Como en
aquella película de ciencia ficción de hace unos años, mañana viviremos en
España una jornada particularmente especial.
En esta
ocasión no son seres de otro planeta los que tratan de invadirnos. Son
naturales de la región catalana que aupados en la sinrazón y el egoísmo
pretenden separar las cuatro provincias catalanas de sus raíces más profundas.
Cientos
de años de historia, cultura, convivencia y destino, quieren ser tirados a la
basura, olvidando los más mínimos requerimientos para que una acción así pueda
ser refrendada por el ordenamiento jurídico nacional e internacional.
Este
movimiento secesionista siempre ha existido, no es nuevo. Pero siempre ha sido
un movimiento residual y poco relevante. Pero en esta ocasión, tras sumar el
antiguo partido catalán Convergencia sus votos a la izquierda catalana ERC y a
los radicales y antisistema de la CUP, sus apoyos rondan el 50%. Algo que se
muestra insuficiente también para ese paso definitivo que pretenden dar.
El giro
de Convergencia a esta actitud radical, ilícita y rebelde, tiene sus orígenes en
la acción policial que se ha llevado a cabo estos últimos años contra
destacadas figuras del partido, entre las que sobresalen Jordi Pujol y su
familia, que durante más de 20 años han estado saqueando los caudales públicos
en su propio beneficio. Algo que, paradójicamente, ha llevado a muchos
catalanes a solidarizarse con su antiguo dirigente y a reclamar un estado
independiente donde la amnistía a Jordi Pujol y familia, sería una de las
primeras medidas a tomar.
Pero volvamos
al terreno de la realidad.
“El procés”
es inviable por muchas razones. La primera sin duda alguna es porque no se
puede actuar fuera de la ley y las consecuencias pronto las veremos. Después,
porque la interacción de la sociedad catalana con el resto de naciones
occidentales y democráticas, en ordenes económicos (UEM, OCDE, FMI…), políticos
y sociales (UE, ONU…), y militares (OTAN), crearían una situación insostenible
y quimérica durante muchos años, que acarrearía una caída del nivel de vida y
bienestar social. Algo que además se vería muy perjudicado
por las graves repercusiones que tendrían con el resto de regiones del hoy Estado Español,
al descolgarse de una forma traumática e improvisada.
En definitiva,
creo que vamos a asistir a unas tensas jornadas, donde se utilizarán las artes
y prácticas más miserables para obtener un rédito personal a costa del malestar
y perjuicio de muchos ciudadanos.
La
solución: aplicar la ley en toda su extensión sin miedo al que dirán. Todo es
una chapuza que debe de terminar con el arresto y puesta a disposición judicial
de todos sus cabecillas, suficientemente probado y conocido. No hay más.
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