sábado, 13 de febrero de 2016

Zapata, el dolor y el humor negro.


Guillermo Zapata, concejal de Ahora Madrid.
Hoy tras una noticia en EL ESPAÑOL, diario digital dirigido por Pedro J. Ramirez, el concejal del distrito de Fuencarral-El Pardo, Guillermo Zapata, ha afeado la misma, que hacia referencia al aborto que su entonces pareja Nuria Sánchez y él habían decidido.
Noticia aquella que fue también utilizada políticamente en contra de la ley del aborto que por entonces pretendía el ministro Ruiz-Gallardón. A la que dedicaron un extenso artículo, defendiendo el aborto, sin tampoco pensar en los millones de personas que repudian esta práctica en España. Eso no causa dolor, es libertad de expresión.
Hoy, casualmente, Javier Gomá publica un artículo en La Vanguardia, que dice entre otras cosas:

"Con todo, no sería demasiado arriesgado proponer un principio vagamente general, ya sugerido en el tratado renacentista cuando dice: “ Conviene que huya el cortesano de ser tenido por maligno o perjudicial, y no cure de decir donaires por sólo hacer despecho y tocar en la llaga que más duele”. En otras palabras, el límite es… el dolor ajeno. El humor no debe añadir sufrimiento a este mundo, sino aliviar el mucho ya existente, y a medida que la empatía –la imaginación para ponerse en el lugar del otro– progresa en una cultura, los límites también avanzan. La sátira, que ridiculiza polémicamente la conducta de los poderosos, sería una excepción sólo aparente, porque aquí el aguijón del humor se pondría al servicio de la crítica social, funcionando como punzante instrumento de antipoder."

La noticia de hoy se hacia eco de la contratación a dedo de Nuria en la concejalía que dirige por la módica cantidad de 50.474 euros anuales. Y la mención al aborto, según el director de EL ESPAÑOL obedecía a que era el único vínculo demostrable de la relación de ambos, Nuria y Guillermo.

Pero lo más curioso, paradójico o como se quiera definir, de la respuesta de Zapata, es que le recuerden “el hecho más doloroso de su vida”.

Claro y aquí está el quid de la cuestión. Cuando el se mofaba de los judíos asesinados e incinerados en los campos de concentración nazi, o de Irene Villa, terriblemente mutilada por la banda terrorista ETA, o de Míriam, Toñi y Desirée, las niñas de Alcacer violadas y asesinadas, él no recordaba a nadie ningún hecho doloroso. No, era simplemente humor negro en un determinado contexto. Esta era su explicación. El dolor sólo lo siente él.
Claro, ahora ha pasado a chupar del bote en el ayuntamiento de Madrid, le gusta el asunto y teme verse sin ese chollo, por sus malas prácticas. Y se siente dolido.
Esta es la regeneración, la democracia y la libertad de expresión que nos trae Podemos y sus sucursales. De pena.

2 comentarios:

  1. Lo que más escalofrío produce es que haya personas que apoyen estos movimientos, sin reparar en tantas contradicciones e hipocresías como se manifiestan.

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