Parafraseando la frase de J. Carville, el
asesor de Bill Clinton en 1992, hoy podríamos decir: ”Son los salarios estúpido”.
Muchos de los problemas que nos acucian
tienen su respuesta en los bajos salarios españoles. Con la hostelería, nuestra
actividad estrella, como mayor referente. Si comparamos el salario medio del
sector entre 2008 y 2021 (últimos datos del INE) este ha evolucionado un +
4,84%, mientras el IPC lo ha hecho en un + 20,62%. Hoy, los empresarios del
sector se quejan de que no encuentran personal cuando la actividad está muy
recuperada y en máximos. ¿No se entiende?
Por otra parte, tenemos las pensiones,
objetivo también de aquellos que solo piensan en tomar el poder y anuncian
catástrofes económicas futuras (léase el Partido Popular y sus acólitos
mediáticos). Creen que la tasa de reemplazo es muy alta. Claro, si los salarios
no suben, ya me dirán. En 2008 la pensión media era del 46,4% del salario medio
y en 2021 del 56,2%. Y no olvidemos que seguimos en periodo inflacionario con
el IPC aumentando por encima del 3% y en 2022 fue del 5,7%.
En este período analizado (2008-2021) se arrastran aun los efectos de aquella burbuja financiera e inmobiliaria donde la vivienda multiplicó sus precios por 3 o 4 veces. Con la paradoja de que fue una etapa donde la oferta de construcción fue muy alta pero la ley del mercado no actuó: más oferta mayores precios. Al contrario, ocurre con los salarios: más oferta de empleo menores salarios.
“Es el Mercado, amigos”, ese concepto de la
economía que tienen los ultraliberales que quieren sustituir el poder de la ley por el
poder del dinero, pero te “venden” que la oferta-demanda equilibran el mercado.
¡Claro, si no hubiera tanta codicia!
Si ahora analizamos la evolución del salario
mínimo interprofesional, referencia importante, podremos observar que entre
2008 y 2021 ha incrementado un 58,3%. Pero ¡ojo!, su subida entre 2008 y 2018
(10 años) fue del 22,6%, mientras que entre 2018 y 2021 (3 años) fue del 35,7%
y subiendo…hasta ahora.
Este es para mí uno de los grandes problemas
a los que se ha enfrentado el gobierno: encarecer las nóminas de las empresas.
Y por lo tanto tocarle la cuenta de beneficios, que por cierto actualmente
están batiendo récord: Energéticas, banca, hoteles, etc., a pesar de todo.
Con este artículo quiero llamar la atención
sobre donde está el verdadero problema y no en si la esposa del presidente
ostenta una cátedra o da cartas de recomendación. Qué, por cierto, el solo
hecho de darlas, si es así, no lo sé, ya debería de ser muy clarificador de la
intencionalidad, ya qué algo que puede hacer en la intimidad del hogar no
requeriría publicidad y propaganda. En cuanto a su colaboración con la
Universidad Complutense data de 2012, cuando su marido ni era diputado, lo
había sido hasta 2011, ni tenía la influencia que como presidente tiene.
¡No perdamos el norte, amigos! El PP es el brazo fuerte, el brazo político de la CEOE y la CEPYME.
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