Traigo hoy a mi blog este tema que ya lleva unos días en mi cabeza.
¿Por qué?, veamos.
Santiago Abascal y Pedro Sánchez
En primer
lugar porque entiendo que es algo que no debiera existir en la política, donde
se supone que los actores son personas preparadas y educadas. Y recurrir a la
descalificación, a veces insulto, da una medida muy mala de ambas suposiciones,
así como de su capacidad para exponer un argumento y convencer.
No hace
mucho, Santiago Abascal calificó de “autócrata”
al presidente del gobierno, Pedro Sánchez,
y este muy ofendido exigió que se retirase esa palabra del acta de sesiones. También
recientemente la portavoz de Bildu, Mertxe
Aizpurua, se sintió
ofendida cuando calificaron a su partido de ser los “herederos de ETA”. Y
advirtió que no tolerarían esa denominación.
Dos
cuestiones que me llamaron enormemente la atención y que demostraban la “piel
fina” que algunos y algunas tienen cuando lo que se dice no es de su agrado.
Mertxe Aizpurua, portavoz de Bildu
Por el
contrario, la calificación de fascistas o fachas, franquistas, ultraderecha,
xenófobos, machistas…etc. que tan a menudo se utiliza para calificar a Vox e incluso se apela a formar un
“cordón sanitario” entre “las fuerzas demócratas” para aislar al partido,
parece ser que está bien, que es algo evidente. No se califica como insulto o
descalificación, por no decir una actitud lamentable.
En fin,
por lo que se ve solo unos tienen la capacidad de descalificar y la de sentirse
insultados. Y creo que habría de existir más respeto en general.
En segundo lugar, porque
la imagen de la vida política está ya muy deteriorada, algo que se puede observar
en las redes sociales, donde verdaderos energúmenos de unos y otros partidos
descargan su bilis casi a diario, en busca del enfrentamiento y/o de compensar
algún trauma profundo que debieron de sufrir en su infancia o adolescencia.
No perdamos
el norte, nos va en ello el bienestar y el progreso de todos.
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