martes, 28 de enero de 2025

¿Dónde van nuestros impuestos?

    Cuando hablamos de dónde van nuestros impuestos, lo primero que dice el político de turno es, a Sanidad y Educación. Pues bien, estas son competencias de las CC.AA. y por lo tanto suya es la gestión. 

    Mientras qué, en los Presupuestos Generales del Estado sus tres partidas más importantes se dedican a pagar las pensiones (32,7%), los intereses de la deuda pública (22,1%) y las transferencias a las CC.AA. (11,4%). En estas, sus partidas más destacables son, según vemos en el gráfico:

    En primer lugar, la Sanidad con un 31,2% del presupuesto, seguido del resto de funciones o políticas con un 25,4% y en Educación el 20,3%.

    En el siguiente cuadro podemos observar el gasto de cada una de las 17 comunidades en sus diferentes apartados.

Cuadro: Secretaría de Financiación Autonómica y Local. Gobierno de España

    Pero, teniendo en cuenta la diferencia de riqueza entre unas y otras comunidades, así como su número de habitantes, para tener una visión comparable y más objetiva, el gasto quedaría así mejor reflejado:

    Si ahora nos centramos en las partidas más relevantes, podemos observar que en Sanidad la C.A. que más gasta es Asturias y la que menos Madrid. En Educación, el País Vasco la que más y Madrid, la que menos.

    Ahora bien, ¿gastar más o gastar menos es signo de eficacia? Esa es la gran pregunta. Y su respuesta tendría que venir acompañada de una encuesta seria de satisfacción de los ciudadanos con los servicios para poder valorar realmente la gestión.
    Por otra parte y para concluir, hoy la campaña existente de que en España se pagan muchos impuestos, cuando tanto la presión como el esfuerzo fiscal están en orden con los países de nuestro entorno, solo obedece a la desestabilización del sistema y a la búsqueda de la imposición de otro donde el poder del dinero sustituya al poder de la ley: El neoliberalismo o capitalismo salvaje.



lunes, 20 de enero de 2025

Sobre Telefónica e Indra, un apunte

José Mª Álvarez-Pallete
        El cese del primer ejecutivo de Telefónica el pasado sábado ha levantado una polvareda en los medios afines al PP, viendo operaciones políticas y partidistas en el mismo.

        Veamos, José María Álvarez-Pallete accedió a la presidencia de Telefónica tras la salida de César Alierta (1945-2024) que presidió la compañía entre los años 2000-2016. Siendo el mentor para que Álvarez-Pallete le sustituyera.

        Antes, César Alierta había presidido Tabacalera hasta su fusión con Altadis. Operación esta en la cual la Audiencia Provincial de Madrid (2009) consideró probado el uso de información privilegiada reportándole pingües beneficios, pero la prescripción del delito le evitó males mayores.

        César Alierta había sido nombrado por iniciativa de J. Mª Aznar del Partido Popular presidente en ambas compañías: De Tabacalera en 1996 y de Telefónica en el 2000. A pesar de que esta ultima había pasado a manos privadas al 100% un año antes. Aunque durante el proceso (1996-2000) colocó a su amigo del colegio, Juan Villalonga, cuya gestión quienes mejor la recordarán serán los accionistas de Terra.

        Durante la etapa de J. M. Álvarez-Pallete, Telefónica ha ido de mal en peor. Su elevada deuda, su organización y su falta de búsqueda de mercados alternativos, como pudiera ser el contenido, la llevó de cotizar a 9,20 € en 2016 a 3,90 euros en 2025.

Estructura accionarial de Telefónica

        Ahora el movimiento impulsado, parece ser, por el gobierno (10%) junto a otros grandes accionistas (41,22%) busca asegurar la nacionalidad de la empresa, su importancia estratégica (comunicaciones) y su mejora de resultados.

Marc Murtra
        Por eso, el nombramiento de Marc Murtra como nuevo presidente de Telefónica, teniendo en cuenta que lo ha sido de Indra, abre nuevas expectativas a la fusión e integración de ambas compañías, qué podría traer consigo una serie de beneficios significativos.

        En primer lugar, la unión de sus capacidades tecnológicas y de telecomunicaciones permitiría el desarrollo de soluciones integradas que podrían revolucionar distintos sectores. La combinación de la experiencia en consultoría y tecnologías de la información de Indra con la infraestructura y servicios de telecomunicaciones de Telefónica podría resultar en una oferta de productos y servicios sin precedentes, representando una oportunidad única para impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico en España.

