- Supongo que conocen la historia de los 10 que
se juntaban en el bar para farrear y entretenerse. La cuenta era cada
noche de 100 “lereles”. Como no siempre tomaban lo mismo decidieron
organizarse y pagar atendiendo a los ingresos de cada uno en lugar de hacerlo
a partes iguales.
- El resultado del reparto acordado fue el
siguiente:
ü
Los primeros 4
(los que obtenían menores ingresos) no pagaban.
ü
El 5º pagaba 1
euro.
ü
El 6º pagaba 3
ü
El 7º pagaba 7
ü
El 8º pagaba
12
ü
El 9º aflojaba
18
ü
El 10º, que
ganaba mucha lana, pagaba 59 “lereles”.
- Y así, todos de acuerdo, la diversión estaba
asegurada y nunca se puso en cuestión la cuenta. Pero una noche el dueño
del bar les dijo: como sois buenos clientes os voy a hacer una rebaja; el
precio se reduce a 80 euros en lugar de los 100 habituales. El principio
del fin, vaya.
- Estaba claro que los 4 primeros seguirían
bebiendo gratis. La cuestión era qué hacer con los demás ante esa rebaja.
No tenía sentido prorratear los 20 “lereles” a razón de 3,33 “lereles” que
entre los 6 porque el 5º y el 6º cobrarían por beber. Había que buscar
otra solución.
- Lo suyo, finalmente, fue seguir la misma
lógica del reparto inicial, de forma proporcionalmente superior a los
ingresos de cada uno, lo que dio lugar a la siguiente fórmula:
ü
El 5º libraba
(100% de ahorro)
ü
El 6º pagaría
2 euros en lugar de 3 (33% de ahorro)
ü
El 8º aflojaría
9 y no 12 (25% de ahorro)
ü
El 9º pagaría
14 euros donde antes le tocaban 18 (22% de ahorro)
ü
El 10º pagaría
50 en vez de 59 (16% de ahorro).
- Así cada uno de los pagadores quedaba en mejor
situación y quienes menos aflojaban se beneficiaban proporcionalmente más
del descuento ofrecido por el dueño del bar. Todo fetén.
- La cuestión se tuerce cuando el grupo empieza
a comparar lo que cada uno de ellos ahorraba. Vean: el 6º dice que recibe
1 euro de los 20 descontados y señala al 10º que ahorra 9. El 5º aduce lo
mismo y el 7º espeta que el sistema beneficia a los ricos. La cosa
se complica.
- Los 4 primeros, que no se gastan nada pero
beben sin pudor, exclaman: "Nosotros no hemos recibido nada; “¡el sistema no solo beneficia a los
ricos, sino que explota a los pobres!". Y así fue como los 9
rodearon al 10º y le sacudieron soberana paliza. Obviamente, aquel no
volvió.
- Al día siguiente los 9 bebedores quedaron sin el “apalizado” y se zumbaron la dosis de rigor. Pero al pagar la cuenta descubrieron algo muy perturbador: ENTRE TODOS NO REUNÍAN LA TELA SUFICIENTE PARA PAGAR NI LA MITAD DE LA CUENTA.
Ya saben, amics, ojo con frivolizar en los bares, esos lugares tan gratos para conversar, que es la conclusión a la que nos conduce esta anécdota.
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