No es de
ahora, es de hace tiempo. Las empresas utilizan las prestaciones sociales para
aligerar sus plantillas de trabajadores mayores de 54-55 años. Mediante una
simulación de despido improcedente (acordado) o bien desde un expediente de
despido colectivo (ERE) los trabajadores mencionados pasan a depender, tras la
cantidad pactada, de los ingresos públicos, primero en forma de subsidio de
desempleo y posteriormente con la pensión correspondiente.
Así hemos
llegado a una situación insostenible, donde se disponen de más de 150 mil
millones de euros para atender estas necesidades sociales.
Dos
medidas creadas para atender dos situaciones diferentes. Una, tratar de
proteger a un trabajador que se queda sin trabajo por causas varias. La otra
abonar una pensión a aquellos trabajadores que llegada la edad de jubilación
(>65 años), tras años de cotización, deben de cesar en su actividad laboral.
Este afán
de las empresas por deshacerse de empleados antiguos, supuestamente caros, con
gran experiencia, por nuevos empleados de menor coste, más jóvenes y sin la experiencia
necesaria, viene a demostrarme también, el poco valor que realmente se da al
factor trabajo en España. Sí, ya sé, que en algunos casos, estos trabajadores
mayores y expertos se han acomodado de gran manera y posiblemente, algunos, no
estén a la altura que se requiere. Pero de la excepción no se puede crear la
regla, “café para todos”, y con ello desequilibrar aún más el sistema.
El
aumento de la esperanza de vida, la mayor cualificación (cotización) de los trabajos, la
falta de reemplazo generacional, son otros de los factores que están socavando
el sistema sin que hasta el momento se haya implementado ninguna acción
consecuente y resolutiva de un problema que puede estallar en cualquier
momento.
El
déficit crónico de las cuentas públicas, la deuda creciente, el elevado nivel
de desempleo, salarios recortados, empleos precarios…y la falta de políticas
pro-activas que palíen los efectos mencionados, nos están abocando a una situación
muy complicada. Una nueva crisis económica podría ser el detonante de medidas muy
drásticas que sumiesen a muchos ciudadanos en una difícil situación económica.
Por ello
es necesario ya, atajar todas las causas que están conduciéndonos a esa situación
de vulnerabilidad:
1. Corregir el déficit público.
Ajustar el gasto a los ingresos. No malgastar.
2. Disminuir la deuda pública.
Establecer un plan de reducción.
3. Incentivar el empleo de calidad.
Mejorar condiciones y salarios.
4. Perseguir el fraude fiscal.
Emplear los medios necesarios para detectarlo.
5. Corregir el fraude laboral.
Inspeccionar con frecuencia los sectores más proclives a ello, como es p.e. la
hostelería.
6. Evitar el fraude de las
prejubilaciones. Acabar con esta práctica.
7. Motivar la natalidad. Que tener
hijos no sea una carga imposible.
8. Introducir un cambio en el sistema
de pensiones. Crear un sistema mixto de forma progresiva, que haga viable el
actual.
Creo que
si nos aplicamos a ello, en unos años podríamos tener una economía más
competitiva, más solidaria, menos codiciosa y más humana.
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