domingo, 1 de septiembre de 2013

Siria, ¡peligro de incendio!



Los recientes y terribles acontecimientos en Siria, donde parece que la población ha sido atacada con armas químicas, con casi 1.500 fallecidos, muchos de ellos niños y niñas, han puesto en guardia a la comunidad internacional.
¿Se merecen estos niños tanta barbarie?
Pero como suele ser habitual en estos casos, no hay unanimidad entre los estados más poderosos, para decidir una acción concertada que ponga fin a esa masacre que lleva ya unos años activa. Se cifra en más de 100.000 muertos el resultado hasta ahora de esa guerra fratricida.
EE.UU. anunció un ataque inminente, apoyada por el Reino Unido. Pero el Parlamento británico votó en contra de dicha intervención. La ONU, sigue sin tener claro la decisión a adoptar, mientras Francia, sí apoya dicha intervención. España, en esta ocasión, no sabe no contesta.
Al Asad ¿duro de oído?
Ayer el presidente Obama dijo tener tomada la decisión de intervenir y castigar al régimen sirio, si bien pediría la anuencia del Congreso. Algo que no necesita dada las grandes atribuciones y competencias que su cargo le otorga.
Rusia, por su parte, y en palabras de Vladimir Putin, se posiciona: «Decir que el Gobierno sirio ha empleado armas químicas cuando el ejercito de Siria avanza es una gran tontería» o «Estoy convencido de que es una provocación de aquellos que quieren arrastrar a otros países al conflicto y que aspiran a lograr el apoyo de importantes actores internacionales como EEUU»
Es obvio, que sin el apoyo de la otra gran potencia y con China también en contra, cualquier intervención podría ser el detonante de algo mucho más trágico y destructor.
Mapa de Oriente Medio
No podemos olvidar que anteriores intervenciones como las de Iraq, Afganistán y Libia, no han producido los resultados esperados. Al menos en lo que a la estabilidad, pacificación e incorporación al mundo civilizado se entiende.
La situación geoestratégica de Siria, en pleno centro de gravedad de Oriente medio, junto a Iraq, Turquía, Egipto, Líbano, Irán e Israel, la convierten en un auténtico polvorín. Algo que unido a la gran crisis económica, política y social, no es nada baladí.
De momento, hasta el día 9 de septiembre, fecha en que el Congreso de EE.UU. comienza su actividad, hay tiempo para buscar una solución, que debería de pasar por la incorporación de una fuerza de interposición de la ONU, “los cascos azules”, que pongan fin a esa masacre sin poner en peligro la estabilidad mundial. Fuerza que debe de contar con el beneplácito de todas las naciones interesadas y en su caso con la fuerza militar internacional como recurso final de apoyo a la labor de “los cascos azules”.
Algo que tanto Al Asad como las fuerzas opositoras, apoyadas o no por Al Qaeda, tendrían en cuenta antes de seguir con esa sinrazón.

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