sábado, 17 de noviembre de 2018

«No es tan difícil gobernar, no»


Sánchez-Castejón, un fiasco de presidente
Si uno vuelve hoy a oír muchas de las declaraciones de Sánchez-Castejón, no da crédito a ellas. Desde las declaraciones sobre el delito de rebelión presuntamente cometido por Puigdemont, Junqueras, Forcadell, etc., hasta defender una justicia independiente, no politizada, pasando porque en un gobierno suyo no habría cabida para un miembro/a que crease una sociedad para pagar menos impuestos. O que nunca gobernaría con el apoyo de Podemos o de los independentistas. Todas son un cúmulo de falsas declaraciones, que hoy ya con el poder en sus manos ha dejado evidente. Dejamos al margen la contratación de su esposa en una empresa privada o su inclinación a viajar en avión de Estado, para cualquier cosa.
Hoy, a pesar de no contar con apoyos para aprobar los presupuestos, sigue enrocado en su posición de presidente del gobierno, sin la más mínima intención de convocar elecciones. Algo que le debería de pasar una cara factura, al poco que entre los españoles resurja la inteligencia y la razón.
En este video, el anterior presidente, Mariano Rajoy, muy premonitorio él, calificaba al actual presidente de bluf. ¡Qué razón tenía!
Sirva esto de ejemplo para que nos demos cuenta que una cosa es hablar y otra es gobernar.
Para gobernar solo es necesario:
1.- Claridad y honestidad de ideas.
2.- Cero intereses.
3.- Trabajo, mucho trabajo.
Con estos 3 ingredientes el progreso, el bienestar y la convivencia están garantizados.
Veamos:
La claridad y honestidad en las ideas es la base para desarrollar un programa de gobierno, que satisfaga a una gran mayoría de españoles. Tampoco se puede tratar de gobernar para que todos estén contentos. Eso es imposible.
Hay que exponer con rotundidad las líneas directrices y como se van a implementar.
El empleo digno y bien remunerado, una educación de nivel y sin adoctrinamientos, una sanidad eficiente pero no permisiva, una política fiscal justa y progresiva, la independencia del poder judicial, el control exhaustivo de la inmigración ilegal, la igualdad de todos los españoles en derechos y deberes, el no aforamiento de cargo o empleo alguno más allá de lo que el mismo lleve aparejado y el castigo ejemplar de cualquier acto de prevaricación, cohecho o corrupción. Deberían de ser esas líneas maestras en las que apoyarse en la tarea de gobierno.
Con ellas, habría que aparcar los intereses personales y familiares para otros momentos. No dejarse influir por “lobbys” o grupos de presión con intereses muchas veces contrapuestos al interés general. Conciliar el beneficio empresarial con los salarios, de forma que la codicia y la usura desaparezcan de nuestro mapa social.
Para ello sin duda hay que trabajar mucho, viajar menos, lo imprescindible, y sobre todo tener los objetivos claros de forma que se puedan ir evaluando, sino mes a mes, al menos año a año.
Insisto, gobernar es fácil, no se pueda contentar a todos y a todas, siempre habrá desestabilizadores, vagos, maleantes y caraduras, cuyo objetivo es vivir sin dar ni golpe. Y a estos es a los que hay que identificar, denunciar y aislar.




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