jueves, 12 de enero de 2012

Así, no podemos

Se cifra en más de 80.000 personas, los cargos que viven a cuenta de los presupuestos públicos, sin ser funcionarios. Desde ministros o consejeros a directores generales designados, pasando por diputados, senadores, alcaldes, concejales y asesores o cargos de confianza.
 
Entre costes salariales, gastos de representación, dietas, coches, móviles y otras prebendas, podemos estimar su coste total en más de siete mil millones de euros. Mucho más de un billón de las antiguas pesetas. ¡Qué barbaridad!

Pero a pesar de este despilfarro, no conseguimos una gestión honrada, honesta y eficaz de los intereses generales o públicos, que nos lleven a una sociedad más justa y proporcional.
En los últimos años, hemos asistido a numerosos casos de corrupción, amparados y/o consentidos por algunos de estos cargos públicos, cuando no han sido ellos los protagonistas del escándalo.
No se trata un partido político u otro, de una Institución u otra, de un ayuntamiento u otro o de una Comunidad Autónoma u otra. Se trata de personas de todas las ideologías y colores, que acuden a la carrera política no por tener una vocación de servicio y defensa de los intereses públicos, no. Acuden como vía rápida y fácil de enriquecimiento ilícito con impunidad garantizada. Con los dedos de una mano, podemos contar los casos que han acabado con todos sus responsables en prisión y no nos hacen falta dedos para contar los que han devuelto el dinero público robado de forma infame y cobarde. Ninguno.

L´omertá o ley del silencio impide acabar con esta lacra social, que escudándose en recaudar para  su “organización” –léase lo que se quiera- roba también para él o ella y sus allegados.

Muchos de estos cargos, la gran mayoría no lo dudo, son honrados. Pero honrados pasivos no honrados activos. ¿Y qué diferencia hay entre un honrado pasivo y un honrado activo? Sencillo, el primero no roba, pero tampoco lo evita. Mira para otro lado y se acabó, “vive y deja vivir” es su principio.  En cambio, el honrado activo lucha por imponer sus valores y denunciar estas prácticas y en la gran mayoría de los casos, si no en todos, acaba con su carrera o con su trabajo. Por lo que deduzco que no tenemos honrados activos entre nuestros cargos públicos. Tenemos muchos, muchísimos honrados pasivos y unos pocos ladrones que son más que suficientes para descapitalizarnos.
Y así, no podemos.

4 comentarios:

  1. En muchas ocasiones me he escandalizado por la falta de formación que muestran muchos de nuestros políticos más relevantes.Percibo que han entrado a formar parte de cualquiera de los dos grandes partidos no por vocación de servicio, sino por alcanzar notoriedad pública. Aprenden varios formulismo y los espetan de forma sistemática. Su falta de experiencia laboral es muy significativa, también.
    En cuanto a la corrupción y amiguismo ejercidos por algunos de ellos, intuyo que la mayoría de los compañeros de partido están al corriente. Conviven muchas horas, días, años...para no darse cuenta de su crecimiento patrimonial.¿Por qué callan? ¿Quizás porque teman que algún trapillo sucio (propio o familiar) o algún desliz salga a la luz pública y ver truncada su carrera política o su vida familiar? Todos tenemos algo que ocultar...
    De todas formas tengo la seguridad de que existen muchos políticos decentes y que el despilfarro que supone el pago millonario a parte de los altos cargos proviene de los tiempos de bonanza y de la connivencia de leyes y ciudadano.
    Perdón por la extensión y un saludo.

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  2. Hola Irla, si te interesa el tema puedes leer el libro La Casta de Daniel Montero, periodista de El Mundo, que hace una gran labor de investigación y recopilación para denunciar esta casta de políticos fulleros y egoístas, que tenemos.
    saludos

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  3. Muy bueno Mr. Esmit, aunque discrepo amistosamente con su último párrafo. Tengo mi propia definición de esta situación, y divido a sus señorías entre corruptos activos, los que roban, y corruptos pasivos, los que ven como sus compañeros se enriquecen ilícitamente y callan. Cuando un político denuncie a un compañero de bancada o de grupo político por corrupción, cambiaré mi forma de pensar. ¿Cree usted que eso pueda suceder en España?

    Un cordial saludo,

    @SanzVM

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    1. Difícil respuesta...mmmmm....pero no. Creo que no. Un cordial saludo y gracias por tu interesante comentario.

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