El Rey Juan Carlos I firmando (Foto ABC) |
Santiago Carrillo, S.G. del P.C.E. (Foto ABC)
El
Partido Comunista había sido legalizado el año anterior. Santiago Carrillo y
Dolores Ibárruri, secretario y presidenta, respectivamente, eran sus miembros más relevantes,
que además durante la guerra civil (1936-1939) tuvieron un protagonismo
destacado.
Y
así llegamos hasta hoy, cuando el fantasma del enfrentamiento y la crispación
vuelve a reaparecer de una forma preocupante.
Estos
cuarenta y seis años transcurridos han traído una España mejor, sin duda
alguna. Más moderna, más rica, más internacional y respetada. Que sigamos así
solo depende de nosotros, de la sociedad civil.
Qué
al calor de los beneficios políticos siempre hay un grupo de personas, más o
menos numeroso, sin principios, sin ideales, sin convicciones y sin vergüenza,
es algo inevitable. Lo que si se puede evitar es que alcancen puestos de
responsabilidad que les permita llevar a cabo sus desmanes. Esto sí está en
nuestras manos.
A
lo largo de estos años hemos visto y comprobado que en todos los partidos
políticos que han tenido responsabilidad de gobierno, ya sea nacional o
autonómico, ha habido corrupción. Son personas que, al amparo de unas siglas,
de unas instituciones y/o de unos cargos, se enriquecen a costa del erario y
dan rienda suelta a sus más bajos instintos, causando un grave perjuicio a la
sociedad, no solo económico sino también ético, al perderse cualquier
referencia de ejemplaridad y modelo para el resto.
Por
eso, ese día tan tonto, cuando nos toca el rollo de ir a votar, si castigamos
de forma contundente al partido o partidos que han amparado esas actitudes, por
activa o por pasiva, es muy posible que quienes le releven tengan más cuidado
en hacer las cosas mejor. Pero para ello es requisito que no seamos ni fans o
hinchas de una determinada formación, por mucho que nos “vendan la moto”.
Miremos todos más allá de nuestro entorno inmediato, nos irá mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario