Pedro Sánchez en la toma de posesión, 2 de junio. |
Desde principios de junio y tras la moción de censura al gobierno del PP, presidido por Mariano Rajoy, tenemos en La Moncloa un nuevo inquilino, o mejor dicho dos. Pedro Sánchez-Castejón y su esposa Begoña Gómez, que desde entonces ha adquirido un notable protagonismo.
En estos casi tres meses transcurridos, aun a pesar de ser verano, no ha dejado el presidente accidental de sorprendernos.
Acogió al Aquarius en un gesto precipitado, populista, tras la negación de otros países más cercanos al barco, para hace pocos días devolver en caliente, menos de 24 h, a los inmigrantes que saltaron la valla agrediendo a los agentes que custodian la frontera con Marruecos.
Sánchez y su esposa a la salida del concierto |
También se reunió en La Moncloa con Quim Torra y quitó la bandera española de la puerta, dejando solo la bandera catalana, con objeto de agradar al supremacista Torra. Ello ha dado fuerza a este para desafiar al Estado diciendo que no tienen que defenderse sino atacar.
Pronto se decidió trasladar a los políticos presos de las
diferentes cárceles, a prisiones catalanas, donde están a cuerpo de rey con
todas las atenciones y distinciones habidas y por haber.
Merkel y Sánchez en Doñana |
Recientemente ha dejado al juez Llarena al pie de los
caballos, sin salir en su defensa ante una orden judicial de un juez Belga
imputando al juez. El absurdo de esta situación es de rizo con triple salto
mortal.
-¿Quién es un juez
belga para citar a un juez español, por las medidas tomadas por este dentro de
su jurisdicción?
-Nadie. Es como si le citara el camarero de la terraza de café
Merlo. Esperpéntico.
Luego, sin rubor alguno, ha permitido que el Instituto de
Empresa, IE, fiche a su esposa Begoña Gómez, obviando que dicha empresa es
beneficiaria de subvenciones del gobierno y aunque no lo fuera, la esposa se
debería de abstener de cualquier actividad privada mientras ostente el cargo
que tiene, más si en su anterior trabajo pidió la excedencia ante su nueva
situación de esposa del presidente accidental del gobierno.
Begoña Gómez, esposa de Pedro Sanchez |
Podíamos seguir con más cuestiones como el intento de
puentear al Senado para determinar el techo de gasto, entregar RTVE a Podemos y
represaliar a todo aquel que no comulga con sus ideas, utilizar un avión
oficial para ir a un concierto con la excusa de una rápida visita al presidente
de la Comunidad Valenciana o hincharse a langostinos (más de 50 kg .) para agasajar a
Merkel en Doñana.
O la más reciente medida sensacionalista de exhumar los
restos de Franco que llevan casi 43 años en Cuelgamuros, volviendo así a
renovar con más ahinco el enfrentamiento entre españoles partidarios y no
partidarios de Franco. Algo innecesario, que solo puede obedecer a la idea de
plantear conflictos y olvidarse de lo que realmente necesitamos los españoles:
Trabajo, Paz e Ilusión.
Toda una serie de despropósitos que se contradicen con
tantas y tantas declaraciones que hacía desde la oposición.
En fin, otra decepción más.
Así no, Pedro, no.
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