El presidente Donald Trump firmando |
El pasado
día 20 de enero juró su cargo y empezó a firmar órdenes ejecutivas como si se
tratara de un fábrica de churros. Provocó y humilló al presidente de México Enrique Peña Nieto, suspendiéndose la
entrevista que tenían prevista en La Casa Blanca.
Recibió
el viernes a Theresa May, primera
ministra de U.K, y habló por teléfono con Merkel
(Alemania), Putín (Rusia) y Malcolm Turnbull (Australia). Nuestro
primer ministro, Mariano Rajoy, no
tiene previsto hablar ni reunirse próximamente con él.
Manifestaciones en aeropuertos de USA |
Ha pedido
a los expertos militares que le presenten un plan en treinta días para acabar
con el ISIS (Estado Islámico), ha
dado instrucciones para recortar la financiación del conocido ObamaCare (programa de sanidad y salud
del presidente Obama), pretende
lanzar un programa de infraestructuras de $550 mil millones…pero quizás sin
duda la medida más polémica hasta ahora ha sido la prohibición de entrada en
Estados Unidos de ciudadanos de 7 países musulmanes; Libia, Irán, Iraq,
Somalia, Sudan, Yemen y Siria. No importa que tengan visado, incluso residencia
permanente -Green Card-, en los aeropuertos norteamericanos la policía impide el
acceso y los devuelve a su país de origen. Lo que viene a suponer una absoluta
inseguridad jurídica en un estado que tenemos considerado como la primera
democracia del mundo.
Hoy el diario “El Mundo” publica una noticia que
dice: “La jueza Ann Donnelly, de
Brooklyn, en Nueva York, ha accedido a la petición de la Asociación de Defensa
de los Derechos Civiles (ACLU, según sus siglas en inglés) de suspender con
carácter cautelar las deportaciones de personas procedentes de Libia, Irán,
Irak, Siria, Sudán, Somalia, y Yemen que llegan a EEUU decretada por el
presidente de ese país, Donald Trump, el viernes.”
Pilar García de la Granja, corresponsal de Tele5 en EE.UU |
Vamos, que
no podía ser de otra manera. Lo que nos avanza un largo camino judicial en la
aplicación de esta medida. Algo que se podía haber hecho sin tanta premura, más
calmado y sobre todo garantizando derechos adquiridos que es lo que debe de
hacer cualquier estado que se considera democrático, justo y moderno.
En
definitiva, estoy empezando a dudar si el señor Donald Trump tiene bien “la azotea” o ha confundido EE.UU. con su
hotel.
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