
En términos no matemáticos, yo diría que nuestros "empresarios" ya no ponen esmero, diligencia y cuidado en el empleo; no hay aplicación. Por no poner ya no ponen ni el capital, lo piden prestado a los bancos y pretenden devolverlo con el futuro beneficio a obtener. Si sale bien, estupendo. Que sale mal, ahí te quedas con “la empresa y sus activos”.
El trabajo cada vez está peor valorado. Ya no existe esa relación de necesidad entre quien ofrece trabajo – empleador- y entre quién lo demanda –empleado-. Encontrarlo es hoy un privilegio, al alcance de muy pocos. Es lo que hay. La oferta de empleo, escasa y a la baja, es como un plato de lentejas, si quieres las tomas y sino las dejas. La demanda está en niveles más que preocupantes y aquí sí, el mercado laboral es cuasi-perfecto, la oferta se ajusta automáticamente a los niveles de demanda con condiciones a la baja.
La globalización ha llevado a muchas empresas a lo que se conoce como deslocalización. O lo que es lo mismo, buscar lugares donde el empleo sea más barato, para reducir costes y después venderlo en el país donde los sueldos son más altos y así incrementar el beneficio. Una verdadera paradoja, ya que de seguir así, lo que en un principio puede parecer algo lógico, acabará convirtiendo a los países pobres en ricos y a los países ricos en pobres, en lo que pueden ser ciclos económicos alternativos. Hoy se construye en China, India o Corea para vender en Francia, Alemania o España. Quizás dentro de unos años, empobrecidos estos últimos, las fábricas vuelvan a ellos para vender entonces a los primeros.
¿Conseguiremos convertir la Correspondencia Laboral en una Aplicación?
El problema es la nula cultura empresarial española. Solo hay que ver a los dos últimos gaznápiros que dirigen la confederación de empresarios, su filosofía y sus declaraciones. Si la clase empresarial aguanta eso es por que les representa.
ResponderEliminarEn las naciones avanzadas de Europa se respeta y se valora el trabajo serio; también se incentiva. Un buen trabajador es una activo a conservar, y, aunque el despido es más barato, el empresario, como es de lógica prefiere tener trabajadores de solvencia contrastada. Todo ello salvo los repuntes "neocon" de los "minijobs" y otras lindezas.
En conclusión, que habrá que esperar entre una clase empresarial cuya miope visión es el mero coste del trabajador y otra, joven, que no acaba de surgir porque no hay crédito. Quizás lo vean nuestros nietos...
Es lo que hace tiempo me ronda por la cabeza: la reforma laboral que insistentemente nos muestran como necesaria para crear empleo, tiene como objetivo crear las condiciones tercermundista para una deslocalización inversa.
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