Carles Puigdemont ayer en su comparecencia en Tv |
Pero pierden esa razón cuando critican las medidas tomadas
como es la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española.
No había más alternativas, bueno sí, la aplicación del artículo
116, que se encuentra regulado desde 1981 y su aplicación es compatible con la Ley de Seguridad Nacional del año 2015.
La altanería, el desafío y el incumplimiento reiterado de
la ley, no dejaban margen para nada. Solo la llamada al orden y el respeto a
las leyes eran el único camino posible tal y como estaba ya la situación.
Aunque tarde, la aplicación del artículo 155 era la única
respuesta más moderada y tímida que el gobierno podía tomar. El cese del
gobierno catalán, el control de los ´mossos´ y de la televisión pública
catalana, eran imprescindiblemente necesarios para evitar que el desafío, la
insurrección y el caos, llegaran más lejos.
Todos los partidos constitucionalistas, así como numerosas
voces autorizadas, la totalidad de los países occidentales y sus grandes foros
de debate, se han sumado a la opinión favorable de la medida. Y solo aquellos
partidos que viven del conflicto y el enfrentamiento, junto a sus voceros
habituales, han vuelto a sumarse a la crítica de la medida.
El respeto a la ley y a sus procedimientos no pueden
obviarse con un pretendido “derecho a decidir” de una parte minoritaria, aunque
muy chillona, de la sociedad.
El actual líder catalán, Carles Puigdemont, no podía
haberlo hecho peor. Elegido como figura para el “pim, pam, pum” por los que de
verdad están detrás de ese movimiento absurdo, que no son otros que los que han
sustraído ingentes cantidades de dinero público durante los últimos cuarenta
años y que han visto en la quimérica independencia una vía de escape a sus
responsabilidades civiles y penales, apoyados por los antisistema de CUP y ERC.
Y no podía haberlo hecho peor, porque lo que si ha
conseguido sin duda alguna es que Mariano Rajoy y el Partido Popular, obtengan
en las próximas elecciones una mayoría absoluta, bien solos o en compañía de
otros de ideología similar.
En definitiva, un niño lo hubiera hecho mejor. Las energías
perdidas en sofocar esta rebelión se necesitaban para mejorar muchas demandas
sociales, que ahora verán pospuestas su resolución.
Tenemos PP para rato. A disfrutarlo, nos lo hemos ganado.
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