Mañana
tendrá lugar la elección de candidatos para la formación del parlamento
andaluz. Las encuestas, las ya tan criticadas encuestas, dan como ganador al PSOE,
seguido del Partido Popular y Podemos. Ninguno de ellos alcanzaría la mayoría
suficiente para gobernar en solitario.
El PSOE
podría formar un gobierno en minoría con la aparente oferta del PP de
abstenerse en la votación de investidura. Algo que bajo mi punto de vista sería
un mal antecedente y daría la llave para que en las próximas elecciones locales
y autonómicas se reprodujera el pacto, eso sí, alternando el PP y el PSOE el
gobierno en los diferentes ayuntamiento y comunidades. El bipartidismo
encontraría en ello su tabla de salvación, alcanzado su éxtasis en las
generales de Noviembre, donde el PP podría revalidar entonces su candidatura.
Con ello; la corrupción, el nepotismo, la arrogancia, la impunidad, la
desigualdad creciente y el desinterés social, se verían refrendados.
Gráfico EL ESPAÑOL (Kiko Llaneras) |
Por otra
parte, el PSOE podría recabar el apoyo de PODEMOS y formar un gobierno de
izquierdas más coherente con el mensaje de Susana Díaz y del PSOE. Esta opción,
lejos de ser contraproducente, podría ser una opción que moderase la actitud de
PODEMOS y encaminase a este partido a una visión más pragmática, para acometer
las soluciones que necesita España. Al mismo tiempo, el PSOE se acercaría más a
su electorado, a su historia y a sus orígenes.
No
podemos olvidar que muchas de las cosas que están pasando se deben a políticas
neoliberales, donde a las personas se las ve como individuos productores y
cualquier otra visión humanista del empleo y del trabajo es rechazada por
principio. Maximizar el beneficio, enriquecer a los más ricos y tener asustada
a la clase trabajadora, son sus coordenadas de destino.
Durante
muchos años, la clase trabajadora –también la clase media, más acomodada- han
llevado a cabo una lucha para establecer una relación biunívoca entre empleado
y empleador. Una relación basada en el intercambio de intereses, en la creación
de valor añadido y en un reparto más equitativo y proporcional de la riqueza.
Algo que en los últimos años, azotados por una crisis preparada, se ha ido
perdiendo con una actividad legislativa encaminada a dividir la sociedad entre
ricos y pobres. Las dos reformas laborales, la ley de seguridad ciudadana o la
reforma constitucional impuesta por la troika, son grandes pasos en esa dirección.
Y es que
en España, siempre copiamos lo malo de fuera y nunca lo bueno.
Mañana
los andaluces tienen el privilegio de ser los primeros que voten en este
difícil año 2015. De su coherencia y acierto, podremos el resto a lo largo del
año consolidar un cambio tan importante como necesario. Basta ya de élites
hereditarias. Necesitamos personas dispuestas a trabajar por la sociedad y no
por sus intereses particulares.
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