Estructura accionarial de Indra

        Si bien ambas compañías son muy dispares en cuanto a tamaño. Telefónica factura más de 40.000 millones e Indra no llega a los 5.000. Mientras, el beneficio neto esperado este año rondará el 5% en ambas. Por ello, la sinergia creada con su integración podría elevar y mejorar estos números sustancialmente. Es economía y no política.

sábado, 11 de enero de 2025

Más, sobre pensiones

        Tras mi artículo anterior: Las pensiones, ¿un sistema insostenible?”, hoy quiero ampliar un poco el asunto fijándome en dos cuestiones de actualidad que parecen independientes, pero no lo son:

        1.- La campaña desarrollada haciendo ver que los impuestos y cotizaciones son parte del salario real del trabajador, con objeto de transferir estas obligaciones al trabajador de forma que con el paso de los años...

        2.- La cada vez más débil estructura financiera de la Seguridad Social.

        Veamos. Las aportaciones al sistema actual provienen de la empresa y del trabajador en porcentajes muy dispares:

        Si tomamos como aportación media de la empresa un 35% y del trabajador un 6,50%, sobre una base media actual de 3.280 € (39.360 €/año) y calculamos su valor anualizado a 38 años a tipos de interés e inflación cero, teniendo en cuenta que la distribución de prestaciones en la Seguridad Social es de 84% a pensiones y 13% al resto de prestaciones. Y obtenemos una renta vitalicia para 15, 18 y 20 años de duración, el resultado sería el siguiente:

        En el cuadro se puede apreciar que según el plazo de duración de la pensión para un período de 15 años es más qué sostenible. Y es a partir de 18 años cuando el déficit se vuelve insostenible.

        Si ahora calculamos la aportación de un trabajador a un plan privado para reforzar su pensión con una cantidad similar a la cotización del trabajador, tendremos:

        Nota.- El supuesto se hace en euros constantes, sin inflación ni interés, para no desvirtuar el resultado.

        De lo que podemos deducir que es la cotización empresarial la que soporta el peso del coste de las pensiones. Algo que se constituyó hace ya muchos años.

        La perspectiva sobre la viabilidad de la Seguridad Social, dado que la falta de profesionalidad de algunos políticos, sobre todo de la oposición, la están llevando a una situación de insolvencia haciéndole depender de las transferencias del Estado para equilibrar sus cuentas. La constante crítica a los costes laborales haciendo creer a la gente que la cotización empresarial forma parte de su nómina, algo que sumado a los impuestos llevan a valorar algunos en un 60% llegándole al trabajador solo un 40% del valor de su trabajo, solo tiene un fin: sembrar la discordia y el descontento generalizado de la sociedad.


        Las prestaciones económicas de la Seguridad Social son varias: Pensiones, Subsidios, Indemnizaciones y otras prestaciones. Siendo las pensiones el capítulo principal de sus gastos, que suponen actualmente un 111,92% sobre los ingresos por cotizaciones, con datos de 2023. En 2002, por ejemplo, suponía el 80,33%. El resto de las prestaciones se mantiene en un 14% aproximadamente desde hace más de 20 años.

        El desglose general de gastos de la Seguridad Social es:

        A lo largo del tiempo y analizados los datos desde 1995, podemos observar que hasta 2009 las cotizaciones igualaban o superaban a las prestaciones. Momento a partir del cual estas últimas superaron notablemente, tal que en el año 2023 el total de prestaciones suponen un 126,03% de las cotizaciones, lo que representa un déficit notable que habría que reducir.

        Esto nos lleva a tener que concluir que no hay otras alternativas que no sean:

        ● Recortar las pensiones

        ● Aumentar las cotizaciones

        ● O ambas cuestiones a la vez

        Ahora bien, tenemos que ser conscientes de a lo que nos lleva, no solo a los actuales pensionistas que han cotizado de acuerdo con las reglas establecidas sino también a las generaciones futuras, que deben de ser conscientes del recorte.

        El problema como ya he dicho, más allá de la tan anunciada quiebra del sistema, es si queremos dejar la pensión en manos del sector público o que nos la gestione una entidad financiera. Algunos apuestan por esto último (sonrío).